Sin lugar a duda, un hecho histórico trascendental en el mundo ha sido la Revolución Cubana, es decir, el alzamiento revolucionario cubano de izquierda liderado por el guerrillero Fidel Castro en contra de la dictadura militar de Fulgencio Batista. Esta revolución comenzó el 26 de julio de 1953 y continuó de manera intermitente hasta que los rebeldes derrocaron al mandatario el 31 de diciembre de 1958, sustituyendo su gobierno.
Durante dos años, desde 1956 a 1958, el Movimiento 26 de Julio de ideología nacionalista y marxista leninista lideró la resistencia a través de una guerra de guerrillas urbanas y rurales.
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Un suceso importante de esta revolución ocurrió el 25 de noviembre de 1956, cuando Fidel Castro, junto a otros 81 guerrilleros del Movimiento 26 de Julio que se encontraban en México, zarparon de Tuxpan, estado de Veracruz, abordo del yate Granma rumbo a la isla de Cuba, para enfrascarse en su lucha. Entre los que se embarcaron en esta misión se encontraban Juan Manuel Márquez, Fausto Obdulio González, Raúl Castro, Juan Almeida Bosque, Camilo Cienfuegos y el argentino Che Guevara.
Pero en esta lucha revolucionaria ocupa un sitio importante el general Alberto Bayo Guiraud, quien tuvo a su cargo el adiestramiento de Fidel Castro y de los otros expedicionarios que viajaron de México a Cuba hace casi 68 años.
Según el medio español ABC, el mismo Fidel Castro se refirió al general Bayo como “el Maestro” y, que el Che Guevara lo definió como “un gladiador que no se resigna a ser viejo”.
“Para ellos, fue un profesor que instruyó a sus hombres en el arte de la guerrilla”, refiere ABC en el reportaje citado.
Testigo de aquel acontecimiento fue el salvadoreño Beto Bayo, nieto del general Bayo, quien en ese momento era un niño y residía con su familia en el país azteca.
En una reciente entrevista con el escritor Marvin Galeas, Beto recuerda algunos detalles de ese suceso.
La primera pregunta que suelta Galeas al entrevistado fue ¿cómo es que el general Alberto Bayo terminó enredado entrenando nada más y nada menos que a Fidel Castro y sus barbudos? La respuesta llega de inmediato.
“Mi abuelo los entrenó en México. Alquilaron una hacienda y ahí los entrenó, tanto así que a veces se quedaban diez en la casa de nosotros, otros diez donde mi abuelo y donde mi tío otros tantos”, comenta Beto. “Y ahí conocimos a uno de ellos que se llamaba Universo Sánchez, que hacía ‘magia’ metiéndose una aguja en el cuerpo”, agrega.
Beto, quien décadas después se convertiría en el precursor de la Zona Rosa de San Salvador, no recuerda con exactitud cuánto tiempo su abuelo instruyó en tácticas de guerrillas a los revolucionarios, pero considera que fue aproximadamente un año.
“Los entrenó como un año, quizás, no me acuerdo. Pero sí me acuerdo que llegaban seguido al DF ahí con nosotros. El lugar donde entrenaban estaba situado entre la Ciudad de México y Cuernavaca”, rememora Beto.
No pudo viajar en el Granma
En la entrevista con Galeas, se revelan pormenores poco conocidos, entre ellos el deseo de viajar del general Bayo en el yate Granma junto a los 82 revolucionarios. Este anhelo no se cumplió, ya que Fidel y los demás no se lo permitieron, aduciendo que ya estaba avanzado en edad para ser parte de esa travesía. Asimismo, Bayo rememora que su abuelo les advirtió que eran demasiados los que iban en la embarcación que viajaría a Cuba, pero que ellos hicieron caso omiso a sus palabras.
“Se fueron para allá (Cuba) triunfó Fidel y nos mandó a traer en un avión a mi mamá y mis hermanos. Yo tenía diez años, mi hermano que me sigue tenía nueve, y el tercero, se escondió en el baño del avión sin decir nada. Y es que solo viajaríamos los dos hijos mayores y mi mamá”, dice Beto.
Y siguen los recuerdos
En la amena plática, Beto sigue escarbando entre sus recuerdos. De repente, expresa algunas de las experiencias que de niño vivió en Cuba, donde radicó un tiempo.
“Llegamos a Cuba y como éramos descendientes de militar nos metieron en una academia militar gringa. Estábamos internos y marchando con rifle”, manifiesta Bayo. “Ahí estuvimos un año y medio. Durante los fines de semana nos íbamos a la casa de mis padres a Tarará, que era donde vivía mi abuelo y mi abuela. Enfrente de la casa de ellos había un cuartel donde enseñaban guerrilla”, añade.
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Beto sigue recordando. Ahora narra algunas experiencias de él y su familia junto a Fidel Castro y Fidelito, el hijo que el dictador tuvo con Mirta Díaz-Balart.
“Me acuerdo que una vez estábamos ahí donde mi abuelo, llegó Fidel con Fidelito y de repente vieron que yo iba manejando un carro enfrente de ellos con mi hermano. Y entonces, le dijo Fidel a mi abuelo: ‘Oye, ¿que no es tu nieto, Albertito?’. ‘Sí’, le dijo. ‘¡Y él ya puede manejar y tú no!’, le dijo a Fidelito. Y yo le enseñé a manejar a Fidelito que era mi mejor amigo en Cuba, que en paz descanse”, dice Beto.
El entrevistado revela que tras el triunfo del Movimiento 26 de julio en Cuba, la relación de Fidel con su papa (también de nombre Alberto) fue cordial, sin embargo, asegura que hubo ciertas desavenencias entre ellos.
“Mi papá llegó a tener diferencias con Fidel, tanto así que llegó un momento que llegó a hablar con él y le dijo: ‘mirá, mi papá, mi mamá, mi hermano y yo te superapoyamos para derrocar un dictador y resulta que vos saliste peor”, refiere el entrevistado.
Beto, sus hermanos y su mamá regresaron a El Salvador.
“Luego nos venimos para acá (El Salvador) porque mi abuelo materno le dijo a mi mamá: ‘Nenita, traete a los niños porque Fidel no tarda en firmar con la Unión Soviética’. Nos venimos dos meses antes, sino allá siguiera yo cortando caña”, dice Bayo
Su papá, se quedó en Cuba, se volvió a casar con otra mujer y tuvo otros hijos. Su recordado abuelo murió en La Habana, el 4 de agosto de 1967, a los 75 años.
El general Alberto Bayo sigue siendo venerado en Cuba. Hoy en día, hablar de él es hablar del legionario que fue un héroe de la II República en España y de quien adiestró a Fidel Castro y a otros personajes de la Revolución Cubana.