¿Por qué Centroamérica no puede unirse como región?, ¿por qué no debe separarse?, ¿por qué estamos dónde estamos?, ¿por qué ha pasado todo lo que ha pasado? Tales interrogantes solo pueden responderse desde una perspectiva histórica, que desvele los condicionantes que el pasado impone al presente para construir el futuro.
De ahí la importancia de conocer y estudiar Historia, tal y como lo afirma el sacerdote jesuita, filósofo e historiador Rodolfo Cardenal, quien recientemente publicó su libro “Aproximación a la realidad histórica de Centroamérica”, bajo el sello UCA Editores.
La obra es el resultado de una pasión que germinó del seno de la Filosofía misma, después de que el sobrino del escritor Ernesto Cardenal arribara a territorio salvadoreño en 1970.
Tenía 20 años cuando su vocación religiosa lo hizo migrar desde su natal Nicaragua, para iniciar su formación en la Compañía de Jesús.
Aunque en su hogar la lectura le fue heredada por una bisabuela amante de los libros y un padre devoto de la historia, fue en las clases del religioso español Ignacio Ellacuría donde su interés por develar los anales centroamericanos se fortaleció.
“… él hablaba mucho de la realidad y la realidad histórica. Y yo solía decirle, un poco en broma, que de la Historia sabía poco, que tenía que estudiar Historia. Yo tenía confianza con él”, recordó el también biógrafo del beato salvadoreño Rutilio Grande.
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Así, cuando concluyó su Licenciatura en Filosofía en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), se mudó a Estados Unidos para cursar Historia en la Universidad de Texas, en Austin.
Según el sitio www.uca.edu.sv, desde 1980, Cardenal fue docente de la Facultad de Ciencias del Hombre y la Naturaleza de la UCA, desde donde enseñó historia de Centroamérica, de la Cultura, de la Filosofía y de la Iglesia.
Justo cuando comenzó a enseñar, se percató de que los alumnos solo recibían historia antigua y parte de la historia de la edad media hasta la Revolución francesa. “… yo insistí en que se pusiera historia de América Latina”, rememoró.
Con el tiempo, logró establecer las cátedras enfocadas en Latinoamérica y Centroamérica. Pero primero constató de que no existía un manual global con la historia de Centroamérica y segundo, que la buena bibliografía sobre el istmo estaba en inglés. “Entonces, traduje aquellas partes que me parecían relevantes, monté todo y salió el manual de la Historia de Centroamérica que muchos han estudiado ahí. Yo siempre fui consciente que ese era un texto que estaba hecho a la carrera y que tenía que mejorar”, aclaró el historiador de 72 años.
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Esa deuda se saldó con la publicación de su “Aproximación a la realidad histórica de Centroamérica”. Dos tomos estructurados pensando en la docencia, pero que resultan valiosísimos para cualquier centroamericano ávido de conocimiento.
El alumno de Ellacuría es claro al afirmar que su libro no pretende ser definitivo. “… porque la historia no es definitiva. Siempre hay una investigación nueva, siempre aparecen datos nuevos, hay parte de la historia de Centroamérica que necesita investigación. Por lo tanto, es simplemente, aproximarse”, recalcó.
En ese proceso que comenzó a escribir entre el 2008 y 2009, los mitos regionales heredados comienzan a desmoronarse.
Los tomos están organizados por épocas. “Yo comienzo, como comienza el manual. ¿Qué encontraron los conquistadores del siglo XVI cuando vinieron?, ¿qué había? Y termina con el comienzo de las dictaduras de 1930. Todos los países centroamericanos, excepto Costa Rica, tienen dictador: Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Aquí Hernández Martínez, Somoza en Nicaragua, Carías en Honduras y Ubico en Guatemala. Entonces, se va explicando cómo va evolucionando hasta llegar a esas dictaduras”. También se incluyen la masacre indígena del 32 y a Augusto Sandino. “Queda por hacerse otro trabajo que vaya desde la década del 30 hasta la guerra”, añadió el historiador nacido en Managua, el 29 de noviembre de 1950.
En esta aproximación, hay varios puntos relevantes que discernir, como el que Centroamérica no es viable individualmente como países. De hecho, la historia no se puede estudiar de forma separada. “El libro dice por qué no nos hemos unido. Aquí está la explicación (ríe)... aquí hay una aproximación a esa explicación”, expresó.
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Asimismo, visibiliza al gran desconocido de la región, el Caribe. “Guatemala tiene Caribe, Honduras, Guatemala, Costa Rica, y la influencia de las Antillas en Centroamérica. Obviamente, en El Salvador no hay Caribe, pero hay población de ascendencia afro. ¿Cómo llegaron?, ¿qué es lo que hicieron?, ¿a qué se dedicaron? Esa es la perspectiva”, agregó.
También ha profundizado en cómo, desde la diversidad, se crea la nacionalidad de cada país. En ese recorrido, y sin polemizar, Cardenal va desdibujando mitos locales que se explican desde la interrelación social, económica y política de Centroamérica. Llámese Conquista, Colonia, Independencia, Federación o Repúblicas cafetaleras y bananeras.