ENTREVISTA: Pipo Rodríguez, ¿cómo se clasifica a un Mundial?

Pipo Rodríguez es sinónimo de Selecta. Y eso se respira desde que uno ingresa en su domicilio para la entrevista. Una especie de museo del fútbol y de la Selección salvadoreña invade el ambiente. Premios, balones, entrevistas, fotos, los partidos más importantes de la historia, el recorrido de los mejores años, todo sobre la Selecta está allí…

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Es protagonista principal de los dos Mundiales a los que asistió El Salvador. Un privilegio que solo comparte con Chamba Mariona. A México 1970 llegó como jugador; a España 82 llegó como entrenador. A ambas Copas solo clasificaban dos de Concacaf. Es palabra autorizada la de Pipo a los 78 años, quizás como ninguna en el país, para hablar de clasificaciones a mundiales.

-La pregunta del millón, Pipo: ¿Dónde está la clave para que El Salvador pueda clasificar nuevamente a un Mundial?

-La clave más importante es creer en nosotros mismos. En nuestro tiempo nosotros teníamos calidad de jugadores, tal vez no estábamos preparados en la mejor forma, pero si comparables con los equipos que nos teníamos que eliminar, con excepción de México o Costa Rica. En ese tiempo, EE.UU. no era fuerte. Pero si México y Costa Rica eran siempre los candidatos a ir en lugar nuestro. De hecho, cuando fuimos a España 82, allá nos esperaban con un bus que decía México. Imaginate que era el país que esperaban, nadie esperaba a El Salvador.

-¿Por qué hoy está tan alejado del fútbol?

-Bueno, dicen algunos de mis amigos que parezco tan raro como un billete de a tres. No conocí el estadio hasta que fui a jugar. Después, dejé de entrenar y no volví a ir al estadio, a no ser por una invitación que nos hicieron una vez para darnos un diploma, pero estar cerca del fútbol ya no. Así ha sido siempre, no es algo diferente ni raro que yo no vaya al estadio.

-¿Y está pendiente de la Selección?

-La sigo pero no la veo. Normalmente me pongo nervioso viéndola. Espero que sea la hora que esté terminando el partido, entonces veo como van. En raras excepciones veo los juegos.

-Pero sí está al tanto de que inician unas nuevas eliminatorias…

-Si, y además de eso, como no van a estar Canadá, Estados Unidos y México, los tres más difíciles, junto con Costa Rica, queda más abierto para el resto de los países.

-¿Entonces piensa que esta vez si se puede?

-Está la ilusión. De poder, se puede. Varias veces hemos estado a punto de ir pero, como decimos, nos falta cinco para completar el peso y nunca terminamos de completarlo.

-Usted tiene el privilegio de haber estado presente en las dos eliminatorias más importantes en la historia de El Salvador.

-Y si, tienen que ser las más importantes porque fueron las únicas veces que hemos clasificado a un Mundial. Antes, también habíamos ido a Juegos Olímpicos (1968), que por cierto, no hemos vuelto a ir.

-¿Cuáles son sus principales recuerdos de aquellas eliminatorias de 1970, dentro del campo de juego?

-Lo importante es que era a visita recíproca y no valía el gol average. En el caso de Honduras, nos ganaron allá, nosotros vencimos acá y nos fuimos a un desempate, que arreglaron que fuera en México, en el Azteca. Contra Haití fue al revés, les ganamos allá y ellos acá, el desempate fue en Kingston, Jamaica.

-¿Aquel partido con Honduras fue tan especial?

-Fue durísimo. Ellos habían trabajado bien, incluso mejor que nosotros, entonces todos esperaban un triunfo de ellos, pero gracias a Dios siempre estuvimos cerca y arriba en el marcador. Fuimos 1-0, luego 2-1 y el tercer gol, que fue el que metí yo, fue en tiempo extra, el 3-2. Una vez haciendo ese gol y conociendo la calidad de los defensas que teníamos, ya era bien difícil que nos empataran.

-Aquel juego tiene el triste y equivocado mote de “La Guerra del fútbol”

-Sí, hubo un periodista que vivía en México (el polaco Ryszard Kapuściński) y él fue el que le llamó así y después se generalizó, todo el mundo lo llamó de esa manera. Y también porque después de que regresamos de ese partido en el que le habíamos ganado, se agravaron los problemas socieconómicos, que no eran de fútbol, que existían entre Honduras y El Salvador. Y quizás, empezó la guerra dos o tres semanas después de que vinimos del juego, tal vez algo así se mezcló una cosa con la otra. Lo que queda claro es que el fútbol no tuvo nada que vez. El más grande.

-Y luego, la serie decisiva contra Haití, que clasifica a El Salvador por primera vez a un Mundial.

-Ellos tenían casi 14 o 15 partidos sin perder en Haití, en Puerto Príncipe. Y llegamos nosotros y le ganamos 2-1, el primer gol lo hizo Elmer Acevedo y el segundo lo metí yo. Con eso ganamos la ida, pero al regreso acá nos ganaron 3-0. En ese partido me golpearon, a mi manera de ver fue adrede, pero no te puedo decir si fue así o no. Agarré a una pelota y el haitiano se paró encima de mí, me rompió ligamentos, fisura en el peroné… De ahí me llevaron al hospital. Yo el partido no lo vi porque fue al minuto 3 del primer tiempo.

Cuando regresé, en el camino, me contaron que nos habían ganado 3-0. Eso generaba un tercer partido en Kingston, Jamaica, que yo creo no fue muy inteligente haber escogido esa sede porque es el clima y la zona de ellos. No sé porque fuimos ahí. Nos decían ahí toca jugar y ahí íbamos. Sin embargo, en el partido íbamos 0-0 y en el extra tiempo llegó el gol de Mon Martínez; Sermeño, que fue el que ingresó en mi lugar fue el que hizo el centro. Dicho de otra forma, si yo no salía, no ganábamos (risas)…

-Catorce años después, fue su turno como técnico en una eliminatoria y segunda clasificación mundialista.

-Si, con Chamba Mariona y Chepito Castro, aunque las decisiones finales siempre las terminaba tomando yo, buenas o malas. Pero ellos influían en mi manera de pensar también. Fueron buenos auxiliares, nunca hubo ningún problema. Yo llegué a entrenar a la Selección casi de casualidad.

-¿Cómo fue eso?

Y se le ocurrió a los del Cesen, ‘¿por qué no los entrenas vos para mientras viene otro entrenador?’. Fue así, por eso empecé; Chamba y Chepito ya eran los auxiliares del Pibe, yo los había recomendado. Pero empezó la eliminatoria, iniciamos bien, y yo preguntaba ¿qué pasa con el nuevo entrenador? y me decían ‘estamos bien, no te preocupes, sigamos así’. Y así fue hasta que clasificamos al Mundial en la hexagonal.

-Yo pertenecía a la Comisión de Selecciones, Cesen, formada por federativos y me llamaron para tener la visión de un entrenador y trajimos al Pibe Rial como técnico. Pero en ese tiempo estábamos en lo más duro de la guerra y había bombas, de todo. A veces entrenábamos y se iba la luz del estadio porque habían botado un poste que traía la energía. El problema se generó porque la señora del Pibce Rial cuando vio eso le dio miedo, y se fue. Al final lo convencieron de que se fuera él también, y nos quedamos sin entrenador a un mes de empezar la eliminatoria.

-Dirigió una generación de jugadores sobresalientes.

-La generación del 82, obviamente, es una de las mejores que ha habido aquí. Yo la tuve, casualmente, en Sub-17 y Sub-23. Y después cuando me tocó verlos en la mayor, todo era muy familiar. Los había visto muy jovencitos, a todos ellos. Fue un proceso que no se planificó, pero se dio porque caímos los mismos en la clasificación.

-Cómo entrenador, ¿qué se hacía en aquel momento para llegar a las eliminatorias con chances reales de clasificar?

-Para empezar, entrenábamos dos veces al día, algo que no se acostumbraba mucho en esa época. Empezábamos físicamente a las 6 de la mañana y entrenábamos fútbol al mediodía. Eso lo empezó Gregorio Bundio y nos sirvió mucho porque el estado físico nuestro mejoró una barbaridad. Otra cosa, nos concentraron, no nos dejaban ir ni a trabajar ni a estudiar. Entonces vivíamos solo para el fútbol, como se hace ahora. Antes no era así, je.

-Costa Rica se negó a jugar aquí por la guerra.

-Exacto, pero nosotros si fuimos allá y empatamos. Si alguien nos podía sacar de esa eliminatoria era Costa Rica.

-Y luego vino la Hexagonal en Honduras.

-Si y empezamos mal, perdimos el primer partido contra Canadá. Ahí se nos hizo el problema dentro de la Selección, algunos empezaban a no creer en ellos mismos, hubo que platicar bastante con algunos jugadores. Y la suerte, la gran suerte, fue que al ganarle a México, los estados de ánimo mejoraron notablemente.

-¿Qué es lo que más recuerda de aquel juego contra México?

-La jugada del gol, la jugada de Jorge González, se la llevó por el extremo izquierdo, la centró a Silvio Romero Aquino que no pudo llegar pero si Ever Hernández. Ever siempre le hacía goles a los mexicanos, no sé por qué. Después de ese gane, los estados de ánimo cambiaron completamente.

-¿Estaban sobrados los mexicanos?

-Es posible, estaba jugando Hugo Sánchez, casi nos hace un gol. Yo los vi corriendo bastante, pero no sabemos la manera de pensar de ellos. Pienso que ellos creían, que al clasificar dos, iban a estar seguro en el Mundial. Al final, terminó primero Honduras y después nosotros.

-Después llegaron los empates contra Cuba y Honduras

-Contra Cuba creíamos que íbamos a ganar y estuvo más que difícil, empatemos con penal del Pájaro Huezo. Y Honduras en ese momento, era el mejor equipo.

-Y llegó el definitivo, el triunfo otra vez ante Haití, que da la clasificación.

-De la clasificación no tengo muchos recuerdos, porque como siempre, por no gastar, terminamos de jugar y nos trajeron enseguida de regreso y no vimos el último partido de Honduras vs. México, que si ganaban los mexicanos no íbamos nosotros. Yo fui al mar y no quise saber nada hasta que me avisan cuando terminen quien ganó. Y cuando me avisaron fue una locura.

-¿Cómo fue ese momento?

-Recuerdo que uno de los que cuidaba el rancho estaba al tanto y oyéndolo por radio. Salieron corriendo a avisarme que habíamos clasificado. Es que nos trajeron al país y nos dejaron cada quien en su casa. Yo me pongo muy nervioso en los partidos, por eso quise ir al mar. Para mí fue grandísimo, una noticia especial, me acuerdo el momento que me llegaron a decir que habíamos clasificado. La verdad es que, aunque yo creía que podíamos clasificarnos, cuando veníamos para acá todavía tenía el temor de quedar afuera que nos quitaran ese segundo lugar. La noticia fue especial y sigue siendo especial después de más de 40 años.

-¿Por qué considera usted que esos dos equipos pudieron clasificarse a un Mundial y luego ya no se pudo nunca más?

-¡De poder, se puede! Varias veces estuvieron a punto de ir, muy cerca. El grupo de seleccionados que yo tenía fue de las generaciones más grandes que hubo. Después hubo buenos jugadores, pero el problema es que había dos o tres nada más, no diez u once como los que yo tenía. A eso se debió que no pudieron clasificar. El fútbol nuestro en un tiempo estuvo adelante, con excepción de Costa Rica y México, de todos los demás. Se podía clasificar, vino Milovan, él estuvo a un punto o dos de clasificar, pero cabal tenía tres o cuatro jugadores de mucha calidad pero de tres o cuatro no se hace un equipo.

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