Saúl Amaya fue uno de los fundadores del grupo de teatro Sol del Río 32 junto a Fidel Cortez, en El Salvador de los años 70. Frente a los tiempos convulsos del conflicto armado, vivió la represión y el exilio al igual que muchos artistas salvadoreños.
Pero la decisión de migrar a Europa y hacerse residente en Dinamarca no tuvo nada que ver con diferencias ideológicas o presiones políticas. Fue por amor.
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"Yo salí de El Salvador en el año 2000, en septiembre. Estando en El Salvador me casé: mi esposa es danesa -Kirsten Laustsen- y vivimos casi 13 años en El Salvador. Tuvimos dos hijos en suelo salvadoreño y tanto ella como yo deseábamos estar más cerca de su familia y de la sociedad en la que ella se había criado. Se puede decir que tuve la suerte de migrar por causa del amor a mis hijos y a mi esposa", expresa el actor y director de teatro en entrevista vía correo electrónico", detalló Amaya.
En 2023, el artista vuelve a la tierra que lo vio nacer para subir de nuevo a las tablas y presentarse ante el público salvadoreño con dos obras de teatro para toda la familia. Hay que destacar que Amaya sigue activo en el mundo de las artes escénicas y también ha seguido de cerca el acontecer cultural de El Salvador.
La última vez que pisó los escenarios cuscatlecos fue en 2003 con la obra “La balada de Martín Requena" escrita por él. Llegó apoyado por un grupo de teatro y música danés al que se integró en Dinamarca, que con el tiempo se desintegró. Desde entonces, no había vuelto a actuar en su país hasta hoy.
Este 4 y 11 de junio, sube el telón en La Galera Teatro y Cocina con “Popol Vuh" y “El secreto de Tilly". Entrada general $6, menores de edad $4. Hora: 11:00 am y 4:00 pm. Reservaciones al whatsapp 7593 2542.
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¿Cómo llega la oportunidad de visitar de nuevo la tierra natal y qué espectáculos ofrecerá?
Hace algunos años escribí la obra “El secreto de Tilly” y se quedó ahí, archivada. Posteriormente, de casualidad, nos encontramos con los integrantes del grupo “Batida”, que es un grupo de música y teatro con muchos años de trabajo teatral. Le conté al director del grupo mis ideas y el me dijo que si tenía un proyecto que fuera a visitarlo y que él me podría ayudar en la dirección de la obra. Poco tiempo después dirigió “Popol Vuh” que yo había escrito. Él me ayudó a precisar detalles de la obra que yo había escrito y dirigió la obra, que es una de las que voy a llevar.
Después me nació la necesidad de hacer algo nuevo, revisé lo que ya había escrito y me pareció que lo que había escrito sobre “El secreto de Tilly” podría ser el próximo proyecto. Conversé con mi esposa, que es pedagoga con muchos años de experiencia -yo también he trabajado dentro de la pedagogía- y me surgió la idea de que juntos podríamos realizar este proyecto.
De esta manera iniciamos investigaciones, correcciones de lo que yo había escrito, etc y montamos la obra. Así es que llegamos con dos obras para niños: “Popol Vuh, una historia sobre la creación, para niños" y “El secreto de Tilly, un cuento de bichos para niños”...
¿Qué significa volver a pisar territorio salvadoreño y llegar a actuar?
Ahora estoy un poco nervioso. René Lovo publicó sobre mi llegada y sobre las presentaciones que vamos a realizar. Y muchos de mis amigos y amigas han escrito que van a llegar a ver las presentaciones. Espero no decepcionarlos. Esto es un testimonio de amor, amistad, cariño de parte de mis amigos y las personas que conozco, pero eso obliga a que las presentaciones sean realizadas de la mejor manera...
Durante mis años de trabajo he ganado experiencias y es mi deseo compartirlas con actores y actrices nacionales. Siempre he hecho esto y deseo seguirlo haciendo, especialmente con los jóvenes actores y actrices.
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Vamos a hacer teatro. Esperamos, con todo nuestro corazón, que podamos brindar inspiración a los artistas del teatro salvadoreño.
Para mi, es un reencuentro con la sociedad salvadoreña, y con mis colegas y amigos, que espero se mantenga en los años que nos quedan por vivir, como dice la canción.
¿Cómo es la vida de Saúl Amaya en Dinamarca, reside con su familia?
He llegado a la edad de la jubilación en Dinamarca. Mi interés por seguir activo dentro del teatro y ofrecer matices, críticas, versiones, en la vida, la historia, la naturaleza, ha crecido con el tiempo. Mi forma de hacerlo es mediante el teatro y de esta manera quiero hacerlo también en mi país.
Formar a los hijos, estar con ellos cuando ellos lo necesitan, ser un buen amigo para ellos o un pañuelo de lágrimas cuando la vida les ofrece retos difíciles a ocupado bastante mi vida. También he tratado de ser un buen hombre en la familia: un hombre que puede cocinar, que puede lavar los trastos después de la cena, ir a dar una vuelta por el vecindario con nuestra perrita, etc. No es nada extraordinario, nada más aceptar las responsabilidades que tengo y echarle ganas a la vida que hemos elegido. Trabajo para ganar dinero, que nunca es mucho, pero me ayuda a pagar mis deudas mensuales de gastos...
¿Qué es lo que más extraña de El Salvador?
Extraño a mis amigos, mi familia, que dicho sea de paso es una familia dispersa, unos viven en Canadá, otros en Estados Unidos, otros en Suecia, otros en El Salvador y paremos de contar. También extraño tener cerca de mí a mis colegas y amigos. Personas con las que puedo intercambiar experiencias, ideas, sueños e ideales. También extraño la comida nacional, y hago mis experimentos. He aprendido a hacer pupusas, frijoles refritos, leche poleada, etc.. De esta manera mi familia puede saber que es lo que comemos y bebemos en nuestro país.
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¿Mantiene el contacto con sus excompañeros de Sol del Río?
Siempre he mantenido contacto con mis compañeros de Sol del Río 32. Fidel, que vive en El Salvador, Julio (el chévere) en Suecia; Ana Ruth, Dinora, Leo, Luz, Alberto... todos ellos han significado tanto en mi vida. Y estoy hablando de 50 años de trabajo que quiero llegar a celebrar junto a ellos en El Salvador. A todos ellos los voy a ver cuando llegue, lo mismo que voy a ver a Francisco Cabrera, Carlos Velis, Juan barrera, René Lovo, etc...