A las 06:00 horas del sábado 6 de mayo de 1922, el vapor Venezuela atracó en el muelle de La Libertad. Esa nave, de 3,448 toneladas y 106 tripulantes, pertenecía a los equipos navieros de la Pacific Mail Steamship Company y hacía varios días que había zarpado del puerto panameño de Balboa, con escala en Cristóbal, adonde embarcó un pasajero alemán. Así llegó el violinista, clarinetista, compositor y director Paul Müller a la República de El Salvador. En el registro aduanal correspondiente, reportado por el Diario Oficial, su apellido fue privado de la umlaut o diéresis labializada, equivalente al dígrafo ue.
Nacido un 8 de junio, en un año indeterminado de la década de 1880, Müller era subsargento mayor y maestro director graduado de la Academia de Música de Berlín, con diploma firmado por el director Dr. Kretz y Fritz Erich Koch (antes Cohn), jefe de la sección de composición de esa casa de estudios. Durante la primera década del siglo XX, Müller fue integrante del cuerpo de músicos del Tercer Regimiento de Granaderos Reina Elisabeth (König), perteneciente a la Luftwaffe o aviación alemana.
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Conocedor del castellano, el gobierno salvadoreño lo contactó mediante la “espontánea y desinteresada” gestión emprendida desde San Salvador por la casa comercial M. y R. Cohn. Inversionistas en la Compañía de Alumbrado Eléctrico de San Salvador (CAESS) desde su fundación, en 1890, los hermanos Maximilien y Richard Cohn y su almacén El Gallo de Oro eran los representantes nacionales de la firma aseguradora alemana Hanseatic Fire Insurance Company y desarrollaban negocios de exportaciones e importaciones con Alemania. Fue durante el viaje de Maximilien a territorio germánico que, por mediación de su pariente Koch/Cohn, se contactó con Müller, cuyo contrato inicial fue suscrito en Berlín por el cónsul general salvadoreño, pese a la “difícil situación económica” por la que atravesaban las finanzas nacionales en esos años.
En San Salvador, Müller se estableció en el número 16 de la segunda calle poniente, según la anterior nomenclatura de San Salvador, vigente hasta 1928. Asumió su cargo el martes 9 de mayo de 1922. Organizó una escuela de música para 17 estudiantes, que funcionó sin costo alguno para el gobierno, que ya subsidiaba la academia musical del violinista Francisco López N. También redactó un Reglamento para el régimen interior de la Banda, documento que fue recibido por el Ministerio de Guerra y Marina, a la que estaba adscrita la Banda, pero que no fue publicado en los medios oficiales en los siguientes cuatro años. Müller brindó su primer concierto con la Banda de los Supremos Poderes en el parque Bolívar (hoy Barrios) el 18 de mayo de 1922, con un repertorio compuesto por piezas de Grieg, Rubinstein y Strauss.
Tras varios meses de ensayos, el primer concierto sinfónico de la Banda de los Supremos Poderes tuvo lugar en el Teatro Colón (hoy edificio Colón), al costado oriental del ahora parque Barrios, la noche del 10 de noviembre de 1922, con interpretaciones de Beethoven, Mozart, Komzak, Wagner y Liszt.
A juicio de Adriana Lorena Quintanilla Melgar (tesis de maestría Agrupaciones y antecedentes de la Orquesta Sinfónica de El Salvador. Análisis del Repertorio musical 1895-1959, Universidad de Guanajuato, México, marzo de 2017), Müller “dio un giro de modernidad a la música salvadoreña (… y) significó innovación durante los eventos sociales y cívicos del gobierno; por lo tanto, durante los años de presidencia militar estos conjuntos fueron los encargados de los momentos de expresión artística; cabe señalar que desde la llegada de Paul Müller muchos de los integrantes de las bandas (…) también formaban parte de otras agrupaciones (…), ya que se les instruyó para que tocaran al menos dos instrumentos; uno de aliento y otro de cuerda”.
La innovación y modernidad de la Banda y su cuerpo orquestal también se plasmaron en las intenciones de Müller por actualizar los conjuntos de partituras de las bandas regimentales. En la primera quincena de abril de 1923, Müller sostuvo una reunión con su homólogo holandés José Kessels (Pieter Jozef “Jo” Frans Kessels Wetzels nació en Heerlen, el 31 de octubre de 1856 y falleció en Santa Ana, el 10 de febrero de 1928), quien era el director de la Banda Militar de Santa Ana y viajó a la capital salvadoreña para obtener apoyo para la reorganización de ese cuerpo musical del occidente nacional. El holandés retornó con planes y partituras de los más destacados músicos alemanes, obsequiadas por Müller.
Las ideas de Müller también incluyeron la confección de nuevos uniformes de gala, que fueron confiados a “los talleres de un competente maestro de sastrería de la capital” y no al Taller de Costura del Almacén del Ejército, como lo informó en su momento el ministro y abogado Dr. Pío Romero Bosque p. De acuerdo con el capítulo X, art. 67, del Reglamento de uniformes del ejército, emitido el 5 de abril de 1924, a Müller le correspondía usar un uniforme de gala, consistente en una levita de paño verde claro, traslapada, capones dorados y 14 botones en dos hileras al frente, un cuello de 4 cm de alto hecho de terciopelo negro, pantalón de paño negro y vivo rojo en la costura exterior, casco prusiano con penacho blanco, zapatos negros y guantes blancos. El uniforme de media gala sólo reemplazaba al casco por una gorra prusiana. Por su parte, los integrantes de la Banda y Cuerpo de Orquesta usaban uniformes de gala de paño azul, casco prusiano con penacho azul, guerreras de cuello recto y vivo rojo en la parte superior, de entre 4 y 6 cm de altura, según fuera la talla de la persona. Todos usaban pines con forma de lira.
Otro aspecto fundamental en la visión de Müller fue la de la actualización del instrumental musical. Bajo su dirección, el gobierno realizó en 1923 un pedido a casas proveedoras en Alemania, que “tardó en llegar al país, debido a la atención especial que se le prestó a su fabricación en cuanto a tono, calidad de materiales, etc.”, como lo dejó asentado el ministro Dr. Romero Bosque p. en su memoria anual, leída ante el cuerpo legislativo el 8 de marzo de 1924. Para entonces, el presupuesto ministerial ascendía a 2.5 millones de colones, de los que 60,362.25 colones estaban destinados a la Banda.
Müller compuso la marcha Quince de septiembre (San Salvador, 1923), interpretada en varias ocasiones por el cuerpo musical bajo su dirección. También dio clases privadas a estudiantes como las hermanas Mercedes y Marta Zepeda –hijas del odontólogo Dr. Carlos Zepeda-, quienes, por sus capacidades y dotes, le prestaron apoyo musical en algunos de los conciertos de la Banda y Orquesta.
El sábado 18 de octubre de 1924, Müller dirigió a la banda del Primer Regimiento de Infantería, de San Salvador. Al día siguiente, la unió con la de los Supremos Poderes en el concierto semanal en el parque Dueñas, ahora plaza Libertad. Hasta entonces, no puede hablarse del surgimiento de una Orquesta Sinfónica como tal, sino que la Banda se encontraba en plena transformación instrumental y de interpretación, por lo que la primera vez que se le cita así es cuando, junto con la pianista Angelita Peña García, ofreció un concierto en el Teatro Principal (después Lotería Nacional de Beneficencia, al norte de la plaza Morazán) en la noche del 20 de octubre de 1924, interpretó una serenata indígena y música con temas nacionales escrita por Miguel Pinto. Algunos de los músicos e instrumentos que participaron fueron Víctor Flores (violín), Ismael González (viola), Jacinto Colorado (violoncelo), Rafael A. Martínez (contrabajo), Celso Lagos (clarinete), V. R. Bejarano (fagot), Raúl Santamaría (corno), además de la intervención de María Mendoza de Baratta, José López, J. Chávez Rico, Francisco López N. y Natalia Ramos en el violín, violoncelo y pianos. El tercer concierto de esa naciente agrupación tuvo lugar el viernes 28 de diciembre de 1923, mientras que el cuarto se produjo siempre en el Teatro Colón, en la noche del miércoles 26 de noviembre de 1924. El quinto concierto se desarrolló en el mismo escenario, en horas nocturnas del miércoles 15 de abril de 1925.
El 11 de diciembre de 1924, Müller firmó contrato con el gobierno salvadoreño en representación de su compatriota Richard Hüttenrauch, un músico berlinés que fue requerido para que -durante cuatro años, con sueldos entre 200 y 250 dólares mensuales- fuera director de la Banda del Quinto Regimiento de Infantería, con sede en la ciudad de Santa Ana. Hüttenrauch llegó a El Salvador en junio de 1925. Su presentación ante los periódicos de la época fue realizada por Müller, quien lo acompañó a cada una de las visitas programadas. Para ese momento, las autoridades nacionales habían renovado el contrato de Müller por dos años más, aunque le incrementaron sus obligaciones al hacerlo inspector general de las bandas regimentales.
Con la Orquesta en “escala ascendente”, Müller solicitó permiso al Ministerio de Guerra y se ausentó a inicios de 1926. Hüttenrauch y el vicedirector Raúl Santamaría asumieron la dirección provisional de la Banda y Orquesta.
Radicado en Potsdam, Müller dirigió la orquesta del Café König, fundado en 1925 por el judío eslovaco József König (1864-1933), expropietario del Kerkau Palast (1910-1921). Ambos sitios fueron dos de los más destacados centros de promoción del ajedrez en aquella capital alemana de los “locos años veinte”.
Al jubilarse el director de orquesta Heinrich Dippel (1866-1933), Müller asumió la dirección orquestal del Segundo Batallón del Noveno Regimiento de Infantería (Potsdam, 1932-30.enero.1934), en momentos en que Alemania vivía el ascenso vertiginoso del nacionalsocialismo hitleriano, el incremento fanático del antisemitismo y el incendio criminal del Reichstag. Pocos días más tarde, en febrero de 1934, Müller moría en Potsdam.
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En 1926, como uso pionero de las nuevas tecnologías, bajo la batuta de Hüttenrauch, la Banda y Orquesta de los Supremos Poderes comenzaron a ofrecer conciertos mediante la radioemisora oficial AQM, fundada el 1 de marzo en lo alto del Teatro Nacional de San Salvador.
A fines de junio de 1927, el gobierno salvadoreño resolvió dejar a Hüttenrauch como director de la Banda y Orquesta. Además, se le concedió local propio para ambos cuerpos musicales en la Cochera Nacional, cerca del actual predio del Mercado ExCuartel, en San Salvador. En su lugar al frente de la Banda Regimental santaneca fue contratado el ya entonces reconocido director, violinista y compositor mexicano Efraín Pérez Cámara (Mérida, 1892-Ciudad de México, 1967).
Hüttenrauch fue renovado en su puesto el 14 de mayo de 1930. Tras vacacionar en Alemania, retornó a fines de septiembre de ese mismo año, para reasumir sus funciones como director de la Banda y Orquesta de los Supremos Poderes e inspector general de las bandas militares de la República. Por razones de la economía nacional impactada por la crisis de 1929, su sueldo mensual de 700 colones le fue reducido a la mitad desde el 29 de diciembre de 1931.