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Lauri García Dueñas: la poeta de los sentipensares de las mujeres y las niñas

Lauri Cristina García Dueñas lanzó recientemente su poemario "Humana", gracias a que se agenció el tercer premio de poesía "Alfonso Kijadurías", en 2024. Este hito coincidió con el 20° aniversario de su primera publicación en 2005: "La primavera se amotina".

Por Menly González | Feb 19, 2025- 19:20

Lauri García Dueñas ha poblicado 9 poemarios, ademas de libros de investigación, novelas y obras teatrales.
Proyectos alternos de su trabajo periodístico y docente.
Foto EDH/ Menly González
Lauri García Dueñas ha poblicado 9 poemarios, ademas de libros de investigación, novelas y obras teatrales. Proyectos alternos de su trabajo periodístico y docente. Foto EDH/ Menly González

A sus 45 años, se considera mujer originaria del sur global, de clase trabajadora, racializada, madre autónoma, artista feminista decolonial y antirracista; ella escribe porque así lo decretó desde niña, a los 8 años, luego de ser inspirada por Claudia Lars y su libro "Tierra de Infancia".

"Fue uno de los primeros libros que leí, que me marcó a tal punto que yo, cuando me hacían la típica pregunta de '¿qué vas a ser cuando seas grande?', decía poeta", recordó.

Aunque la salvadoreña celebra 20 años del lanzamiento de su ópera prima, sus primeros escritos los hizo a los 13. "Desde entonces, no he dejado de escribir lo que pienso, lo que siento, lo que me atraviesa, lo que me atormenta… escribo porque siento que no puedo dejar de hacerlo". A la fecha, acumula 9 poemarios más, además de libros de investigación, obras de teatro y novelas.

Para ella, escribir es un compromiso que ha decidido cumplir hasta que deje de respirar: "la poesía me lo ha dado todo, quien me ha agarrado de la mano y me sacó de los pantanos, del sique de las situaciones de la vida que he atravesado, por eso le he dado todo; ha sido de mis relaciones más recíprocas y de las más fructíferas, es un privilegio dedicarse a lo que más se ama".

Lauri define su estilo de escritura desde el "sentipensar" de las mujeres y niñas, desde el feminismo que afirma le llegó de manera tardía —al ser madre—, para hablar de la violencia estructural y personal que vivió, abordar los trabajos domésticos, la esclavitud, los no remunerados y la violencia.

"Las mujeres somos la mayoría de la sociedad del mundo, pero nos han convencido de que somos una minoría. Aún no entiendo cómo siendo mayoría no somos las que tenemos el poder económico, político; no diseñamos políticas públicas. Hay una gran estafa en la sociedad, incluso en el arte, porque aún hay algunos espacios en donde hay mucho machismo y misoginia", reflexiona.

Desde ahí, la poeta destaca que es importante que existan escritoras que se involucren en la construcción de la identidad salvadoreña. "Alzar la voz de todo lo que pasa cuando se cierra la puerta y hay que lavar la ropa, lavar los platos, atender a los niños, entre otros temas por los que las mujeres atraviesan, en los contextos que viven; es una forma de aportar. Hablar de la vida doméstica de las mujeres no es un tema artístico de carácter menor, hay que ponerlo en la palestra".

Aunque es sincera, y expresa que no pretende hablar por todas las mujeres, explica que "cada una tiene una voz particular para decir sus verdades"; pero al mismo tiempo, reconoce que sus lectoras conectan con sus sentires y reflexiones inpirados en sus experiencias y en las de otras personas, "de repente nos empezamos a parecer".

Lauri recibió un reconocimiento como la ganadora de la tercera edición del premio de poesía Alfonso Kijadurías, de la mano del periodista y poeta William Alfaro. Foto EDH/ Menly Gonzalez

"Entre las feministas, yo soy la primera que se pone el pañuelo verde"

La compatriota se considera una activista de los cuidados, para los que desde su trinchera ejerce un trabajo político, visibilizando lo difícil que es maternar en el sur global: "El mundo ya no puede seguir tratando así (minimizando, maltratando y excluyendo) a las mujeres que cuidamos", dice refiriéndose al Estado, los gobiernos, la familia, los grupos de amistades y la sociedad en general.

García Dueñas es madre de dos niños, una experiencia que, afirma, la ha llevado a reflexionar que la maternidad es una colisión absoluta. "Para las feministas que defendemos los derechos sexuales y reproductivos es bien importante la decisión de no maternar"; al mismo tiempo, los feminismos nos dan también la fuerza de defender los derechos de las que decidimos contra todo pronóstico ser mamá, en una sociedad que no nos proporciona las condiciones humanas para ejercerla dignamente".

La escritora —que abrió más que sus saberes y sus sentires para esta entrevista— confesó que la maternidad la afectó: "… no es porque los niños sean difíciles, porque no lo son, los niños son las mejores criaturas del mundo, pero todo lo que está alrededor de la maternidad es difícil… algo que es normal para una mujer sin hijos no es normal para mí", dijo, explicando que las mujeres se convierten en cuidadoras sempiternas, en donde según ella peligra mucho la mujer detrás de la madre y la artista detrás de la mujer.

"Seguir siendo mujer después de convertirte en madre y seguir siendo artista después de que sos madre es ir contra la corriente", afirma. "Si queda un suspiro para seguir siendo artista es que somos unas tercas, estamos haciendo algo en contra de un sistema que nos tiene esclavas todos los días", añade.

"En la radicalidad de la palabra y la escritura debemos tomar en cuenta el porcentaje de los y las salvadoreños que no pueden leer".

Al hablar de los retos a los que se enfrenta, la escritora plantea que El Salvador es un terreno complicado, especialmente en el rubro del arte, en donde no hay beneficios, privilegios, ni estabilidad, pues vivir únicamente del arte es una utopía por la que muchos viven luchando y mueren en el intento.

Lauri señala que es latente el analfabetismo en la sociedad salvadoreña. "Es complicado llamarse escritora en un país que celebra y fomenta la deserción escolar y el analfabetismo en un nivel que aún hay gente que no sabe que ahí dice café", aseguró.

"En esta radicalidad de la palabra y de la escritura tenemos que voltear a ver qué porcentaje de las y los salvadoreños no pueden leer; eso es un arrebato, es un oprobio, es un abuso que te cierra todas las puertas", señala la escritora.

Lauri, quien también ha sido maestra de educación superior y ofrece talleres de escritura creativa, acotó que también existe un problema de lectura comprensiva entre profesionales. "Ahí tenemos que meter el dedo como artistas y darnos cuenta de que nos han robado la lectura comprensiva".

Por lo que desde esta realidad donde no hay una industria creativa ni hay formas materiales para el sostén de una mujer artista, se fortalece su activismo por las mujeres que no saben leer y escribir.

García Dueñas sueña con implementar un proyecto para ofrecer talleres de escritura creativa y también de alfabetización. "Más gente que sabemos leer y escribir deberíamos crear un proyecto de voluntariado de alfabetización", dijo.

"Seguí leyendo cuando nadie quiere leer"

Lauri nació justo en el año que empezó la guerra civil en El Salvador, 1980; creció en ese entorno social violento en donde poco o nada se hablaba de la educación, sueños y mucho menos de la importancia de leer.

Recuerda que de niña, cuando estaba en primaria, se peleaba por ir a la biblioteca cuando nadie se peleaba por ir, por lo que afirma que si pudiera hablar con la Lauri niña le dijera que "siguiera leyendo aunque nadie quiera leer, también le diría que el dolor no va a ser permanente, que va a estudiar y que va a viajar por África, Europa y muchas partes del mundo representando a El Salvador".

A las niñas y mujeres que están soñando con ser escritoras, les aconseja que busquen a sus predecesoras, "he tenido grandes maestros, pero muchas de las mujeres que me antecedieron en este mundo de la escritura me han enseñado a cómo estar vivas en este mundo violento, como Rosa Nissan y María Guerra; me enseñaron que se podía seguir siendo escritoras, así como ellas; nosotras les enseñaremos a sobrevivir en el necro capitalismo".

Además de Claudia Lars —a quien señala como la escritora que "me marcó así como el hierro candente en el flanco de una bestia salvaje"—, otras plumas que influyeron en ella son las de Roque Dalton Liliam Jiménez, Lilian Serpas, Silvia Matus, Silvia Elena Regalado, Elena Salamanca, Tania Pleitez Vela, MirosLava Rosales, sus contemporáneas Susana Reyes, Claudia Hándal, Carmen González Huguet, Carmen Álvarez y Ana María NaFría. A esta última la considera clave en su determinación para llamarse escritora "me amuebló el cerebro y la mano".

Sus libros pueden adquirirse en la librería de la UCA. También los vende en sus redes sociales y eventos literarios, y hay ejemplares en las bibliotecas.

El poemario "Humana" posee 24 textos basados en las experiencias y sentires de Lauri. Foto EDH/ Menly Gonzalez

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