En la pintoresca población de Suchitoto, departamento de Cuscatlán, Ernesto Eduardo Rivera Flamenco, de 16 años, ha sorprendido con su habilidad única para crear impresionantes réplicas de automóviles clásicos, tanques y aviones a escala, utilizando cartón como materia prima.
Este adolescente, cuyo nombre se ha vuelto conocido entre sus paisanos, no solo destaca por su destreza manual, sino también por ser un ejemplo de superación y talento, ya que es un joven con capacidades especiales, las cuales no han sido un impedimento para desarrollar su creatividad.
Fue hace varios meses que el joven mostró un interés inusual por la creación de vehículos de cartón. Siguiendo el ejemplo de su primo Fredy, Ernesto comenzó a dar rienda suelta a su ingenio y destreza. Y desde entonces no ha parado de crear estos peculiares juguetes artesanales.
El proceso de elaboración es sencillo. Lo primero que hace es recolectar las cajas de cartón que le regalan en un supermercado de su localidad, después busca en internet un diseño que sea de su agrado para luego meterse de lleno a la fabricación. Utilizando reglas, lápices, cuchillas, pistola de silicón, pinturas y pinceles, entre otros objetos, el adolescente comienza a darle forma a cada una de las piezas que al final formarán el juguete. El resultado de todo ese esfuerzo y dedicación es increíble.
Y es que, lo que otros podrían considerar un desperdicio e incluso basura, él lo transforma en auténticas artesanías.
Su capacidad para reproducir con precisión los detalles más pequeños de cada vehículo ha dejado a muchos asombrados, ya que logra capturar la esencia y la estructura de cada pieza que construye.
Proceso creativo fascinante
Sus creaciones van desde pequeños autos clásicos hasta elaboradas tanquetas y portaviones a escala, todos con un nivel de detalle que parece increíble, considerando el material con el que trabaja.
"Mi carro preferido es el Ford 1932", expresó el joven estudiante de sexto grado del Centro Escolar "Isaac Ruiz Araujo".
Ernesto dedica días e incluso semanas a cada proyecto, siempre atento a los pormenores y perfeccionando cada línea y curva.
"Hago dos carros al mes. Después de la escuela trabajo dos horas en mi casa", señaló Ernesto, un joven corpulento, de tez morena y de mirada profunda y serena.
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A pesar de las limitaciones que pudiera tener, el muchacho ha encontrado en esta actividad una manera de expresarse y compartir su talento.
"Al principio me costaba, pero con el tiempo fui aprendiendo, ahora ya no me cuesta", comentó.
La comunidad de Suchitoto ha jugado un papel importante en el desarrollo del joven. Por ejemplo, la Casa Clementina, dirigida por la cineasta salvadoreña Paula Heredia, le ha brindado un espacio para que exponga y venda sus diversos productos.
Un ejemplo de superación
Lo más admirable de la historia de Ernesto es su capacidad para superar las barreras que su condición le podría imponer.
A pesar de sus dificultades ha encontrado en la creación de vehículos a escala una forma de canalizar su energía y emociones.
Quienes lo conocen lo describen como un joven enfocado y determinado, cualidades que han sido fundamentales para perfeccionar su técnica.
A pesar de algunos inconvenientes, su familia ha sido un pilar de apoyo constante. Han visto cómo su pasión por la creación de estos juguetes lo ha ayudado a mejorar sus habilidades de comunicación y socialización.