El pintor japonés Hirooki Hatori y la ítalo-salvadoreña Valeria Cáceres invitaron recientemente a los 18 participantes de un taller exploratorio a “dejarse llevar” por el trazo de un pincel.
Acuarelas, temperas, lápices de color, carboncillo y tinta china también fueron parte de los medios o técnicas de diálogo entre los colores, el agua, el papel y la observación que hizo de los asistentes en modelos e intérpretes.
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El taller pictórico e ilustrativo “Exploración del retrato” encontró un espacio abierto en la ventana de difusión cultural “Book Espresso” de La Biblioteca Café, en Antiguo Cuscatlán, el fin de semana pasado.
Este domingo 29 de enero, ofrecerá un segundo taller de 9:00 a 11:30 de la mañana, en el Starbucks El Pedregal. El costo es de $25 (incluye materiales a utilizar)
Desde las 2:00 p.m. hasta las 4:00 p.m., la amistad y admiración mutua de dos artistas de distintos países y continentes hizo posible que personas de El Salvador, Canadá, México, Japón y otros lugares de origen convivieran juntas y divisaran la esencia de la belleza del otro y la propia.
Para el pintor japonés de 26 años, nacido en Fukushima el principal objetivo del taller de exploración era que los participantes reconocieran “la belleza que proviene del interior del otro”, así como la que habita en ellos mismos.
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Una disposición practicada por Hirooki Hatori desde que se educó en Bellas Artes y practicó en las calles de Viena, Austria y luego por otros países de Europa, donde coincidió con la salvadoreña.
“Pienso que puedo ver la naturaleza de las personas y creo que Valeria, ella misma, es la naturaleza. Representa a la Naturaleza y he recibido mucha inspiración de ella”, apuntó Hirooki.
Los colegas que condujeron el taller compartieron su historia y talento con aquellos que se animaron a reconocer la expresividad de las distintas técnicas para ser espejos para el modelo que retrataban en una acción de interpretación recíproca.
PUNTO DE PARTIDA
Para Hirooki Hatori su forma de retratar está muy unida a su estilo de vida; tanto como su vida lo está con su “primer encuentro con el arte”.
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“Cuando tenía doce años, conocí a un artista. Cuando vi su trabajo quedé muy impresionado y en aquel momento fue cuando decidí que tenía que convertirme en uno”, recordó el talentoso pintor.
Su viaje actual lo llevará de regreso a su natal Japón, luego de pasar por Korea, Austria, Estados Unidos, Argentina, Colombia y Brasil.
“Llegar a El Salvador no estaba en mis planes, pero ha sucedido gracias a Valeria y aprecio que ella haya organizado mi paso por aquí”, destacó Hirooki, que el sábado completaba sus primeros tres días de estadía en El Salvador.
En los días previos, Hatori permaneció en México; Lugar que, hasta hace poco más de un mes, todavía era una página en blanco en el viaje del artista nipón.
IMRPEGNADOS
El mar que puede dividir a los que no hablan el mismo lenguaje dejó de ser una barrera cuando los presentes comenzaron a dialogar con miradas y trazos desde la perspectiva conjunta de sus jóvenes guías en el uso de los tonos y las texturas.
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De manera conjunta, Valeria y Hirooki describieron al trazo como “el lenguaje de las personas silenciosas, aquellas que no se expresan tan bien con el habla”.
Y es que un papel en blanco habla de posibilidad y libertad cuando el bloqueo ha sido vencido.
Como si los trazos y la fluidez de los trazos diluyeran pensamientos limitantes, Nicole Segovia, Francisco Cáceres y Noah Turcotte se encontraron con sus capacidades.
“He aprendido a tener más confianza”, admitió Nicole Segovia, quien llegó con la idea de recibir otro tipo de instrucción, pero quedó entusiasmada con el viaje personal que emprendió en sus trazos.
“Interioricé en cómo funciona el proceso de experimentar con las técnicas y los materiales con un grupo de personas que rompió el hielo rápidamente y dibujamos retratos, algo que suele ser muy intimidante”, dijo el ciudadano canadiense Noah Turcotte.