Por años, el nombre de Negra Álvarez ha estado ligado al arte salvadoreño con una fuerza inquebrantable, tallando con su obra un espacio propio en la historia cultural del país. Pero pocos sabían que la reconocida escultora sostuvo una conexión especial con uno de los gigantes de la literatura latinoamericana: Mario Vargas Llosa.
Con la reciente noticia del fallecimiento del Nobel peruano, salió a la luz una faceta poco conocida de su paso por El Salvador. En 1994, Vargas Llosa escribió de su puño y letra una dedicatoria a la artista que comenzaba con una frase poderosa: “Las manos mágicas de la Negra Álvarez…”. Esta expresión no solo reconocía su talento, sino también sellaba un encuentro que quedaría grabado en la memoria de la escultora y en las páginas del arte salvadoreño.
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Negra recuerda con claridad cómo se dio este vínculo inesperado. Durante los años 90, Mario Vargas Llosa fue invitado a una serie de conferencias en El Salvador organizadas por el Patronato Pro Cultura. En una de esas visitas, una cena en el lago de Coatepeque se volvió el punto de inflexión. Ella no asistió, pero dos de sus esculturas sí estaban ahí. La luz se fue, y las velas iluminaron las imponentes figuras femeninas esculpidas por Álvarez, creando un ambiente casi místico. Vargas Llosa, impactado por la belleza y fuerza simbólica de las obras, preguntó quién era la autora.
Al día siguiente, impulsado por la curiosidad artística, visitó el estudio de Negra. Fascinado por su trabajo, estableció una conexión que se volvió aún más significativa cuando la escultora, en un gesto osado y humilde, le pidió una frase para un libro en el que trabajaba: “Negra Álvarez y el Espíritu de la Materia”. La sorpresa fue que, en lugar de unas simples palabras, recibió un texto completo firmado por él, entregado justo antes de que el escritor partiera del país, el 15 de marzo de 1994.
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La admiración fue mutua. El Patronato decidió obsequiarle una escultura de la artista, una pieza poética que, según supo luego Álvarez, estaba exhibida en la biblioteca personal del escritor.
Años más tarde, en 1998, Patricia, esposa del escritor, le escribió una carta a raíz de un artículo de Vargas Llosa publicado por El Diario de Hoy sobre el arte contemporáneo de la época, el cual fue muy controversial.
“Dice (Mario) que espera volver un día a San Salvador y tener una conversación larga sobre este tema (el artículo)”. El mensaje cerraba con un detalle conmovedor en el que le aseguraba que esculturas estaban presentes tanto en Lima como en Londres.
Más allá de los gestos públicos, lo que quedó entre ellos fue una relación sencilla pero profunda.
Hoy, tras la partida del autor de “La ciudad y los perros”, resuena con más fuerza el testimonio de una escultora salvadoreña que lo impresionó con su arte, sin buscarlo, sin planearlo. Porque a veces, como dice la misma Negra, estar “en el lugar y momento apropiado” es suficiente para que la magia del arte conecte mundos aparentemente lejanos. Y en este caso, conectó las letras de un Nobel con las manos de una artista salvadoreña.
Elogio a la creación de la Negra Álvarez
“Las manos de mágicas de la Negra Álvarez animan y humanizan la madera, convirtiendo lo que fue un árbol en tótem, rito, sueño, ficción. Su arte es delicado y misterioso y subterráneamente religioso. Las figuras que asoman en sus maderas no parecen pintadas sino excavadas, desenterradas de unas profundidades recónditas donde vivieron siglos, esperando aquella hechicería que las sacaría a la superficie de la vida. Talvez por eso, pese a su modernidad, las esculturas de la Negra Álvarez parecen continuar una tradición cuyas raíces se hunden en el pasado histórico y en las leyendas y mitos originales de América Latina.”
Mario Vargas Llosa
San Salvador, 15 de mayo de 1994.
Carta de agradecimiento
Berlín, 9/ 2 / 98
Querida Negra,
En nombre de Mario, mil gracias por tu fax del 8 de enero.
Te lo agradece muy especialmente, pues creo que nunca un artículo suyo ha provocado tanta controversia y tanto ataque.
Dice que espera volver un día a San Salvador y tener una conversación larga sobre este tema.
Está enloquecido de trabajo, pero me pidió que no dejara de ponerte unas líneas.
Siempre tenemos presenta a los buenos amigos de El salvador. Y a ti, muy particularmente en Lima y Londres con tus esculturas.
Recibe un fuerte abrazo de parte de Mario y otro mío. Estamos en Berlín por tres meses.
Patricia.