La Selección Nacional Femenina de Fútbol Playa rozó un triunfo milagroso ante su similar de Argentina en un partido épico y muy disputado, con un cuadro salvadoreño que transitó de la timidez y el nerviosismo iniciales hacia una exhibición de coraje, entrega y rebeldía sobre la arena de la Costa del Sol por la fecha 2 de la Copa El Salvador.
El arranque mostró algunas debilidades en la oncena cuscatleca. Un poco de nerviosismo que se tradujo en inseguridad, en baja intensidad en las marcas y en salidas a disputar el balón. Eso costó caro principalmente en el 0-1 argentino, producto de una seria descoordinación entre la portera Yajaira Maravilla y su defensa, que le hizo soltar el balón a beneficio de la letal Agostina Tasinazzo, a pocos segundos del pitazo inicial.
Un mazazo más de Sofía Masetto, pegado al larguero, hizo reaccionar de algún modo a la escuadra de Elías Ramírez. Primero, contó con un penal que Trinidad D'Andrea atajó a la capitana Marisa González. Luego, cuando menos se esperaba, en una jugada por derecha, Fátima Vásquez disparó cruzado de derecha para por el 1-2 que avivó de nuevo a la grada salvadoreña, que soñaba con otra victoria.
Aquello solo rasgó el orgullo del cuadro sudamericano, que se activó en modo apisonadora para abofetear a las locales. De nuevo, Masetto y Tasinazzo, más Sandra Mereles en un rebote concedido por Maravilla, amplió la cuenta por 1-5 al cierre de la primera parte.
En la segunda etapa, las salvadoreñas se recuperaron y lograron equiparar por buenos tramos a las argentinas en la disputa del balón, aunque el problema permanecía en la abismal distancia entre el arco y las atacantes nacionales, en parte ampliada por las defensoras albicelestes. Aunque Tasinazzo firmó la media docena de goles de la visita en un libre directo lateral, Irma Cordero alimentó un poco las esperanzas con un inesperado remate frente al arco rival, a poco de finalizar este tercio.
Un derechazo de Fátima Pérez que acabó en gol en el arranque de la parte final acercó distancias y encendió de vuelta a un público que ya estaba ansioso por cantar una victoria esa tarde. Más tarde, Cordero acercó aún más con un derechazo desde lejos y un doblete tardío de Emilia Guevara obró el milagro de un empate que nadie esperaba, hasta que un penal a favor de Argentina deshizo el sueño. De todas formas, la hazaña cuscatleca ya estaba firmada con semejante cabalgada desde atrás.
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