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Centenario natal de una escritora y activista olvidada

Pilar Bolaños fue una poeta, narradora y activista comunista muy activa en las décadas de 1940 y 1950. Escritora no canónica, su nombre yace casi borrado en las memorias cultural y política salvadoreñas.

Por Carlos Cañas Dinarte | Jun 03, 2023- 05:56

Pilar Bolaños, en una fotografía sin fecha proporcionada por el escritor salvadoreño Jorge Ávalos.

Pilar Nicolasa Bolaños Esquivel nació en la primera hora del 27 de mayo de 1923, en el barrio San Esteban de la ciudad de San Salvador. Fue hija legítima del militar guatemalteco Francisco César Bolaños Madrigal (oriundo de Quezaltenango, nació en 1880, como hijo de León Bolaños y Nicolasa César Madrigal) y de la salvadoreña María Josefina Esquivel Dheming, originaria de La Unión, donde nació en 1892. Sus padres contrajeron matrimonio en esa localidad portuaria salvadoreña, el 17 de noviembre de 1917 y también procrearon a José Antonio (1910-Soyapango, 16/6/1976) y Francisco César (San Salvador, 1/5/1927), entre otros descendientes.

En diversas ocasiones de su vida y quizá por razones de su militancia política y quehacer literario, ella se presentaría como María del Pilar Bolaños, Pily Bolaños o Pilar Bolaños.

Realizó sus estudios en la Escuela Normal España, donde recibió su título de maestra normalista en los años finales de la década de 1930.

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Escritora Pilar Nicolasa Bolaños
Partida de nacimiento de Pilar Bolaños, conservada en el archivo de la Alcaldía Municipal de San Salvador.

En la capital salvadoreña, fue una de las personas fundadoras del grupo SEIS, originado en la mañana dominical del 11 de enero de 1942, en las antiguas instalaciones de El Diario de Hoy, cerca de la Cuesta del Palo Verde. A lo largo de varias décadas, diversos autores nacionales han pensado que ese nombre de ese colectivo creativo eran siglas del Grupo Social en Ideas Superiores. En esa entidad cultural y política, de corte antifascista, Pilar tuvo oportunidad de interactuar con otros intelectuales salvadoreños, como Oswaldo Escobar Velado, Matilde Elena López, Cristóbal Humberto Ibarra, Alfonso Morales Morales, Manuel Alonso Rodríguez, Ricardo Trigueros de León, etc.

Durante la parte final de la dictadura del brigadier Maximiliano Hernández Martínez, la escritora y docente se exilió en Costa Rica, donde en febrero de 1943 solicitó matrícula como estudiante de la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad de Costa Rica. A fines de ese año, asumió la fundación y dirección de las seis agencias de la Librería Vanguardia Popular, propiedad del Partido Comunista de Costa Rica, y fue una de las organizadoras de la Federación Nacional de Estudiantes. En la capital costarricense, su vida y actividades fueron seguidas de cerca por autoridades de la Legación diplomática salvadoreña, quienes en marzo de 1944 remitieron un informe al ministro de Relaciones Exteriores en San Salvador, para avisar de su activismo opositor mediante las emisiones de la Radio Internacional La Voz de la Víctor, que emitía en las frecuencias 625 kilociclos (larga) y 9615 (corta), en la banda de los 31 metros.

Escritora Pilar Nicolasa Bolaños
Grupo SEIS el día de su fundación, en el interior de El Diario de Hoy.

A las 18:00 horas del 27 de mayo de 1945, en la capital costarricense contrajo nupcias con el abogado tico Luis Carballo Corrales (1909-1991), oriundo de Naranjo, cantón de Alajuela. Él era cofundador del Partido Comunista Costarricense y estaba divorciado de su compatriota Estrella Trejos Matamoros. Ese fue su segundo matrimonio y el primero para Pilar. Luis tenía dos hijos de su enlace anterior, llamados Graciela y Luis Carballo Trejos. La nueva pareja tuvo otros tres descendientes: Luis Alejandro, Francisco César y Sol Carballo Bolaños. Esa familia creció en la casa de Guadalupe de Goicoechea que aún les pertenece.

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Mientras Luis se dedicaba a su trabajo político, era electo como diputado (curul desde la que apoyó reformas al Código de Trabajo y a favor del voto femenino), sufría persecución y cárcel por su militancia comunista, Pilar continuó con sus actividades estudiantiles y familiares, pero entabló un proceso de divorcio en contra de Luis, que culminó a fines de la década de 1950. Poco tiempo después, ella defendió su tesis Sobre investigación de la paternidad, con la que obtuvo la licenciatura en Derecho.

Separada de sus hijos, que se quedaron a vivir con su padre en la casa familiar, ella residió en pequeños apartamentos en la ciudad de San José. Falleció a las 03:15 horas del 26 de diciembre de 1961, en el Hospital San Juan de Dios de la capital costarricense, debido a una “intoxicación accidental”. Desde El Salvador, a su funeral llegó su hermano Francisco César Bolaños Esquivel. En el viaje de retorno a San Salvador, él sufrió un accidente automovilístico en Nicaragua y falleció.

La muerte de la escritora exiliada fue lamentada por varios intelectuales centroamericanos, como la salvadoreña Claudia Lars y el nicaragüense Juan Felipe Toruño, al igual que por la publicación institucional Guión literario (San Salvador). En el número 31-34 de la revista salvadoreña Cultura (1964), Lars escribió: “Muerta en la plenitud de su vida, era talentosa, luchadora y fina. Escribió poesía, algunos cuentos, pero su obra y su recuerdo quedan fijados en sus convicciones ideológicas, su lucha por las reivindicaciones de los hombres y su empeño por lograr la plenitud de la libertad para nuestros pueblos”.

Sus poemas y cuentos —jamás recogidos en libro— fueron publicados en medios salvadoreños (Diario Latino, El Diario de Hoy, revista Cultura, etc.) y costarricenses (Repertorio americano) y evidencian sus intereses sociales, en especial para retratar la dureza de la vida infantil en los mesones y barriadas, los impactos de la pobreza y el crimen, la lucha anti-imperialista del general nicaragüense Augusto C. Sandino, los intentos separatistas de mujeres líderes de Puerto Rico y otras situaciones del mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Olvidada durante varias décadas, su trabajo poético y su biografía fueron rescatados gracias a una investigación profunda emprendida por la escritora salvadoreña Lic. Carmen González Huguet, quien viajó en varias ocasiones a Costa Rica para entrevistar al hijo e hija de Pilar, así como para consultar fuentes documentales y orales.

En 2001, su nombre y trabajo literario fueron reseñados por la salvadoreña Sonia Priscilla Ticas en su tesis doctoral Historia, feminismo y literatura: escritoras salvadoreñas 1920-1960 (Berkeley: Universidad de California, 538 págs.) y por la académica costarricense Ruth Carballo Paniagua en su libro Mujeres e identidades: las escritoras del Repertorio Americano (1919-1959) (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 209 págs.).

En 2004, el Dr. Willy O. Muñoz, académico boliviano residente en Estados Unidos, rescató su narración El trompo que no sabía bailar para incluirlo en su Antología de cuentistas salvadoreñas (San Salvador: UCA Editores, 263 págs.).

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Escritora Pilar Nicolasa Bolaños
Informe del espionaje diplomático de las actividades de Pilar Bolaños en territorio costarricense. Documento conservado en el archivo histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, Antiguo Cuscatlán.

La revista costarricense Repertorio Americano, dirigida por el intelectual Joaquín García Monge, es una de las principales fuentes para revisar los materiales literarios de Pilar Bolaños. El listado de sus publicaciones en ese medio comprende:

(1943). A mi niño voy a dar..., Repertorio Americano, 40 (14), 222-223.

(1943). Barriada. Repertorio Americano, 40 (10), 151. 

(1943). Canción de cuna para mi niño pobre.

Repertorio Americano, 40 (11), 162.

(1943). Canto nuevo de la compañera. Repertorio Americano, 40 (18), 278.

(1943). Cantos al hombre nuevo. Repertorio Americano, 40 (7), 106.

(1943). Estatua de barro fresco. Repertorio Americano, 40 (4), 61.

(1943). Indio, hermano... Repertorio Americano, 40 (10), 151.

(1943). Líder.

Repertorio Americano, 40 (4), 61.

(1943). Mesón. Repertorio Americano, 40 (4), 61.

(1943). Mi niño quiere jugar. Repertorio Americano, 40 (14), 222-223.

(1943). Muchachito. Repertorio Americano, 40 (4), 61.

(1943). Nostalgia de lo que no llega. Repertorio Americano,  40 (7), 106.

(1943). Para hacer tu cuna. Repertorio Americano, 40 (14), 222-223.

(1943). Poema de una voz con alas. Repertorio Americano, 40 (7), 106.

(1943). Procesión. Repertorio Americano, 40 (10), 151.

(1943). Romance de los Izalcos. Repertorio Americano, 40 (18), 278.

(1943). Rosa iris, vecina de mi vida. Repertorio Americano, 40 (18), 278.

(1944). Romance del nuevo día. Repertorio Americano. 41 (8), 120.

(1946). Romance de las tres niñas. Repertorio Americano, 42 (14), 213.

(1947). Campanario. Repertorio Americano, 43 (10), 149.

(1947). Cipota. Repertorio Americano, 43 (16), 255.

(1947). Contigo voy... Repertorio Americano, 43 (3), 47.

(1947). Hijo. Repertorio Americano, 43 (16), 255.

(1947). Maternidad.

Repertorio Americano, 43 (16), 255.

(1947). Para cantarle a mi niño. Repertorio Americano, 43 (16), 255.

(1950). Canto a Francisco Villa. Repertorio Americano, 46 (19), 295.

(1954). Romance de Olga Viscal. Repertorio Americano, 48 (13), 194.

(1956). Berta Singerman. Repertorio Americano, 49 (11),161.

De esa publicación costarricense han sido extraídos los siguientes poemas:

Barriada

La carne de las guitarras

llamó esta noche al pecado,

carne de mujer bañada

con vino sobre un mostrador.

En la esquina los faroles

critican al viejo invierno,

y en el taller los martillos,

sueñan descanso final.

A las puertas del mesón

el hambre parece perra.

El hambre parece perra

a las puertas del mesón,

donde una rueda de niños

mira la estrella en el charco

que se finge de turrón.

San José, Costa Rica, abril 23 del 43.

Canción de cuna para mi niño pobre

I

Yo tengo la canción del obrero en mi carne,

metida como clavos de seda entre mis huesos.

Para mi niño pobre

mi canción y mi verso,

desde el primer momento

le contarán del dulce golpear de los martillos.

Desde el primer momento

te enseñaré́ a sentirse

hermano de la estrella del corazón vecino.

II

Mi niño cuando crezca,

irá de calle en calle

aprendiendo a leer en las piedras del pueblo;

sabrá́ de la ternura que tienen las esquinas familiares

en los flexibles brazos de su madre morena.

Aprenderá́ a rezar en la oración del mar,

sabrá́ que son hermanos los niños y las niñas

cuando sepa el misterio del mar y de la estrella.

III

Mi niño cuando crezca,

aprenderá́ la historia

sobre mis manos mismas de provinciana errante,

sabrá́ de sus abuelos y de los padres de estos

por todas las leyendas que de mis labios nazcan

para llenar la copa de sus oídos nuevos.

Costa Rica, abril 23 del 43.

Romance de los Izalcos

Los ranchos acurrucados

están rumiando recuerdos,

hay huipiles y refajos

orando bajo los huertos.

Hay corazones pipiles,

madurando en los cafetos,

junto a los solares vive

una oración por los muertos.

Veinte mil indios cayeron

porque pidieron su pan,

quedó tapizado el suelo,

quedó abonado el volcán.

Gira mensajes secretos,

la rosa de sangre y fuego,

las luces de los luceros

son ojos de indios muertos.

Gira mensajes el cráter

con rosas de sangre y fuego,

adentro los muertos baten

sus amenazas sin miedo.

Pero corre por la senda

un olor a sangre y tierra,

en nahua hablan las piedras,

el aire recoge quejas.

“Indios del Izalco, hermanos,

hay sangre dentro del cráter,

hay hambre dentro del rancho,

la piedra es tierra con sangre.

Indios del Izalco, hermanos,

aguardad dentro del rancho,

que de tantos huesos blancos

va a nacer un nuevo canto”.

Cuscatlán tiene en su cielo

los ojos de los Izalcos,

el volcán siente en su seno

corrientes de sangre y calcio.

Por las noches una llama

gira mensajes secretos,

las milpas alzan espadas

para detener los vientos.

Costa Rica, septiembre de 1943.

Romance de las tres niñas

Sobre la tierra tres niñas

mecen su talle de caña,

en la venas, sangre india,

en los ojos, luna clara.

Caracolitos morenos

los cinco dedos del pie,

mariposa en los talones

que vuela, y que no se ve.

Jugando roban del sol

su morena lozanía;

son un tríptico de amor

en diapasón de la vida.

La mano ahuecada es nido

de azucenas engreídas;

y las manzanas son pechos

del cálido mediodía.

Tres inquietudes morenas

que danzan sobre la tierra.

La gracia es como un anillo

besando talle y caderas.

Los pechos tan redonditos

como un cero tornasol.

Tres gracias en carne fina.

Tres niñas de El Salvador.

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