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Orlando Fresedo, el poeta de las golondrinas

En marzo se cumplirán 60 años del fallecimiento de este poeta salvadoreño, cuya obra aún permanece dispersa, a la espera de un libro que la reúna y unifique.

Por Carlos Cañas Dinarte | Feb 22, 2025- 06:00

La vida literaria de Orlando Fresedo transcurrió en la San Salvador de las décadas de 1940 a 1960.
La vida literaria de Orlando Fresedo transcurrió en la San Salvador de las décadas de 1940 a 1960.

Orlando Fresedo fue el nombre literario de Orlando Aníbal Bolaños López, nacido en el barrio de Concepción (San Salvador), a las 19:30 horas del domingo 30 de agosto de 1931. Fue nieto del general Bernardo López e hijo de la campesina Amalia López y del capitán Regino Bolaños Córdova (1905-1959), uno de los militares que el miércoles 2 de diciembre de 1931 derrocaron al Ing. Arturo Araujo.

Ocho años después de su nacimiento como hijo ilegítimo, su padre y madre contrajeron matrimonio civil en Mejicanos y le cambiaron su condición legal. Su apellido literario lo tomó de Osvaldo Fresedo (1897-1984), músico, compositor, director, bandoneísta y arreglista argentino.

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En 1944, comenzó a publicar en las secciones literarias de los principales diarios salvadoreños. Dentro del bachillerato en Ciencias y Letras del colegio capitalino Francisco Gavidia, fue discípulo del periodista, cuentista y docente José Jorge Laínez (1913-1962), al igual que compañero de estudios del poeta y periodista Waldo Chávez Velasco (1932-2005), del poeta, narrador y promotor cultural Eugenio Martínez Orantes (1932-2005) y del abogado e historiador Dr. José Enrique Silva (1930-2010).

El durísimo editorial que le dirigió el joven periodista Jorge Pinto Meardi.
El durísimo editorial que le dirigió el joven periodista Jorge Pinto Meardi.

Entre 1947 y 1949, fue integrante del Cenáculo de Iniciación Literaria, de la Escuela Normal de Maestras España, así como colaborador literario de la revista Perfiles (Escuela Normal Alberto Masferrer), Vanguardia (Colegio García Flamenco) y Alma joven (Colegio Francisco Gavidia).

En colaboración con Chávez Velasco, Martínez Orantes y José Luis Urrutia, escribió y publicó Bomba hidrógena (San Salvador, 1950), una recopilación de poemas titulada por el propio Fresedo, impresa en un feo folleto de color café y papel de ínfima calidad.

Cuando aún era estudiante de bachillerato, abandonó la casa paterna, por serias diferencias y disputas habidas entre él y su progenitor por su creciente alcoholismo juvenil.

Redactor de revistas literarias en medios impresos y radiofónicos de San Salvador, en 1951 dio a prensas su primer poemario individual, Signo entre climas, consistente en trece sonetos, impresos en un folleto de 28 páginas, con una carta-prólogo de José Jorge Laínez. Los folletos lograron rápida venta de persona a persona, al ser ofrecidos por el poeta entre sus amigos.

En la tarde del viernes 14 de marzo de 1952, medio centenar de intelectuales jóvenes del país se reunió en la casa capitalina del poeta y diputado Serafín Quiteño, con el fin de discutir la situación política contraria a las acciones gubernamentales dirigidas por el presidente Óscar Osorio y declararse militantes activos a favor de la revolución salvadoreña iniciada el 14 de diciembre de 1948. Así surgió la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios –después Sociedad de Artistas y Escritores Jóvenes de El Salvador (SAEJES)-, en cuya junta directiva provisional fue vocal.

Se dedicó a algunas labores publicitarias y periodísticas ocasionales en diversos medios, en especial en la revista juvenil Gráfico colegial (San Salvador, octubre de 1952. Este periódico de combate –que logró publicar cuatro números hasta abril de 1953-, divulgado en tirajes de doce mil ejemplares, fue fundado por varios estudiantes del jesuita Externado de San José, entre quienes se destacaba Jorge Pinto Meardi, mejor conocido como Jorge Pinto h.

A partir de abril de 1953, con varios de sus antiguos compañeros del desaparecido Cenáculo de Iniciación Literaria formaron al Grupo Octubre, llamado así en homenaje a las revoluciones bolchevique y guatemalteca de 1917 y 1944, con el que logró publicar cuatro números de su papel-poesía Octubre (San Salvador, nos. 1 y 2, agosto y septiembre de 1953), dirigido por Julio Ernesto Contreras. El primer número fue patrocinado por la Embajada de Argentina en El Salvador, pero los otros tres contaron con el mecenas nacional José María Villafañe. Esa nueva asociación intelectual fue la base para la Generación Comprometida.

Al final de mayo de 1953, un joven poeta armado con "un cuchillo de partir bocas" intentó atentar contra el literato y abogado Dr. Oswaldo Escobar Velado en su despacho privado, pero fue desarmado en el acto. Ese frustrado homicida fue Orlando Fresedo y que la filosa arma, untada con aguacate, la había tomado de la cocina de Camilo Minero (1917-2005), el artista plástico que le hiciera la portada de su nuevo poemario Bahía sonora (San Salvador, Imprenta Continental-Tipografía Cisneros, 1953, 37 págs.).

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En 1954 , con su cuento Barbasco obtuvo el primer premio del certamen de narrativa breve organizado por la editorial Diana, con sede en la ciudad de México. El galardón consistió en 800 pesos mexicanos, diploma de honor y la divulgación del trabajo ganador en revistas y diarios de esa megaurbe norteamericana. Para entonces, tenía inéditos su primera novela La barricada y un nuevo libro poético, Proa del aire. Entre julio y septiembre de ese año estuvo becado en varias ciudades españolas, como Madrid y Santander.

A inicios de febrero de 1955, firmó un manifiesto público del Grupo Octubre, dirigido al presidente Osorio y a diversos ministros, para apoyar la iniciativa de que la Dirección General de Bellas Artes pasara a ocupar el Teatro Nacional de San Salvador.

Con el paso el tiempo, su alcoholismo le provocó muchos inconvenientes y deudas. El domingo 1 de mayo de 1955, Fresedo publicó un anuncio pagado dentro de las páginas sociales de La Prensa Gráfica, en el que se agenció la autoría de los editoriales publicados por Pinto Meardi en el diario El independiente. El joven millonario lo atacó con dureza al día siguiente, con el editorial Fresedo se fue por comunista y estafador.

Colaborador de las páginas editoriales de El Diario de Hoy (1956-1965), allí dio a conocer muchos de sus poemas y artículos, al igual que escritos poéticos dedicados a la niñez local, los que lo convirtieron en uno de los pioneros de la literatura infantil salvadoreña, para la que escribió su poemario aún inédito Cajita de música (1960). El periodista Napoleón Viera Altamirano y su esposa Mercedes Madriz de Altamirano le guardaban aprecio y le daban pequeñas ayudas económicas, pese a que el escritor no entregaba a tiempo sus ocasionales colaboraciones convenidas o, mal oliente y beodo, improvisaba versos en alguna máquina de escribir de la redacción.

Dibujo alegórico con el rostro de Fresedo, hecho en 1953.
Dibujo alegórico con el rostro de Fresedo, hecho en 1953.

En los meses finales de 1956, se marchó hacia Puerto Barrios, en Guatemala, donde entabló amistad con el poeta, abogado y periodista cubano Nicolás Guillén (Camagüey, 1902-1989). Gracias al mecenazgo del abogado Dr. Ricardo Gallardo, el grupo literario Nuevos Horizontes le dio a conocer su poemario Septiembre entre rosas, en el que Fresedo reunió sus poemas escritos en los dos últimos años. La edición de esa plaquette fue ilustrada con cinco dibujos de su amigo Camilo Minero y una viñeta del dibujante venezolano Virgilio Trompiz.

Debido a las deudas generadas por su vida cada vez más disoluta, entre marzo y mayo de 1957 permaneció detenido durante varias semanas en las cárceles públicas de las localidades guatemaltecas de Ciudad Barrios, Jutiapa y Retalhuleu. Desde allá, le envió un telegrama a Roque Dalton García para notificarle que se encontraba enfermo. Gracias a las gestiones emprendidas por Claudia Lars e Ítalo López Vallecillos ante el mandatario salvadoreño José María Lemus, se logró que el gobernante proporcionara 150 dólares, para que se cancelaran sus deudas, fuera liberado de la prisión y se le pagara el pasaje para su repatriación.

Entre 1956 y 1957, incurrió en presentar varios textos plagiados a concursos literarios nacionales, para lo que fue inducido por jóvenes poetas que pretendían darle recursos económicos "fáciles" para continuar sus vicios y juergas, incrementadas con el uso de barbitúricos de fácil adquisición en las farmacias capitalinas.

Partida de nacimiento de escritor.
Partida de nacimiento de escritor.
Partida de defunción del poeta.
Partida de defunción del poeta.

Entre 1958 y 1960 fue jefe de publicidad de la destilería capitalina de Guillermo "Kid" Meléndez Blanco, donde se fabricaba el aguardiente Muñeco. Con ayuda de utilería y mucha creatividad, esos anuncios eran presentados en vivo por el propio Fresedo ante la teleaudiencia del primer canal 6 YSEB.

Pese a los varios incidentes lamentables en los que se vio envuelto, es de justicia señalar que Fresedo fue un destacado sonetista y que sus versos fueron bastante populares en su época, lo que le permitió vender de mano en mano las reducidas ediciones de sus opúsculos poéticos, que fueron bien comentadas en los ámbitos local e internacional por escritores como Oswaldo Escobar Velado, Claudia Lars, Juan Felipe Toruño, Manuel Scorza y César Dávila Andrade, aunque han sido injustamente olvidadas a la hora de elaborar la mayoría de las antologías poéticas salvadoreñas.

Durante los meses anteriores a su fallecimiento, se desempeñó como redactor de la revista De verde (1962-1968), publicada por la Policía de Hacienda, cuerpo de seguridad que fue disuelto en 1992, en cumplimiento de los Acuerdos de Paz suscritos en enero de ese año por el gobierno salvadoreño y la comandancia guerrillera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Agravado en su vicio, sus riñones comenzaron a fallarle, por lo que su rostro, vientre y piernas se inflamaron y tuvo que ser recluido en el Hospital Rosales. Una vez fuera, reincidió y llegó hasta pedir dinero en las calles de San Salvador, en compañía de un amigo, con quien residía en un cuartucho de hospedaje del Paseo Independencia. Allí falleció, a las 15:00 horas del jueves 18 de marzo de 1965. Las autoridades judiciales reconocieron su cadáver a las mismas horas en que miles de sus admiradas golondrinas solían asentarse en los cables eléctricos del centro capitalino.

Acompañado por Serafín Quiteño, Pancho Lara, Martínez Orantes y unos cuantos poetas y amigos más, fue sepultado al día siguiente, bajo una pertinaz lluvia y en una sencilla fosa de la Sección de Hombres Ilustres del Cementerio General de San Salvador, colindante con el sector de pobres conocido como Cementerio La Bermeja.

Al mes siguiente de su muerte, el dueño de Ediciones Continental, Fernando Ortiz Alemán, decidió reeditar Bahía sonora, para reunir fondos y edificar un mausoleo para Fresedo. Ese generoso proyecto no fue acogido con el entusiasmo social esperado por su promotor y la tumba sigue en su humilde estado de siempre.

En la actualidad, un centro educativo en Ayutuxtepeque ostenta su nombre.

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