No cabe duda que cultivar el teatro y la danza desde temprana edad despierta todo un mundo de magia y emotividad. Por ello, estas expresiones artísticas son consideradas de las mejores formas de expresarse, divertirse y desarrollarse en la niñez.
Especialistas aseguran, además, que mejoran habilidades como el lenguaje, la comprensión y la conversación. Es bajo este contexto que dos profesionales de la educación en el municipio de Mejicanos desean transportar a estudiantes de parvularia a un espacio donde la imaginación no tiene límites.
Zafiro del Mar Machado es de nacionalidad venezolana, profesora en Educación Integral, máster en Gerencia Educativa y doctora en Ciencias de la Educación. Vive en El Salvador desde hace un año aproximadamente y junto al profesor Alex Hernández, de 54 años, han creado grupos de danza folclórica, música y teatro conformados por menores entre 5 y 6 años.
Su programa lo han iniciado en el centro escolar Profesora Rafaela Adelina Figueroa de Pacheco, ubicado en la urbanización Dolores. Desde mayo, los niños y niñas se han presentado en varios eventos con la obra “La Ratoncita Presumida”, una fábula basada en valores y la erradicación de estereotipos.
Durante las fiestas patronales de Mejicanos, el grupo de teatro de la escuela Pacheco fue invitado a presentarse en un evento de la alcaldía. También han participado en actos de otras instituciones educativas, como el Kínder Pasitos, entre otros a los que han sido convocados.
Para el cierre del mes cívico, los niños y niñas presentaron un festival musical en el centro escolar Pacheco en el que también bailaron populares temas como el Sombrero Azul, El Torito Pinto, y El Carbonero.
“En Venezuela se trabaja mucho el arte con los niños, la cultura, la danza, el teatro, la música. Tengo varios años trabajando con niños desde preescolar, ver que un niño a esta edad logre memorizar un parlamento corto y que logre actuar es una experiencia muy enriquecedora, y los beneficios que esto les da aún más”, explica Zafiro.
“El teatro como todas las artes debe ser un medio para educar y para enseñar. En junio celebramos el mes del medio ambiente, sabemos también de la crisis ambiental que estamos atravesando y que hay que educar en valores sobre este tema, entonces pensé en la fábula de la ‘Ratoncita Presumida’ que habla del valor y la importancia que tenemos todos los seres, la naturaleza, y el medio ambiente”, añade la maestra quien además se desempeña como asesora ad honórem de tesis en la Universidad de El Salvador.
En el programa que dio inició este año, los infantes que desde antes venían preparándose en el canto junto al profesor Hernández, empezaron a desarrollarse también en la danza. Luego fueron adentrándose en lo que Zafiro define como “teatro creativo”, en el que parte del diálogo lo van desarrollando ellos mismos, y desde su creatividad imaginan y realizan su personaje.
“Ese teatro es capaz de generar cambios y transformación, estimula el lenguaje, la imaginación, el pensamiento, trabaja con el miedo escénico, la actitud ante diversas situaciones, el valor; porque el arte abre esa posibilidad de ver desde otra perspectiva las circunstancias”, apunta.
Nubia Gladys Calix, directora de la escuela Pacheco, explica que a través de la danza, el canto y la actuación, los niños de la institución han mostrado grandes avances tanto académicos como en habilidades.
“Recordemos que después de la pandemia muchos de nuestros niños han regresado a la escuela con problemas de lenguaje. Hemos buscado mecanismos para volver a desarrollar estas habilidades en ellos”, explica.
El profesor Hernández, por su parte, resalta el potencial y capacidad que tienen los niños para aprender, y lamenta que en nuestro país no se tengan los espacios necesarios para desarrollar adecuadamente esas capacidades.
“La música además de que transforma, sensibiliza y con esto (programa de arte, cultura y música) lo que buscamos también es que los niños vayan enamorándose del arte, y que conozcan nuestra cultura”, puntualiza.
El centro escolar Profesora Rafaela Adelina Figueroa de Pacheco recibe estudiantes desde la primera infancia, en círculos de familia, hasta primer grado.
