Nacido en Santa Lucía Zacatecoluca, en la Intendencia de San Salvador del Reino de Guatemala, el 27 de septiembre de 1796, en el hogar del criollo Esteban Gabriel de Villacorta y Barahona (abril de 1746-¿?) y su prima María Ignacia de Cañas y Villacorta (mayo de 1765-¿?), sobrina del presbítero e independentista Dr. José Simeón Cañas y Villacorta, rector varias veces de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo en la Nueva Guatemala de la Asunción.
Tras educarse en una escuela privada de su localidad natal, pasó a la Nueva Guatemala de la Asunción, capital del Reino de Guatemala, donde se graduó como bachiller el Filosofía el 7 de mayo de 1816. Cuatro años más tarde, obtuvo la licenciatura en Jurisprudencia en la universidad carolingia y se convirtió en abogado y notario de la Real Audiencia, una de las tres estructuras componentes del Reino.
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Luego de los sucesos independentistas del Reino contra España y México (1811-1823), el Lic. Villacorta y Cañas se afilió al partido conservador (moderado o cachureco, como lo llamaban sus opositores liberales, fiebres o coquimbos). Fue electo como uno de los cuatro diputados por San Salvador para la primera Asamblea Constituyente del protoestado establecido en la Provincia de San Salvador dentro de la Unión de Provincias del Centro de América, cuya existencia legal fue decretada en la ciudad de Guatemala, el 1 de julio de 1823.
Tras desarrollar los comicios -en los que no tomaron parte mujeres, indígenas ni esclavos afrodescendientes-, se procedió a la instalación de ese cuerpo deliberante a partir del viernes 5 de marzo de 1824, con 15 diputados de la Intendencia de San Salvador y 3 de la Alcaldía Mayor de Sonsonate, según decreto comunicado por los diputados secretarios Ramón Meléndez y Carlos Antonio Meany. Su solemne instalación pública tuvo lugar hasta el domingo 14, cuando fueron celebrados actos religiosos y civiles en la Iglesia Parroquial de San Salvador (hoy templo del Rosario, en la parte oriental de la plaza Libertad) y en la sede del Congreso, situada en la amplia manzana del antiguo convento y templo de San Francisco, predio ocupado en la actualidad por el Mercado Municipal de Artesanías o Excuartel.
Entre esos constituyentes figuraban Manuel Romero -diputado por Sonsonate-, Sixto Pineda -diputado por San Miguel-, Hermenegildo Gutiérrez -por Gotera-, Mariano Fagoaga -por Sonsonate-, Miguel José de Castro y Lara de Mogrovejo -por Zacatecoluca-, Joaquín de San Martín y Ulloa -diputado por Tejutla y Chalatenango-, Pablo María Sagastume -diputado por Sonsonate-, Benito González Martínez -por Chalatenango-, Bonifacio Paniagua -por Santa Ana-, Vicente Chávez -diputado por Cojutepeque-, Ramón Meléndez -diputado por San Salvador, José Manuel Guillén -por Metapán-, Atanacio Flores -por San Vicente-, Mateo Ibarra -por San Salvador-, Carlos Antonio Meany -diputado suplente por San Miguel-, José Mariano Calderón y San Martín -por San Salvador- y León Quinteros -diputado por San Vicente-.
El 21 de abril del mismo año, ese cuerpo colegiado eligió como primer Jefe del Estado salvadoreño al independentista Juan Manuel Rodríguez Delgado, hermano por rama paterna de José Matías. El Lic. Villacorta y Cañas no votó por él, sino que el suyo fue el único voto para el también diputado Mateo Ibarra.
El 8 de mayo de 1824, el Lic. Villacorta y Cañas mocionó para que la Asamblea Constituyente creara una Sala de Apelaciones, después Corte Superior de Justicia o Tribunal Supremo de Justicia y ahora Corte Suprema de Justicia. Con tres magistrados designados, así inició la historia judicial salvadoreña el 18 de ese mes y año. Ese nuevo cuerpo colegiado eligió como primer fiscal del Estado al Lic. Villacorta y Cañas, en su sesión plena del 24 de diciembre de 1824.
Esa entidad constituyente redactó, discutió, promulgó y sancionó la primera Carta Magna del país, cuyo borrador fue responsabilidad creativa del Lic. Villacorta y Cañas. Recibió el encargo el 21 de mayo y entregó el borrador del proyecto constitucional cuatro días más tarde. Esa primera Constitución dio vida legal al Estado de El Salvador, compuesto por la unión de los antiguos territorios de la Alcaldía Mayor de Sonsonate y la Intendencia de San Salvador. Esa primera Carta Magna salvadoreña fue emitida el 12 de junio y promulgada el 4 de julio de 1824.
Aparte de desarrollar esa primigenia Constitución del Estado, ese cuerpo colegiado también desarrolló funciones legislativas, antes de clausurar sus sesiones el 23 de noviembre de 1824. En ese tiempo, esa Asamblea promulgó la liberación de los esclavos y entregó el Obispado de San Salvador al presbítero y doctor José Matías Delgado y de León.
Las actas del segundo libro de sesiones del primer Congreso Constituyente del Estado, correspondientes a los meses de abril y mayo de 1824, se salvaron de las llamas que consumieron a los archivos nacionales contenidos dentro del primer Palacio Nacional de San Salvador (noviembre de 1889). Llegado el documento a manos del historiador español y sacerdote jesuita Dr. Santiago Malaina Ruiz (Miraveche, Burgos, 1884-San Salvador, 18.noviembre.1963), él realizó la trascripción paleográfica de dichas actas y las dio a conocer en la Revista del Departamento de Historia y Hemeroteca Nacional del Ministerio de Instrucción Pública (San Salvador, segunda época, año III, no. II, junio de 1940, páginas 107-185). Después, el cuaderno se perdió, aunque es muy probable que se encuentre entre los cientos de documentos sin clasificar en el archivo central del Arzobispado de San Salvador, donde reposa el resto de la documentación personal del padre Malaina Ruiz.
Gracias a información obtenida mediante el cotejo de fuentes secundarias, el autor de este artículo incorporó nuevos datos y precisiones al trabajo realizado por ese intelectual jesuita, ahora tan injustamente olvidado. Esa nueva versión del segundo libro de actas del primer Congreso Constituyente del Estado salvadoreño fue presentada a la sociedad salvadoreña en abril de 2006 y aún puede consultarse desde Google y otros buscadores de internet.
Tras cesar en su cargo fiscal en 1827, el Lic. Villacorta y Cañas pasó a ser consejero de Estado (1828-1829) y Vice-Jefe Político de El Salvador designado desde el 24 de agosto de 1829. Desde esa posición, asumió el ejercicio del Poder Ejecutivo del 16 al 25 de febrero de 1830 y del 1 al 4 de septiembre de ese mismo año. En ambas ocasiones brindó su total apoyo al general Francisco Morazán.
Contrajo nupcias con Francisca de la Cotera y Cañas (Zacatecoluca, 1811-Nueva San Salvador, 01.marzo.1884) y fueron padres de Mariano (1839-05.enero.1923), Carlos, Teresa, José Antonio (sacerdote y doctor en Derecho Canónigo, fallecido en San Salvador, el 20 de agosto de 1902) y Dolores (fallecida en la capital salvadoreña, el 6 de diciembre de 1927).
El 29 de marzo de 1832, fue uno de los altos funcionarios salvadoreños que, tras la derrota de San Salvador a manos de las fuerzas militares federales del general Morazán, fueron apresados y conducidos con grilIetes a la ciudad de Guatemala. Allá se radicó por varios años, en compañía de su familia.
Vuelto a San Salvador por poco tiempo, en 1835 fue diputado y presidente temporal de la legislatura ordinaria. El 13 de julio de 1840 fue parte de la terna de Designados a la Jefatura del estado salvadoreño. Tras el golpe dado por el general Francisco Malespín contra el coronel y doctor Antonio José Cañas, las dos Cámaras del Poder Legislativo ordenaron que el Lic. Villacorta y Cañas fuera el nuevo jefe de Estado, pero él declinó y retornó a la capital guatemalteca.
De vuelta en San Salvador, fue juez de Primera Instancia y catedrático de la Facultad de Cánones de la Universidad, cuyo claustro lo eligió vicerrector el 18 de enero de 1852, aunque se convirtió en rector efectivo cuando el Dr. Francisco Dueñas asumió la Presidencia de la República y abandonó el rectorado titular.
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de 1851 a 1858, fue uno de los vecinos fundadores de la ciudad de Nueva San Salvador (diciembre de 1854), donde estableció el Supremo Tribunal, en diciembre de 1856. Negado a trasladar ese poder estatal a Cojutepeque, el general liberal Gerardo Barrios Espinoza ordenó el establecimiento de una nueva Corte en esa otra ciudad y la prisión y conducción de los magistrados rebeldes, todo en franca violación de las leyes nacionales por entonces vigentes. Así, el Lic. Villacorta y Cañas junto con sus compañeros magistrados fueron destituidos de sus cargos y condenados a la muerte civil durante dos años consecutivos.
Aquejado por hidropesía, el Lic. Villacorta y Cañas falleció el lunes 11 de junio de 1860, en la ciudad de Nueva San Salvador (Santa Tecla desde el 1 de enero de 2004). Sus restos fueron sepultados en el templo de Nuestra Señora del Carmen (después convento de Belén), cuya portada -destruida por el terremoto volcánico del jueves 7 de junio de 1917, situada dentro del gimnasio del colegio femenino Belén- exhibe una placa conmemorativa, colocada en 1950 por la Academia Salvadoreña de la Historia.
Su pensión de 50 pesos mensuales, decretada el 20 de noviembre de 1858, pasó a manos de su viuda y sus hijos.