Desde hace más de una década, los lienzos, los pinceles y la pintura han acompañado a Roberto Carlos Rosas en su día a día, pues son sus principales herramientas de trabajo con las que crea extraordinarias piezas artísticas.
El talentoso salvadoreño nació en el municipio de Cuscatancingo y asegura que su amor por las artes visuales no inició desde pequeño, sino a partir de una situación muy difícil que sufrió en su juventud.
Rosas, al igual que muchas personas, padeció de depresión por varios años, y ocupó el arte como terapia para poder superarla.
“Surge a partir de una situación muy compleja en mi vida. Yo vengo de padecer de depresión durante cinco años prácticamente. A partir de esa necesidad de querer expresar cómo yo vivía internamente fui llegando a las artes. Yo antes desconocía de todo esto, me gustaba dibujar, pero era réplica de dibujos de la cultura popular, pero a partir de esa vivencia que tuve en mi vida y que me marcó mucho también llegué a la poesía y a las artes plásticas, especialmente a la abstracción que es una forma de hacer arte muy libre y que tiene muy en cuenta lo que es el sentimiento del ser humano, la vivencialidad y lo reflejaba a través de ello”, explicó el artista.
Según el pintor de 34 años, el arte tuvo un impacto positivo en su salud mental, pues le ayudó a escapar de un mundo oscuro para introducirlo en uno lleno de colores, ritmo y oportunidades, ya que no solo se especializó en la pintura, sino también en la música, la poesía y la escritura.
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En la actualidad, Rosas utiliza el arte para expresar sus sentimientos, sus emociones y sus sueños. Todo esto lo convierte en piezas abstractas con un toque original.
“Ahora, se podría decir que, es una pintura más racional o intelectualizada, porque si bien es cierto llegué a través de los sentimientos y de las emociones a la pintura, esta es una obra con más conciencia dentro de las artes y de la tradición pictórica de nuestro país. Es cierto que van muchas veces las emociones implícitas o los sentimientos, pero también una carga teórica, experiencias de vida y eso es lo que me lleva a mí a decir ‘el arte tiene una parte emotiva, pero también una parte muy racional, muy intelectual”, indicó.
Por otro lado, reveló que Rosa Mena Valenzuela es una de las pintoras salvadoreñas que más ha admirado dentro de este medio artístico, pues ella dejó un gran legado para las nuevas generaciones a través de sus colecciones cargadas de expresionismo abstracto y un estilo único en la pintura caligráfica.
“Nunca la conocí, porque yo para ese entonces andaba en otro mundo, pero ya cuando me encontré todo sobre ella mientras investigaba la escena nacional, me di cuenta de la gran artista que fue. Sus trazos, sus influencias y su formación me inspiró mucho y quizás me debo mucho a esa estética de ella, a ese expresionismo abstracto y, pues hace un buen uso de la pintura caligráfica”, destacó.
Mientras que de los artistas activos en la escena nacional mencionó a Héctor Hernández y lo describe como “un dibujante que rompe con la estética o con la forma de dibujar tradicional porque sus dibujos tienen muchas estructuraciones y hace mucho uso de formas orgánicas y geométricas”. El joven también ha sido alumno de Hernández.
"Mi primera exposición llamada ‘Equilibrios y Desequilibrios’ fue en 2013 en la Casa de la Cultura de las Artes Visuales de la Miramonte, ahora ya no existe. Fue el primer espacio cultural que conocí y ahí también conocí al maestro Héctor Hernández, él era el director en ese tiempo de la casa. Me recuerdo que cuando le llevé mis obras me dijo ‘tenés mucha riqueza en tu obra’”, rememoró.
Su trayectoria
A partir de ese momento comenzó a buscar espacios alternativos para poder expandir su talento. Fue así como logró exhibir sus obras en el Teatro Nacional de San Salvador, las casas de la cultura de Apopa y del Centro Histórico, galerías y hasta a participar en dos años en el “Bienal de pintura Centroamericana y del Caribe” del Instituto Hondureño de Cultura Interamericana (IHCI), Tegucigalpa, Honduras.
De igual manera, su aporte a la cultura del país también ha sido reconocido en varias oportunidades. Por ejemplo, en 2016 que ganó el primer lugar del concurso de pintura “Paul Gauguin” de Alianza francesa y Embajada de Francia en El Salvador; y en 2013 que se alzó con el primer lugar en categoría pintura del Concurso Nacional Ingenio del Centro Nacional de Registros.
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Dentro de sus estudios se encuentran talleres de comunicación cultural, cursos de dibujo y acuarela impartido por el maestro Héctor Hernández; y taller sobre técnicas de tallado en madera.
Recientemente inauguró en la Casa de la Cultura de Ayutuxtepeque la muestra “AbstraScenica” que consta de 16 obras pictóricas en acrílico sobre papel. Esta estará disponible por tres meses en el lugar para que las personas puedan visitarla.
“AbstraScenica busca demostrar que en la creación visual la idea romántica de la existencia de la obra en la mente del creador no existe como tal, sino que esta es resultado de una serie de etapas y procesos donde el creador analiza, observa y depura durante el proceso de creación, obteniendo al final un resultado que muchas veces no denota todo lo implícito que transcurrió para su creación”, explicó.
Confesó que el título de la muestra es un “sabotaje y está compuesto de dos palabras: Abstracción y Escenario, que crean un neologismo similar al sonido de una de las vacunas creadas para combatir el Covid – 19 ‘AstraZeneca’, siendo su significado escenario de la abstracción, el cual toma como premisa fundamental de investigación los fundamentos de la creación visual aplicados estos en la pintura abstracta desde la modalidad del arte informal”.
Para el artista es muy gratificante que la Casa de la Cultura de Ayutuxtepeque le haya abierto las puertas, pues, de esta manera, puede llevar su arte también a más niños, jóvenes y adultos que se ven atraídos por esta disciplina.
“Estoy muy agradecido por diversas razones, pero lo primordial es que considero que desde estos espacios culturales se vive y se comparte mucha cultura y arte con una energía y una autenticidad que refleja el quehacer cultural y artístico de nuestro país desde lo comunitario, teniendo por esa razón un valor muy propio y enriquecedor, denotando con ello la vivacidad de las expresiones de los salvadoreños desde las bases de la sociedad, es decir las comunidades”, añadió.
Carlos también hizo énfasis en lo urgente que es incluir la materia de arte en el sistema educativo, pues actualmente es poca o nula su enseñanza. Para él es necesario que los niños y los jóvenes tengan contacto con esto, “porque el arte, así como la cultura es un eje transversal en la vida de todos, en la economía, en la sociedad, en la política, en todo. El arte contribuye a crear mejores sociedades”.
Además, Rosas forma parte del colectivo “I: Taller”, ubicado sobre la calle Arce, cerca de la Universidad Tecnológica, donde imparte junto a otros colegas talleres de dibujo y pintura para todas las personas que desean pulir sus conocimientos en esta disciplina.