Gracias a la iniciativa de la Alianza Francesa y la Embajada de Francia, vuelve a El Salvador 'La Nuit Blanche', o Noche Blanca, ese concepto artístico cultural que tiene sus orígenes en París y que desde 2016 se toma varios espacios capitalinos para ser vitrina de diferentes expresiones del arte.
Hay que recordar que la sexta edición de este evento fue pospuesta por las lluvias que azotaron el país en noviembre de 2024, pero este 15 de febrero de 2025, el festival se tomará tres puntos estratégicos de San Salvador para transformarlos en un gran escenario: el Centro Histórico, la colonia San Benito y el Parque Cuscatlán.
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Y justo en medio de ese "Movimiento" que circulará por la capital salvadoreña la noche del sábado, en el espacio de la 'art dealer' Matia Borgonovo, Casa 510, en la colonia San Benito, dos jóvenes talentos darán color a esa sexta jornada blanca.
Se trata de Erick Benítez y Herbert De Paz, quienes expondrán obra en este espacio en el bulevar del Hipódromo, San Salvador. "La exhibición se inaugura en el contexto de 'La Nuit Blanche' el sábado 15, de 4:30 p.m. a 9:00 p.m., y se extiende hasta el viernes 21 de febrero", indica De Paz, quien brindó algunos detalles de esta muestra.
Gracias a la curaduría del artista visual salvadoreño Simón Vega, dicha exhibición se podrá apreciar de lunes a jueves en horario de 10:30 a.m. a 6:00 p.m. y el viernes hasta las 3:00 p.m.
Ambos artistas salvadoreños residen en el extranjero y han vuelto a sus raíces a través del arte. Erick Benítez, nacido en Nueva York en 1988 y actualmente residente en Los Ángeles, y Herbert De Paz, originario de Santa Tecla y radicado en Río de Janeiro desde hace 12 años, presentan una propuesta en la que reinterpretan su herencia cultural a partir de su experiencia como parte de la diáspora salvadoreña.
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La muestra, conformada principalmente por pinturas, refleja una fusión de identidades. En sus obras, los artistas combinan los colores, formas y motivos tradicionales de El Salvador con influencias adquiridas en sus países de residencia.
Así, elementos icónicos de la cultura salvadoreña, como el mercado de artesanías, una bolsa de horchata, una joven quinceañera o la planta de loroco, cobran una nueva dimensión a través de su perspectiva artística.
Más que un simple regreso, esta exhibición representa una reinterpretación de la identidad salvadoreña desde una mirada híbrida.
A través de una estética vibrante y contemporánea, Benítez y De Paz proponen un diálogo entre el pasado y el presente, entre la nostalgia y el descubrimiento, ofreciendo una visión renovada de las costumbres y símbolos que definen a El Salvador.
(Este artículo fue elaborado con herramientas de IA)
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