Sobre la avenida Roosevelt en San Salvador, existe desde diciembre de 1959 un lugar lleno de particularidades: además de su buen sabor, cuenta con el más antiguo servicio drive-in de la capital; un toldo; el área de servicio de restaurante para quienes van de paso o prefieren bajar de su auto; y más de una decena de colaboradores que siempre reciben a los clientes con una sonrisa.
Es El Café de Don Pedro, negocio fundado por el empresario cubano Pedro Dalmau y Gorrita, conocido como "Pedritín". Él falleció hace 13 años, pero dejó el negocio de su vida y de su familia, el cual sigue funcionando gracias al empuje y compromiso de su personal.
El icónico restaurante mantiene viva su esencia con las mismas recetas desde su inauguración, hace 65 años. Ahora, está a cargo de la cuarta generación de la familia Dalmau: Pedro Vicente Dalmau, mejor conocido como “Periquitín”; y en proceso de transición a la quinta generación: Celia María Dalmau.
De acuerdo con “Periquitín”, su abuelo Pedro Crispín Dalmua (“Pedrito”, como le llamaban de cariño) conducía un programa de televisión en los años 50 llamado, justamente, “El Café de Don Pedro”, transmitido por el Canal 6. Mientras que, su abuela Celia Gorrita, presentaba el programa “Telecocina al minuto”, dedicado a la preparación de diferentes platillos.
“La inspiración de mis abuelos fue la que tomó mi padre (“Pedritín”) y mi madre doña María Tula López para fundar este maravilloso restaurante de tradición familiar, con un concepto drive-in. El servicio con charolas en las ventanas de los carros, ‘como de película o como en Los Picapiedras’, era nuestro distintivo. Sin dejar de lado la herencia de la inigualable sazón de mi bisabuela (doña Celia)”, detalló Pedro Vicente.
Receta mágica
Y es que, “la abuela Celia”, como es conocida cariñosamente en la cocina del restaurante, contaba con un tradicional toque cubano, mezclado con la gastronomía salvadoreña. Creó diferentes tipos de platillos que poco a poco fueron evolucionando, hasta convertirse en los favoritos de los comensales, siempre acompañados de una sonrisa y una Coca-Cola bien fría.
Los platillos como el Club Sándwich Los Ángeles, el Gallo en Chicha, la Sopa de Mondongo, la Sopa Pavesa, el Pepito, el refresco de ensalada y el Merecumbé, son parte de las recetas que aún se mantienen, tal cual como doña Celia las preparaba.
“Nuestras recetas nacieron con la experiencia y el toque cubano de la ‘Abuela Celia’, una señora con gran carisma que siempre disfrutó cocinar para una familia, que constantemente buscaba cualquier excusa para celebrar y comer juntos. Gracias a nuestro equipo, a lo largo de los años mantenemos ese sabor de ella. Ese sabor a hogar y el recuerdo de que la comida compartida con seres queridos es la más sabrosa”, añadió "Periquitín".
A la vez, reveló que como sello personal nunca falta el sorbete después del almuerzo; pues en cuanto sus padres heredaron el restaurante, él siendo un niño de 5 años, lo que más feliz lo puso fue el hecho de degustar un rico sorbete diariamente al volver de la escuela o —cuando era premiado por un logro— una deliciosa vaca negra con Coca-Cola.
El Café de Don Pedro
Un restaurante íntimamente ligada a cinco generaciones de emprendedores de la familia Dalmau: Don Pedro, papá (Pedro Dalmau Ferrer); Pedrito, hijo (Pedro Crispín Dalmua); Pedritín, nieto (Pedro Martín Dalmau y Gorrita); Periquitín, bisnieto (Pedro Vicente Dalmua), Celia María Dalmau, tataranieta.
Un ícono de la capital
El Café de Don Pedro tuvo una época de expansión en los años 90 y 2000, cuando abrió varias sucursales a escala nacional. Sin embargo, a la fecha, mantiene solamente su única sede original Roosevelt, que sobrevive en la nostalgia de muchos.
Ofrece diversas opciones gastronómicas de comida a la carta y a la vista, como sus “Almuerzos Silver”, un menú semanal de comida saludable usando ingredientes completamente locales. En cuanto al entretenimiento, el restaurante organiza a menudo noches de música en vivo, donde los clientes marcan recuerdos inolvidables en pareja, entre amigos o en familia.
Según relata Carlos Cuéllar, un cliente del Café de Don Pedro desde hace 50 años, la tradición del servicio al cliente “Excelencia Don Pedro” es la principal razón por la que continúa visitando el sitio.
“Aquí siempre lo reciben a uno con una sonrisa, lo acogen y lo hacen sentir querido. Yo tengo 50 años de venir y lo sigo disfrutando como la primera vez. En mi mente y en mi corazón guardo grandes recuerdos: citas de novios con mi esposa, partidos históricos, bailaditas inolvidables, comiditas en el carro y esa amabilidad que nunca falta”, relató Cuéllar.
De esta manera, el Foodmark Café de Don Pedro se ha convertido en un ícono de El Salvador. Un lugar lleno de magia. "No somos los mejores por ser los más antiguos, somos los más antiguos por ser los mejores", finalizó "Periquitín".