La tarde del pasado 26 de julio falleció la maestra y precursora de la danza clásica en El Salvador, Alcira Alonso, según informó la Fundación Ballet de El Salvador.
La Cultura salvadoreña está de luto nuevamente, a solo 10 díaz de la muerte del arquitecto y escultor Rubén Martínez Bulnes, quien admiró mucho en vida a la balletista argentina.
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Nacida en Buenos Aires, Argentina, el 19 de octubre de 1927, Alonso llegó a tierras cuscatlecas hace 58 años, después de estudiar danza clásica en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico, danza española y folclor latinoamericano en su país natal, y tras desempeñarse como bailarina profesional, maestra y coreógrafa en varios países.
Llegó a El Salvador en 1961, luego de habérsele otorgado una plaza de maestra en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Desde entonces, ella se enamoró del Pulgarcito de América y El Salvador le abrió las puertas y la acunó en su seno.
Desde entonces, varias generaciones de artistas de la danza pasaron por las aulas de la doña Alcira, quien con pasión, constancia y disciplina hizo brillar el ballet en la nación cuscatleca.
“Tras permanecer en Nicaragua durante algún tiempo, se me presentó la oportunidad de trabajar en El Salvador. Llegué como asistente secundaria del maestro ruso Sergio Unger, director de la Escuela de Ballet, de quien aprendí mucho”, manifiestó la artista en abril de 2019, durante entrevista con El Diario de Hoy.
La argentina nacionalizada salvadoreña recordó la época en la que residió en un apartamento en las cercanías del Teatro Apolo, en el centro de San Salvador.
“Recuerdo que caminaba con tranquilidad por la ciudad y viajaba en la ruta 29. A veces caminaba hasta el mercado. En las noches, una alumna me llevaba de la Escuela hasta mi apartamento en su carro, pero antes pasábamos a comer a un ‘Drive in’”, detalló.
Alonso también se desempeñó como directora del Ballet Universitario de la Universidad de El Salvador y luego creó el primer Ballet Estudio en la capital, lo hizo por sugerencia del escultor Enrique Salaverría, quien más tarde se convertiría en su esposo.
Precisamente, luego de la partida del arquitecto Salaverría, la salud de la maestra comenzó a deteriorarse. Fueron años juntos dando batalla para visibilizar las artes y la cultura en el país.
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Hay que destacar que ella introdujo en el país y en toda Centroamérica el sistema de enseñanza de ballet clásico de la Royal Academic of Dance, con sede en Londres; fundó el Ballet Folclórico Nacional y la primera Escuela Municipal de Ballet de San Salvador.
Ella creía mucho en el talento nacional y siempre tuvo el anhelo de fundar una Compañía Nacional de Danza de alta calidad.
La famosa coreógrafa siempre hizo hincapié en la importancia de la condición física y la entrega que todo bailarín de ballet clásico debe tener.
“Si el bailarín no le pone amor a su trabajo y antepone sus intereses económicos está equivocado. Será mejor que busque otra profesión, no el arte. (…) Muchos podrán bailar, pero ser un artista de la danza no es para cualquiera”, enfatizó Alonso hace cuatro años en el marco del Día Nacional de la Danza.
Los restos de doña Alcira serán velados en el Complejo Funerario de Montelena, este 27 de julio de 2:00 de la tarde a 10:00 de la noche. Habrá una misa de cuerpo presente el viernes 28 a las 11:00 a.m. en la Parroquia de Montelena.