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Cáceres Madrid, el pintor humilde

Entre 1920 y 1940, los artistas plásticos Miguel Ortiz Villacorta, Pedro Ángel Espinoza, Zélie Lardé, Ana Julia Álvarez, José Alfredo Cáceres Madrid y Valentín Estrada exploraron la identidad salvadoreña en cuanto a paisaje, costumbres, indigenismo y realidad sociohistórica.

Por Carlos Cañas Dinarte | Feb 04, 2023- 09:17

Fotografía de Luis Alfredo Cáceres Madrid mientras trabajaba en uno de sus cuadros.

Poco se sabe del nacimiento e infancia del pintor Luis Alfredo Cáceres, quien nació a las 02:00 horas del 15 de julio de 1902 en el barrio capitalino de Santa Lucía, según consta en su partida de nacimiento, conservada en la Alcaldía Municipal de San Salvador.

Pelirrojo y con los ojos verdes, su afición por el dibujo lo llevó a hacer incursiones en la pintura a los 12 años, al tiempo que se desarrollaba en la literatura, de cuyos escritos poéticos y prosísticos nunca se ha hecho una recopilación.

Con 18 años, ingresó como alumno regular a la Escuela Nacional de Artes Gráficas (ENAG), encabezada desde 1912 por el pintor Carlos Alberto Imery. El jueves 24 de julio de 1924, en compañía de Rodolfo Chávez y Manuel Ángel Menjívar rindieron exámenes como grabadores en acero en esa institución. Desde entonces, firmó sus obras más con sus nombres y apellido materno, pero más de alguna vez usó el Cáceres Madrid con el que ha pasado a la historia de las artes nacionales.

En la pintura, tuvo más influencia de José Mejía Vides que de Imery. Con él descubrió el color local y el amor cultural por la propia tierra, a la vez que se dejó influir por rl expresionismo mexicano y la visión tropical del francés Paul Gauguin.

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En 1927, junto con Chávez y Menjívar tomaron parte en la Exposición Internacional de Pintura, desarrollada en la capital salvadoreña. Se agenciaron medallas de oro y diplomas, aparte de que el diario capitalino La Prensa les auguró que serían “legítimas glorias de la patria salvadoreña”.

Dos años más tarde, Cáceres y Chávez redactaron el manifiesto El Arte y la Vida, que leyeron al inaugurar la primera exposición de sus cuadros, el domingo 8 de septiembre de 1929, en el Centro Español de San Salvador. En ese escrito, ambos artistas plásticos anotaron: “Hemos luchado y continuaremos luchando por interpretar lo que dicen las cosas por su línea, color, sentimiento y mentalidad. Siempre hemos evitado el caer en el objetivismo completo. El artista no ha rivalizado con el espejo, ni cae en el extremo opuesto del arte hermético, dejando fría e imponente la comprensión y el sentimiento. Así pensamos, por lo demás, el arte es libre.

Nuestros cuadros no son el resultado de largos años en el exterior, sino el producto de firmes entusiasmos, cuadros sentidos y creados al intenso calor del Ideal”.

En 1931, obras suyas sirvieron como portadas para la revista teosófica y literaria Cypactly, dirigida en San Salvador por Carlos Martínez Molina. De forma gratuita, con José Mejía Vides comenzaron, en febrero de 1933, a dar clases de linóleo en la Escuela Municipal de Varones “Francisco Wenceslao Cisneros” (San Salvador), dirigida por el profesor José Braulio Rivera.

La obra pictórica de Cáceres Madrid se compone de óleos, acuarelas, dibujos y múltiples litografías, seriadas por letras (A, B…) en grupos de 50. Imágenes cortesía del anticuario salvadoreño Juan Carlos Guerra López.

El viernes 21 de julio de 1933, pinturas suyas fueron colgadas al lado de las de sus colegas nacionales Pedro Ángel Espinoza, Luz de Salgado, Lastenia de Artiñano, Salarrué, Miguel Ortiz Villacorta y otros más, como parte de la Exposición de Dibujo, Pintura, Caricatura y Escultura organizada por la Escuela Normal de Maestros de la ciudad de Santa Ana, dirigida por el profesor Saúl Flores. En esa ocasión, la exposición también incluía un concurso, uno de cuyos jurados fue el también pintor salvadoreño Carlos Alberto Imery.

Entre marzo y abril de 1935, inauguró una exposición de 23 óleos y 29 acuarelas, de las que el diario oficial La República ofreció detalles en sus ediciones del martes 19 de marzo y viernes 12 de abril.

Entre diciembre de 1935 y diciembre de 1939, tomó parte en las anuales Exposiciones de Artes Plásticas, organizadas por el Club Rotario de San Salvador y la Asociación de Amigos del Arte, las cuales tenían lugar en el Instituto Nacional de Varones (ahora Francisco Menéndez), en San Salvador. En la actualidad, ese edificio es parte de la sede principal de la alcaldía municipal capitalina.

En esos foros de la plástica nacional tomaban parte Salarrué, Alberto Guerra Trigueros, Zélie Lardé, Ana Julia Álvarez, José Mejía Vides, Luis Alfredo Cáceres Madrid, Pedro Ángel Espinoza, Aníbal J. Salazar, Miguel Ortiz Villacorta, Valentín Estrada y otros, quienes exponían acuarelas, dibujos, óleos, cuadros murales, tapices, grabados, caricaturas, fotografías y esculturas. En diciembre de 1938, con su óleo Día de la Cruz, Cáceres Madrid se agenció el tercer lugar en esa justa artística anual.

En gran medida, su trabajo artístico se vio influido por la teosofía y el pensamiento vitalista de Alberto Masferrer. Así, su óleo Escuela bajo el amate (1939), que pertenece a la Colección Nacional de Pintura, imagina a la nación salvadoreña como una esfera pública o geografía poética de lectores y escritores. A juicio del antropólogo y lingüista salvadoreño Dr. Rafael Lara Martínez: “Cáceres Madrid imaginó la nación salvadoreña como una esfera pública de lectores y escritores. A través del monopolio legítimo de la educación, el Estado universalizaría el legado clásico del regionalismo.

Lo que resulta más importante que identificar las obras literarias, es el sentido que Cáceres Madrid le otorga al hecho de ‘Ser-salvadoreño’. Este ‘Ser’ es sinónimo de completar el Bachillerato y leer los clásicos. En seguida, hay que comentarlos o escribir de manera crítica sobre ellos a la sombra de un árbol. El óleo identifica el cultivo de la tierra con el del ser humano; la alfabetización campesina y la conservación de la flora tropical resultan sinónimos. Para el lector bien informado, el mundo de esos textos se despliega como una geografía poética, esto es, como una escritura poética y ecológica del terruño”.

Mientras El Salvador atravesaba por la dictadura del brigadier Maximiliano Hernández Martínez e iniciaba su proceso de transformación de las estructuras agrícolas hacia la industrialización, Cáceres Madrid y otros de sus colegas buscaban registrar imágenes de las comunidades indígenas (Aculhuaca, Paleca, San Sebastián Texinca, Izalco, etc) amenazadas por los afanes modernizadores en sus paisajes y tradiciones. Con formas estilizadas, alegóricas, barroquistas y de colores planos, Cáceres Madrid plasmó escenas cotidianas, figuras femeninas y paisajes, en un intento por retratar el “alma nacional” de esos paisajes rurales y urbanos, donde permeaba una crítica velada a la pobreza, la marginación y otros males sociales de una sociedad aún sumida en la explotación socioeconómica y con severos trastornos en cuanto a la aplicación de las leyes.

El domingo 25 de septiembre de 1938, la ENAG inauguró su nuevo local, cerca de la Penitenciaría Central de San Salvador. Ese local, en el no. 42 de la 17 avenida sur, en la actualidad es ocupado por las oficinas y talleres de la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI) del Ministerio de Cultura. En esos salones, Cáceres Madrid impartió la cátedra de Dibujo natural y pintura, entre otras.

Entre 1939 y 1940, cuadros suyos, junto con los de sus amigos José Mejía Vides, Salarrué y otros fueron enviados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador a San Francisco, donde fueron expuestos en la Golden Gate International Exposition, que fuera inaugurada en Treasure Island, un islote artificial establecido en la bahía de San Francisco. Las curadurías corrieron a cargo de la doctora estadounidense Grace L. McCann Morley, prima del famoso arqueólogo Sylvanus Morley y directora entonces del Museo de Arte de San Francisco (California, Estados Unidos). El pabellón salvadoreño fue organizado y montado por el poeta y químico migueleño Dr. Julio Enrique Ávila e inaugurado el miércoles 1 de marzo de 1939.

Con sus colegas Valero Lecha, José Mejía Vides y Salarrué, Cáceres Madrid fue uno de los primeros pintores nacionales en exponer en las salas de la Galería Renacimiento, primera entidad sansalvadoreña dedicada a exhibir objetos artísticos, inaugurada por Roberto Álvarez Drews a las 09:00 horas del viernes 9 de junio de 1939, frente a la esquina del Casino Salvadoreño y la Librería Domínguez, ahora parte del Centro Comercial Libertad.

La obra pictórica de Cáceres Madrid se compone de óleos, acuarelas, dibujos y múltiples litografías, seriadas por letras (A, B…) en grupos de 50. Imágenes cortesía del anticuario salvadoreño Juan Carlos Guerra López.

Desde las 15:00 horas del domingo 4 de octubre de 1942, junto con Antonia Portillo de Galindo, Luis Mejía Vides (hermano de José) y Adolfo de Jesús Márquez fueron integrantes del jurado calificador de una exposición de cuatrocientos dibujos y pinturas, realizados por los estudiantes de la Escuela Superior de Varones “Francisco W. Cisneros”, en la ciudad de San Salvador. La dirección de ese plantel correspondía al profesor Márquez, mientras que la parte técnica de la exposición estuvo a cargo de Cáceres Madrid.

Desde las 10:00 horas del lunes 19 de julio de 1943, algunas de sus pinturas formaron parte de los 250 trabajos artísticos nacionales que fueron expuestos en los salones de la Escuela de Artes y Oficios “José Mariano Méndez”, con motivo de las anuales Fiestas Julias de la ciudad de Santa Ana. Reunida por el calígrafo Daniel S. Cardona, esa muestra incluyó obras de dibujo, pintura y escultura de Salarrué, Zélie Lardé, José Mejía Vides, Julia Díaz, Raúl Elas Reyes, Valero Lecha, Rodolfo Meyer, Pedro Ángel Espinoza, Miguel Ortiz Villacorta, Valentín Estrada, Marcelino Carballo, Noé Canjura y otros.

En noviembre de 1946, se agenció el cuarto lugar del concurso pictórico organizado por el Ministerio de Cultura con ocasión del IV Centenario de Titulación de la Ciudad de San Salvador. El trabajo ganador fue su óleo El fruto de oro.

En 1948, ilustró las portadas de los dos tomos de La canción criolla de Cuzcatlán, publicados en San Salvador por el Ministerio de Cultura y en las que fueron reunidas letras y partituras creadas por el cantautor folclórico Pancho Lara. Cinco años antes realizó la portada a la acuarela para Vidas humildes (San Salvador, Talleres Gráficos Cisneros, diciembre de 1943), libro de cuentos de Juan Ulloa, a quien también le proporcionó una viñeta para otra de sus obras, Carbones encendidos, reeditada en 1972.

Con el patrocinio de las instituciones gubernamentales salvadoreñas Ministerio de Cultura y Junta Nacional de Turismo, los escritores Luis Gallegos Valdés y Ricardo Trigueros de León, junto con Cáceres Madrid, organizaron una exposición pictórica salvadoreña en la Escuela de Artes Plásticas de la ciudad de Guatemala, la cual permaneció abierta del 7 al 14 de julio de 1949 y en la que fueron mostrados cuadros de Salarrué, Cáceres Madrid, José Mejía Vides, Elisa Huezo Paredes, Julia Díaz, Carlos Cañas, Noé Canjura, Luis Ángel Salinas, Camilo Minero y otros.

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Cáceres Madrid fue director de la ENAG desde enero de 1951 hasta su muerte. Falleció a las 13:00 horas del domingo 27 de julio de 1952, a causa de una larga enfermedad. ¿Su deceso ocurrió en el barrio de Aculhuaca (hoy parte de Ciudad Delgado) o en la ciudad de San Salvador? Ni las dos alcaldías ni el Registro Nacional de las Personas Naturales (RNPN) conservan su partida de defunción.

En el año de su fallecimiento, la ENAG y la poeta y promotora cultural hondureña Clementina Suárez -casada con José Mejía Vides- organizaron una retrospectiva póstuma de su obra en los salones de la Junta Nacional de Turismo, en San Salvador. Siete años después, la ENAG bautizó a su biblioteca con el nombre de Cáceres Madrid. Para entonces, los periodistas y escritores José Jorge Laínez y Rafael Álvarez Mónchez ya habían publicado sendas valoraciones acerca de su obra y legado.

En junio de 2004, el Museo de Arte de El Salvador (MARTE) lo designó Artista del Mes, para después incorporar obra suya en la exposición reVisiones. Encuentros con arte salvadoreño, curada por Jorge Palomo O’Byrne.

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