La Binaes abrió oficialmente sus puertas al público el pasado 15 de noviembre, desde entonces miles llegan para ver con sus propios ojos las obras construidas en 21 meses gracias a convenios pactados entre China y el gobierno salvadoreño.
Durante los primeros tres días, las filas para entrar cruzaban la plaza Gerardo Barrios y la espera era de tres horas, después el protocolo cambió y se colocaron toldos para que la gente no se insolara y cortaflujos para ordenar a los visitantes.
Con el paso de los días, el tiempo de espera va reduciéndose lentamente. Tienen prioridad para entrar los mayores de edad, los niños hasta los 12 años acompañados por adultos y las personas con discapacidad.
Mientras esperan, algunos comentan sus expectativas, como Daniel, un joven de 22 años que llegó con dos amigos más a las 8:30 a.m. Comentó que le entusiasma buscar libros de Gabriel García Márquez, aunque se le consultó cuál quería leer y no supo dar un solo título.
La emoción le bajó cuando consultó a una de las personas que mantenían el orden si con el D.U.I. podía sacar libros para leerlos en casa, pero el colaborador dijo que por el momento no se estaban prestando y que el ingreso a la biblioteca solo era para hacer un recorrido y apreciar las instalaciones.
La cola avanzaba lento y eso decepcionó más a Daniel y se retiró junto a sus acompañantes.
Un adulto mayor, quien fue llevado por personal cerca de la entrada para que ingresara más rápido, dijo que él solo quería ir al restaurante, pero le respondieron que de igual manera debía seguir en la cola y que de recepción lo llevarían al restaurante. Se molestó y admitió que “a mí ni leer me gusta, pero bueno, ya estoy en la fila”.
Se entra en grupos de 15 personas, pero no antes que los grupos que ya pasaron terminen el recorrido.
Una guía da la bienvenida al inicio y pide a los asistentes que se apeguen al recorrido. Desde el primer paso al interior se siente el espacio amplio, luminoso y el aire acondicionado, muy distintas sensaciones a las que ofrecía el antiguo edificio que fue demolido.
En el primer piso está la recepción, una cafetería y un auditorio. Por su parte, los pisos dos, tres y cuatro están dedicados a la infancia. Según las redes sociales de la Binaes y el Ministerio de Cultura, ya se están realizando varias actividades con la ciudadanía.
La sala de enfermería y lactancia materna es uno de los espacios más innovadores e inclusivos que tiene la biblioteca, la guía recalcó que es una idea de la primera dama, Gabriela de Bukele; pero en el recorrido solo se menciona su ubicación, las madres aparentemente aún no pueden ver la sala o hacer uso de ella. Aseguraron que se comunicaría en redes sociales cuando el espacio esté habilitado.
Tras escuchar la información y funciones de cada espacio, los asistentes aprovecharon para tomarse fotos, pero sin traspasar el mobiliario, el cual ha sido discretamente colocado como barrera para que no entren los curiosos.
El tercer piso está organizado para satisfacer la necesidad de recreación y entretenimiento con varias mesas para jugar videojuegos, pantallas grandes y sillas para gamers. También hay un espacio Lego, un colorido letrero invita a los niños a jugar, está escrito en español, inglés y en nahuat, “Tiawit timawiltiat”.
El guía de este piso señaló que los juegos se podrán usar con la condición de que el niño lea al menos media hora un libro que él escoja de las estanterías.
También se dejó claro que para ser usuario de las coloridas salas se debe adquirir “La llave del saber”, que es una tarjeta que se tiene que gestionar llenando un formulario en línea, en la web https://registro-binaes.cultura.gob.sv/ (da errores al intentar llenarlo en celular, pero en PC es más sencillo).
En este mismo nivel está la sala temática “El Principito” con ediciones en español, inglés, francés, nahuat y una edición tridimensional del mundialmente famoso título. Es el único espacio que hace un homenaje, de manera indirecta, a una personalidad salvadoreña, pues el escritor francés Saint- Exupéry se inspiró en su esposa Consuelo Suncín para escribirlo.
La educación cívica ha desaparecido si se compara con el viejo edificio, donde había exposiciones mensuales y permanentes de ejemplares de periódicos con hitos importantes de la historia nacional. Y el cuadro al óleo con todos los presidentes que ha tenido El Salvador desde la fundación de la República ha desaparecido.
El cuarto nivel es el punto más alto de la recreación antepuesta sobre la educación, pues está lleno de artículos alusivos a “Star Wars”, Marvel, “El señor de los anillos”, “Harry Potter” y “Games of Thrones”. Por la reacción de los visitantes se nota que es el favorito, pues es donde se tomaron más tiempo para hacerse fotos con Batman, Deadpool, los stormtroopers, etc.
Acá tampoco se pueden usar las instalaciones, pese a que en las redes sociales de la Binaes hay fotos de personas leyendo libros y usando la utilería de los superhéroes.
El quinto piso es más sobrio y es donde se ven más libros y espacios específicos para leerlos. Un guía mencionó que además de haber diversa literatura y libros de conocimientos generales, también hay libros de literatura nacional, pero no se pudo constatar la existencia de ellos. Los libros en los estantes son completamente nuevos.
Se le preguntó al guía dónde se encontraba la antigua hemeroteca, dijo desconocer dónde se ubicaría y que actualmente se ubica fuera de la biblioteca; en caso de integrarse al nuevo edificio, será anunciado en redes sociales.
La hemeroteca es considerada uno de los espacios más importantes dentro de las bibliotecas nacionales, pues resguarda la historia en periódicos, fuente importante para estudiantes, historiadores, intelectuales y cualquier ciudadano que quiera dar un vistazo al pasado.
Los trabajadores de la antigua biblioteca realizaban trabajo de digitalización de estos periódicos, pero hasta la fecha se desconoce a dónde pueden verse.
La hemeroteca se encontraba en el sótano del antiguo edificio y por las filtraciones de agua lluvia en 2019 se mojaron las colecciones, se dieron por perdidos al menos 500 ejemplares que no pudieron salvarse por falta de presupuesto.
Tampoco se sabe dónde están los cientos de miles de libros que albergaba el viejo edificio, algunos que fueron adquiridos hace más de 150 años. Los primeros libros que conformaron la Biblioteca Nacional fueron comprados por el Estado y era la biblioteca personal del cardenal Luigi Lambruschini, quien tenía ejemplares de los siglos XIV y XVI y que Bukele prometió salvaguardar el día que se puso la primera piedra de la Binaes, el 3 de febrero de 2022.
“Nosotros no estamos destruyendo el patrimonio cultural. Estamos destruyendo un edificio inhabitable que no servía para nada, para salvar nuestro patrimonio cultural”, expresó en su momento.
Casi culminando el recorrido se llega al sexto piso, donde está el área de tecnología y robótica. Ahí los guías muestran juegos interactivos, como el de ser piloto de avión, también hay gafas de realidad virtual. Se aclaró que los visitantes podrán aprender de esta manera a realizar otros oficios a través de mundos simulados.
Hay una sala de “coworking” y de reuniones, también hay espacios para exposiciones de pequeños grupos. Este piso tiene la mejor vista al Centro Histórico, los visitantes aprovecharon a tomar fotos.
En este punto finaliza la visita, no se sube al séptimo piso, donde está un restaurante italiano y una galería de arte con cuadros de la serie “Inocencia” del pintor nacional Miguel Ángel Ramírez, pero esto no lo mencionan los guías.
Los participantes del recorrido quedan asombrados, pero no hacen preguntas, solo aprecian el aspecto de los espacios. Es notorio que la biblioteca no está terminada porque aún no funciona como tal. Aún no se sabe si se podrán prestar los libros para leerlos en casa, incluso se desconoce si están inventariados o si una persona empieza a leer un libro y otro día regresa para continuar, ¿cómo lo va a encontrar?
Eric Doradea, viceministro de Cultura, afirmó que “la Biblioteca Nacional de El Salvador es un espacio que se convierte en la catedral del conocimiento y del saber, un espacio abierto 24 horas al día”.
Pese a ello, además de las actividades lúdicas para los niños y otros eventos en las instalaciones, aún no se pueden leer libros, textos impresos en papel real, que, hasta el momento, no han sido superados por ninguna tecnología como el medio más eficaz, barato y fácil para transmitir conocimiento.