A inicios de mayo pasado, circuló en la web una foto de la escultura del prócer José Simeón Cañas del maestro Rubén Martínez Bulnes -que por más de una década fue resguarda en el Museo de Arte de El Salvador- envuelta en plásticos y aparentemente embodegada en el Palacio Nacional de la capital.
Sin embargo, la hija del creador de la pieza, la arquitecta Grace Martínez, afirma desconocer el destino de la obra de hierro forjado, que fue diseñada por su padre en los años 70, para el monumento en memoria del prócer que fue construido en los terrenos de la Asamblea Legislativa. Incluso, aclaró que le han informado que no está en el palacio.
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Ella y su familia desconocen el paradero de la obra desde el día en que el Premio Nacional de Cultura de 2019 falleció a los 94 años, el 17 de julio de 2023.
Pero la imponente escultura inspirada en las icónicas palabras del prócer, "Vengo arrastrándome y si estuviera agonizando, agonizante vendría...", no es la única obra de arte de la que no se sabe su destino.
Grace indicó que tampoco tiene conocimiento del lugar dónde se encuentran los vitrales que su padre diseño para el monumento en cuestión, desde la misma fecha. Y aunque ha solicitado información, solo ha recibido silencio.
Ella expresa que en parte ha sido responsabilidad de ella, "... yo debía de haber hablado con el Ministerio de Cultura y pedido una cita, y no lo he hecho". La arquitecta tiene en el horizonte solicitar audiencia para que le brinden más información sobre las valiosas obras de su progenitor.
En este punto, hay que destacar que dicha edificación -que desde un inicio se concibió para ser un museo- fue construida en el marco del 150 aniversario de la moción que el prócer Cañas presentó ante la Asamblea Constituyente de las Provincias de Centro América en 1823 -reunidas en Guatemala- en la que pidió abolir la esclavitud de los afrodescendientes en la región.
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El diseño fue extraído de un concurso que organizó en 1973 la Comisión Especial Organizadora de las celebraciones del año cívico "José Simeón Cañas", en el que resultó ganador el trabajo del arquitecto Francisco Victoriano Ferri Silva.
El edificio en forma de pirámide maya -que medía 15 metros de altura y 450 metros de superficie construida- incluyó la escultura del prócer y los vitrales del maestro Martínez Bulnes, y un mural de mosaicos del maestro salvadoreño César Sermeño (1928-2018) de 46 metros cuadrados.
Con el paso de los años, dicho monumento terminó por convertirse en una bodega y finalmente se decidió demolerlo para remodelar esa zona del Centro de Gobierno capitalino.
Pero antes de proceder, la escultura fue retirada y protegida en el Marte. Al respecto, la directora del museo, Eugenia Lindo, informó que la pieza les fue entregada en resguardo temporal en el año 2008.
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"Durante 16 años pudimos gozar de su presencia, permitiendo que el público visitante interactuara con la obra maestra. Por petición del Ministerio de Cultura fue entrega con las debidas diligencias", detalló.
Para el retiro de los vitrales, el mismo maestro Martínez Bulnes y sus hijos se ofrecieron a retirarlos para evitar que fueran dañados. "... entregamos el documento de desmontaje, restauración, reconstrucción y embalaje, y estábamos esperando que lo aprobaran", explicó Grace.
Asimismo, propusieron colaborar con el retiro del mural de mosaicos de Sermeño, constituido por 5,000 piezas de arcilla blanca trabajadas a mano, que ya lucían despintadas.
A día de hoy, el monumento ya fue demolido y se desconoce qué pasó con la escultura, los vitrales y el mural de mosaicos que son parte de la Colección de la Asamblea Legislativa, y patrimonio artístico cultural de El Salvador.
Para la arquitecta Martínez es vital saber dónde se encuentran, sobre todo luego de ver la imagen de la escultura envuelta en plástico que circuló en la web.
"... yo sé que (es) con el objetivo de protegerla, pero le están haciendo un enorme daño, porque eso acelera el proceso de oxidación en el hierro a causa de la humedad relativa: es como cuando maduramos aguacates en una bolsa en el horno", enfatizó la profesional.
"La escultura necesita respirar y tener un tratamiento especial para detener el proceso de oxidación y eso solo en la casa-museo (Rubén Martínez, ubicada en la calle a Los Planes de Renderos) lo podemos hacer, porque mi papá dejó los procedimientos y nos enseñó cómo hacerlo", añadió.
Grace tiene la esperanza de que las piezas vayan hacer exhibidas de nuevo, en un lugar donde puedan ser admiradas por nacionales y extranjeros, enalteciendo el inmenso legado del prócer salvadoreño José Simeón Cañas.
Para ella, que heredó el amor por el arte de su talentosísimo padre, hay tres razones que hacen valiosa la escultura de 4 metros de largo -que descansa en dos puntos de apoyo, en un plano horizontal- que ha conquistado el corazón de los salvadoreños.
1 Representa a un prócer centroamericano, estadista y fundador de la Asamblea Legislativa. "Es decir que es un personaje sin precedentes".
2 Es símbolo de la abolición de la esclavitud de los negros en la región, 40 años antes de que Abraham Lincoln emitió la Proclamación de Emancipación en los EEUU. "Es un concepto sin precedentes"
3 Conceptualizado, diseñado y fabricado por un artista salvadoreño sin precedentes, "porque el ha sido el primero y ha sido el último, no hay nadie que siga la técnica de él (Rubén Martínez)".
Además de la familia del maestro Martínez Bulnes, el sector artístico de El Salvador está preocupado por el destino de todas esas obras de arte dedicadas al prócer Cañas.