"Mire, nunca había visto tanta vulgaridad en un arquitecto. Pintar de dorado las cornisas o capiteles, como se llamen. No le bastó el piso de Metrocentro, tuvo que meter dorado. Hay cosas que el dinero no compra", "No se que es lo peor de esta 'remodelación' quitarle las baldosas de más de 100 años de antigüedad o pintarlo de ese tono dorado", "Destruyó nuestro patrimonial", "Le quitaron todo el carácter para dejarlo como si fuera piso de mansión de narco", "Destruir una historia centenaria para aplicarle capas de carísimo gusto ramplón, con lucecitas incluidas, dorados de inodoro y alfombras de ocasión", "El Palacio Nacional de haber sido estilo neoclásico a ser transformado horriblemente al neo bayunco, el estilo preferido de este gobierno. Destructores del patrimonio arquitectónico".
Estas son solo algunas de las opiniones de internautas que lamentan en las redes sociales el irrespeto al patrimonio cultural que se ha registrado consecutivamente, en el Centro Histórico de San Salvador.
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Pero hay otra gran cantidad de internautas que no solo aplauden y admiran el resultado final de la intervención ejecutada en el palacio, sino que se refieren con desprecio al valor histórico del tesoro nacional.
"Quedó precioso", "Que se destruya lo que ya no será", "¿Qué memoria? Si en nuestro país solo han sido guerras", "Agradecido y Honrado de ser parte de este Renacimiento de el nuevo El Salvador", "Y tanto que chingaron un par de sorocos por el palacio, tirando mentiras por sus medios de oposición y ya vieron que chivo quedó al final nuestro Palacio Nacional!".
Agradecido y Honrado de ser parte de este Renacimiento de el nuevo El Salvador.✨🇸🇻 pic.twitter.com/odIFYbWoUm
— Santiago Caprio (@capriosantiago) June 1, 2024
La estudiante de arquitectura Karla Cestoni, que lamentó la destrucción de las baldosas hidráulicas centenarias del palacio en Tiktok, se ha sumado a las valoraciones emitidas por los internautas sobre el resultado final de la remodelación realizada en el palacio.
Ella retomó imágenes de las puertas pintadas de blanco y dorado. "Alguien dígame si tanto ama alguien a su país, me imagino que ama la historia también y conoce de su cultura, entonces... Para que este tipo de show??", escribió junto a una imagen que muestra el antes y el después de las puertas.
Ante tal realidad, surge la pregunta: ¿por qué se debe proteger y cuidar el patrimonio?
Justo en el marco de la noticia de la destrucción de las baldosas, el arquitecto Carlos Ferrufino, catedrático del Departamento de Organización del Espacio de la UCA, reflexionó en entrevista con elsalvador.com sobre por qué hay que valorar y proteger el tesoro cultural de un país.
Alguien digame si tanto ama alguien a su pais, me imagino que ama la historia tambien y conoce de su cultura, entonces... Para que este tipo de show?? pic.twitter.com/wQzWlS2g11
— Karlangas (@karlacestoni_) June 1, 2024
El profesional ofreció tres razones, después de enfatizar que este tipo de edificaciones son inmuebles públicos que pertenecen al Estado. "... y el Estado somos todos". Es decir que no es lo mismo que intervenir un inmueble privado, sino uno que le pertenece a toda la sociedad salvadoreña. Los administradores en turno -el gobierno elegido- debe garantizar que estos sean protegidos y que reciban el debido mantenimiento. Pero no les pertenecen.
Primera razón: el medio ambiente construido ( trabajos de arquitectura) a lo largo del tiempo se transforma en parte de la identidad de una nación. "... y justo un edificio como el palacio es símbolo de la nacionalidad. Garantizar que esa edificación se mantenga en el tiempo es contribuir a que ese legado de los salvadoreños se mantenga hoy para las nuevas generaciones".
Segunda razón: tiene un valor histórico, por la serie de eventos, sucesos relevantes y significativos para la historia nacional que se han registrado en él, por lo tanto el edificio es parte de esa historia. Arquitectónicamente, en su conjunto, posee características singulares que suman a ese valor.
En este punto, Ferrufino también enlistó la serie de grandes personajes que de alguna forma dejaron huella en la construcción del palacio hace más de un siglo, como el escritor, militar e ingeniero José María Peralta Lagos, el ingeniero José Emilio Alcaine, el pintor y escultor Pascasio González Erazo, el arquitecto veneciano Alberto Ferracuti a cargo de los pisos, y el arquitecto español Ignacio Brugueras Llobet, creador de la herrería. El prestigio del que gozaban todos ellos le suma valor al conjunto arquitectónico.
Tercera razón: el país está obligado a protegerlo por ciertas convenciones internacionales. El emblema de protección de La Haya era un recordatorio de su valor patrimonial. "Cómo es posible que sea intervenido de esa manera y por el Estado que debe protegerlo", enfatizó el profesional e investigador.
Los defensores del tesoro cultural resaltan que no se trata de que el palacio se vea BONITO, es que intervenciones arbitrarias como la realizada en menos de tres meses en ese edificio de valor cultural le ha restado valor. Valor que es el que permite promoverlo como un atractivo turístico entre connacionales y extranjeros.
También resienten que el Ministerio de Cultura no haya tenido ni vos ni voto para defender el patrimonio, más bien tomó la actitud de guardar silencio ante la remodelación. "Desde un punto de vista bien técnico, me parece una intervención demasiado acelerada... es grave", expresó el catedrático de la UCA, institución educativa en la que se han realizado varias actividades para analizar la reciente intervención del palacio.
"La gente debe conocer esos edificios, interactuar con ellos, entender su arquitectura de una forma explicada, para hacer suyo el tesoro cultural del país", resaltó. Y recuerda que en el Ministerio de Cultura hay personas que sí saben de restauración y de la forma adecuada de trabajar estos edificios patrimoniales, quienes ahora le deben una explicación a todos los salvadoreños.
Ante la destrucción y la indiferencia hacia el patrimonio histórico, Ferrufino destaca la importancia del registro y documentación de las características que hacen único al edificio del Palacio Nacional. De esta forma, las nuevas generaciones podrán estudiarlo y conocer cómo era su aspecto antes de 2024.