En medio de la amarga noche del 15 de junio de 1982, Luis Baltazar Ramírez Zapata lanzó un grito de desahogo y de alegría que, cuarenta años después, todavía resuena en los corazones futboleros de un país: a los 63 minutos de una infame derrota ante Hungría, sacó, de su botín derecho, el primero y hasta ahora único gol que El Salvador ha podido festejar en una Copa Mundial de Fútbol.
‘El Pelé’ Zapata todavía recuerda con orgullo aquel suceso que le inmortalizó entre los salvadoreños más ilustres de este deporte. Tiene muy claros los detalles de esa jugada que el Mágico González arrancó por la izquierda, casi tomando línea de fondo, en la que Norberto Huezo malogró el disparo a meta por la pierna de un defensor pero que, por fortuna, el migueleño de entonces 28 años supo colocar a ras de piso. “Toque suave con la parte interna del pie derecho”, repite religiosamente cada vez que le piden rememorar la acción.
CANCHA viajó a San Miguel para recrear junto con ‘Pelé’ Zapata el día en que se consagró como leyenda nacional, incluyendo el gol que, explicando el por qué, gritó como si fuese el más importante de su carrera y de la historia de su país.
P: Alguna gente comete el error de ubicarlo como centrodelantero, pero entiendo que esa no era su posición en el campo.
R: Yo empecé jugando en Águila como puntero izquierdo, pero quien jugaba en esa posición era Luis Abraham Coreas (QDDG). Después que a él lo pusieron de centrodelantero, yo jugué de puntero izquierdo y, después, a mí me pusieron como centro delantero, cuando fuimos bicampeones con Águila en 1975 y ’76 y campeones de Concacaf, fui dos veces campeón goleador. Desde ahí jugué como ‘9’, que me gustaba a mí, y luego como volante de enganche. Ya usaba el ‘10’, porque mi compañero y amigo David Antonio Pinho se había retirado. Terminé jugando como enlace, en Selección y en clubes.
P: ¿Cómo se dio su debut en la Selección?
R: A nivel de selecciones, estuve en una juvenil que participó en un Centroamericano y del Caribe en Cuba, en 1970. Tenía 16 años. Debuté allá y mi primer gol a una selección extranjera fue a Bermudas. Allá tuve a varios compañeros que pasaron por varias etapas. Estuvimos cerca de ir a una Olimpiada (Múnich 1972), que nos eliminó Estados Unidos en los penaltis en Jamaica (4-5, tras empatar 1-1).
P: Para cuando empezó el proceso de España ’82, Ud. ya era uno de los titulares.
R: Así es. Todavía me quedó esa duda de por qué no me llevaron a la Hexagonal en Honduras. Me llamaron después para ir al Mundial. Me llamaron a un entrenamiento en el que me dijeron que yo tenía que echar todo para ir al Mundial, porque los que se habían clasificado eran otros. Pero igual, me hubiera dado ese gusto también, porque ya habían estado en muchas selecciones. Ya tenía vasta experiencia en partidos internacionales, así que, cuando nos parábamos en la cancha, no sentíamos miedo.
P: ¿Cómo se enteró de que estaba convocado para jugar la Copa del Mundo?
R: Me mandaron un telegrama. Decía “Convocado para integrar la Pre-Selección que iba para el Mundial”. No me extrañé. El grupo de acá de oriente fue de los primeros en estar ahí: Macora Castillo, Joaquín Ventura, Paco Jovel, etc. Trabajamos bastante fuerte para integrar la Selección, hubo bastantes partidos internacionales, que le daban bastante poder a uno para integrar la Selección.
P: ¿Cómo vivió ese largo viaje hasta España? Sabemos que llegaron apenas un par de días antes del partido de estreno.
R: Sí, fueron cinco días apenas. Es que el problema de nosotros era un caos económico, pero igual, nosotros siempre estábamos listos para viajar. Éramos así. Había una deuda de tres meses, pero hubo un diputado – no voy a decir el nombre porque no me gusta la política (entre risas), quien consiguió para que nos cancelaran y, ese mismo día, los de afuera vinimos a dejar el dinero a nuestras casas. Al segundo día, ya íbamos a Guatemala. Bajamos primero a Costa Rica, luego a Panamá, a República Dominicana y después todo el Atlántico. Fueron como veinte horas (se ríe).
P: ¿Qué hicieron para soportar ese viaje tan extenso?
R: Conversando, a veces en el aeropuerto nos tomábamos un cafecito, en esperas de 3 o 4 horas. Más que todo en Dominicana. Ahí todos poníamos un ambiente tremendo. Era un compañerismo bastante bueno, en el aspecto de que nos respetábamos. Siempre hay uno, dos o tres que.
P: ¿Cómo recuerda aquel 15 de junio de 1982?
R: A la Selección de Hungría no la habíamos visto nada, ningún video. Creo que el mal de nosotros fue haber jugado de tú a tú contra ellos. Para mí, teníamos que verlos primero y ver cómo funcionaban. Era una selección fuerte en Europa. Yo me siento mal porque a veces la opinión de algunos aficionados es bastante fuerte contra nosotros, pero la realidad es que no lo hubiéramos querido nosotros. No los conocíamos y nos paramos mal tácticamente. Yo entré al minuto 27, cuando el marcador estaba 3-0. Dios me dio la oportunidad de anotar el gol y ser el primer centroamericano en marcar en mundiales, porque aún no debutaba Honduras.
P: ¿Qué le dijo el entrenador antes de entrar a la cancha?
R: Ya me habían hecho el papelito con el cambio. Yo vi que Rugamas estaba pidiendo salir, estaba medio lesionado y habían detenido el cambio para ver si podía seguir, pero estaba golpeado. Se lo quité a Salvador (Mariona), el asistente de Pipo Rodríguez y lo llevé justo allá. Yo quería entrar. “No, calmate”, decían. “No, es que está golpeado”, respondí. Entré y se me cumplió un sueño.
P: Tengo entendido que usted también jugó con un golpe o estaba tocado para ese partido.
R: Yo estaba jugando de titular, pero antes de irnos a España tuve una lesión en la pierna (derecha) en un entrenamiento en la cancha de la Lido, pero no era para tanto. No tuve ningún problema.
P: ¿Cómo recuerda la jugada?
R: Fue una jugada bastante brillante del Mágico. Se llevó al volante y al lateral por izquierda, enganchó y tiró el centro a Norberto Huezo. Él agarró el balón, lo pateó y le pegó justo a un húngaro, y me quedó a mí, frente al arco. Ahí, yo creo que si le hubiera pegado fuerte, la hubiera fallado. Solo fue un toque, con el borde interno, abajo. Luego me di cuenta que ese arquero, Meszaros, no era mal arquero, pero lo agarré a unos cuatro metros. Estaba cerca. Y en el video del partido se ve que simasito les meto el segundo gol, en un tiro de zurda que roza el poste.
P: A todos nos llama la atención por qué festejó tan efusivamente ese gol. ¿Qué pasaba por su mente en ese momento?
R: A mí un compañero me dijo que no lo gritara, pero un gol en un Mundial, ¿cómo no lo voy a gritar? Si metía goles aquí en finales y lo gritaba con todo, ¿cómo no iba a gritar en una Selección y fuera de mi país? Y ante un grupito de salvadoreños en ese estadio, con la bandera, ¿cómo no lo iba a gritar? Ya sería el colmo… Yo estaba en lo máximo, por que un Mundial es lo máximo para un futbolista.
P: ¿Dónde está el uniforme con el que marcó ese gol?
R: El uniforme se lo vendí a unos periodistas que van a hacer un museo en Madrid. Yo los tengo aquí agregados (señala su celular), me han estado haciendo algunas preguntas. La vez pasada me dijeron que estaban recopilando casi todo del mundo. Van a poner la camisa ‘14’ y yo entro como el primer salvadoreño y centroamericano en meter un gol en un Mundial.
P: ¿Algún húngaro le pidió la camiseta? ¿Se quedó con alguna
R: Sí, la cambiamos varios. Cuando venía al país, las regalaba. Yo no tengo ni camisas del Águila ni de cuando era campeón. Todas las regalaba. Me las pedían.
P: ¿Qué ambiente tuvo el vestuario de la Selección cuando acabó ese partido?
R: Mucha tristeza. Mucho pensamiento en cómo nos iba a recibir la gente acá. Hablamos como jugadores y dijimos que nos íbamos a poner las pilas contra Argentina y contra Bélgica. Que no teníamos que decaer, que teníamos que enfrentarlo como se debe, y lo asimilamos. Pero cuando volvimos al país, hubo mucha agresión verbal por parte de algunos. Es un sentimiento grande. Nunca se nos quitó eso, que era una de las mayores goleadas que ha habido. Pero después nos enfrentamos al campeón del mundo, que era Argentina, con Diego Armando Maradona, Pasarella y todos esos, y nos paramos bien.
P: ¿Por qué tenemos 40 años sin jugar otro partido en un Mundial?
R: Nosotros salimos del Mundial y nadie dijo ‘voy a agarrar ocho de esos jugadores y los vamos a ir a preparar a Europa. Nosotros siempre hemos estado así, olvidados. Nosotros hemos vivido el futbol, lo hemos jugado y hemos estado con técnicos de gran nivel, entonces tenemos un aprendizaje. Y más que nos preparamos como técnicos. Eso siempre pasa aquí en nuestro país. Eso así es.
P: ¿Tuvo otro gol, aparte del de Hungría, que usted recuerde con igual o mayor aprecio?
R: Los dos goles que le metí a Canadá, para el Premundial de 1977, fueron buenos goles. En el primer tuve que guapear con Lenarduzzi, que era el central, y el segundo fue un tiro libre con comba. Bonito ese gol porque nos daba la victoria en el estadio de los Tigres y nos daba las posibilidades de jugar el Mundial en Argentina.
P: ¿Cómo le gustaría ser recordado por el país?
R: Hay muchas cosas… A mí, solo que me recuerden mis nietas y nietos que tengo y esa noble afición que siempre nos apoyó. Siempre me debo a ellos, porque nuestra afición era tremenda, cuando nos seguía, así también la de Águila. Son aficiones bien leales. A veces me da no sé qué cuando hoy la afición en redes sociales… En vez de darle el apoyo, critican demasiado. La Selección es el equipo del pueblo, de la afición salvadoreña. Me gustaría que me recuerden por el gol que metí en el Mundial.