El “mercado negro” o de los relojeros ubicado al sur de la plaza Libertad, que esta entre la 6° avenida sur y 6° calle oriente y entre la 4° calle oriente y la 4° av. sur, es considerado uno de los espacios de gran importancia para la historia y arqueología salvadoreña por la utilidad que tuvo el espacio en los inicios del establecimiento de la República y como asentamiento de nuestros antepasados que habitaron “el valle de Salcoatitán”.
En este espacio, donde ahora hay negocios que ofrecen comida a la vista desde $1, se arreglan electrodomésticos y se comercializan otros productos, se estableció el Cabildo de la ciudad. Ahí se tomaron las decisiones políticas de gran relevancia para la época durante el siglo XVII y XVIII hasta el año 1873, cuando los daños por varios terremotos destruyeron la infraestructura que, según relatos históricos, era de dos pisos y con portales amplios y altos.
Aquí en este ex cabildo, el prócer José Matías Delgado, José Manuel Arce y los hermanos Aguilar junto con otros criollos acordaron unirse al movimiento de la rebelión contra la corona española, conocido como “El Primer Grito de la Independencia”, ocurrido el 5 de noviembre de 1811 y que diez años después culminaría con la Independencia centroamericana. Sin embargo, el inmueble fue dañado por los sismos de agosto de 1815, febrero 1831, marzo y octubre de 1839 y abril de 1854.
Durante su re ocupación, de 1879 hasta 1919, se convirtió en el Palacio Municipal, hasta que un incendio lo destruyó y posteriormente funcionó hasta 1950 como sede de la alcaldía de San Salvador.
Durante los años siguientes, funcionó como estacionamiento y luego como espacio comercial. En 2013, la alcaldía de San Salvador bajo la administración de Norman Quijano desalojó a los vendedores para construir el “Centro Comercial Libertad”, pero previo a la construcción se financió una excavación y estudio en el terreno, el cual fue dirigido por Roberto Gallardo, quien en ese momento era director de arqueología de la ex Secretaría de Cultura.
La excavación se realizó entre febrero y marzo, donde además de los cimientos del ex Cabildo y del ex Palacio Municipal, también se encontraron vestigios que abarcaban desde el periodo clásico tardío (650-900 DC) y segunda mitad del siglo XIX y del siglo XX según el informe del Análisis de los materiales culturales de la excavación del predio sur de la plaza libertad realizado por los arqueólogos Rocío Herrera y Heriberto Erquicia.
En total, el estudio y excavación pudo rescatar 1494 restos arqueológicos entre los que estaban 311 piezas prehispánicas, 386 objetos con historia, 242 objetos de vidrio, y 554 objetos de materiales de construcción y arquitectónicos, entre ellos también, se destacan vasijas y objetos de porcelana china ocupados para servicios de mesas, religiosos, devocionales, funerarios y de otros usos. También pilotes, tejas, ladrillos de baldosas, clavos forjados, de cabeza redondas y herraduras.
Según Erquicia, quien fue parte de la excavación el espacio es de gran importancia por el valor político, cultural e histórico de las edificaciones que existieron ahí (Cabildo y Palacio Municipal), “también tendría un gran valor turístico”.
El arqueólogo comentó que durante el proceso de estudio se pensó construir un centro de interpretación de los hallazgos donde se mostraría lo recuperado, pero el proyecto se perdió con el cambio de administración de la alcaldía, la cual es la dueña del terreno.
Posteriormente se restauraron a los vendedores y el espacio de excavación se estableció como ventana arqueológica rodeada con una baranda de hierro y ladrillos, pero sin ninguna señal ni medida de resguardo que resalte su importancia.
Con el paso del tiempo, la ventana fue perdiendo las señales de haber sido intervenida y se ha convertido en un criadero de conejos de los cuales durante la visita al lugar nadie responde.
Al consultarle a los vendedores si conocen sobre la historia de ese espacio, uno de cada cinco consultados afirmó que ahí era una ventana arqueológica, pero que la alcaldía nunca se hizo responsable de su cuidado. Mientras que otra vendedora afirmó que ahí era una “bacinica”; el resto respondió que no sabía y que creen que quizás era un jardín, que había plantas.
Este periódico contactó a la alcaldía capitalina para conocer si dicha administración, que ha tomado de manera enérgica el reordenamiento y rehabilitación del Centro Histórico, tenía incluido un plan de rescate de esta ventana arqueológica. Se contactó a Julio Rosales, de la secretaría de comunicaciones de la comuna, para gestionar una entrevista; sin embargo, desde el pasado 20 de junio que se estableció el primer contacto no respondió la solicitud.
Esta ventana arqueológica es la más accesible al público, pues está en un espacio relativamente abierto; la otra se encuentra dentro del Palacio Nacional y hay una tercera en el nuevo mercado Hula Hula.
Además, los hallazgos arqueológicos se mantienen resguardados en el departamento de Arqueología del Ministerio de Cultura y hasta la fecha no han sido presentados públicamente.