La Selecta, con un mejor segundo tiempo, en el papel siendo superior a Bonaire, pero sin demostrar ese potencial, empató este miércoles su amistoso ante un rival luchador que lo hizo sufrir (1-1), en el estadio Audi Field en Washington, Estados Unidos. Un error casi costó el juego, y el resultado sin ser superior, dejó a la Azul aumentando la racha sin poder ganar a 20 partidos. Este viernes, su rival será Argentina, la campeona del mundo, en otro amistoso.
Para los dirigidos por David Dóniga, era un partido para demostrar un mejor juego colectivo, para presentar cuál ha sido la idea trabajada con el español. Y, en este duelo (3-5-2), los salvadoreños buscaron la iniciativa. Hicieron un contacto directo al frente de ataque, con una mejor tenencia de pelota, y más insistentes en las llegada por los laterales con Tereso Benítez y Diego Flores.
Sin embargo, un juego bastante lento, del que los cuscatleos intentaba llegar al área de los caribeños, pero sin mostrar potencial o claras. Se movía mucho Nathan Ordaz, quien quería mostrarse en este partido en ofensiva, colectando balones, pero sin hacer daño. Lograba sacarse marcas, aunque no hacía diferencia de cara al arco.
Bonaire, al contrario, era un equipo con poco en ataque, que no presionaba, que mantuvo el orden, pero que no exigía como una selección fuerte a los nacionales. En más de un cuarto de juego, apenas tocó un remate suave a manos del arquero Tomás Romero, quien tenía un partido discreto y tranquilo, porque no mostraba nada el rival.
La Selecta continuó con más llegada por derecha con Benítez. Por ese sector, siguió presionando. Además, también se matizaron jugadas en estacionarias, con una media en la que Darwin Cerén rompía a la contra y se mostraba solvente, mientras el equipo nacional seguía generando mejores transiciones entre líneas, pero sin peligrosas.
La mejor, pero no se concretó, fue un tiro de esquina de Flores, que hizo que todo el equipo se fuera al área, metió balón, este tomó ángulo, la pelota pegó en el travesaño y el portero Denyor Cicilia la rechazó. Luego, en el intento de remate, se volvía a negar el gol a ESA (26’ ).
Otra oportunidad se generó también con Nelson Bonilla, quien en el área la mandó arriba del arco. Una segunda oportunidad nacional, pero pese a esto los nacionales no terminaban de amarrar el juego, de ser más solventes, de ser dominadores, de generar oportunidades a gol. No era una Azul de superioridad, lo que quedaba en evidencia en el 0-0 que se mantuvo pasada la media hora.
De hecho, fue Bonaire la que con Quincy Hoeve tuvo un remate a marco, en una contra, que alejó a una mano el guardameta Romero (32’). Intentaban los caribeños hacer su parte, que de hecho había tenido con poco trabajo a los defensores, pero en ese ataque los dejó en mala posición en el fondo.
Previo a irse al descanso, El Salvador tuvo, al menos, tres llegadas en las que se animó a buscar el arco. Al 38’, con un remate de derecha, y frente al arco, de Ordaz, que rechazó Cicilia, y en el contrarremate no pudo concretar tampoco Bonilla. Luego, fue un disparo de media distancia de Cerén (39’); y después, otro toque al marco de Ordaz (42’).
Cambios, goles, y empate...
Para el complemento, como ya se había anticipado, solo tres elementos repitieron y Dóniga envió ocho cambios. La idea con elementos ofensivos era buscar el resultado. Pero aunque el equipo nacional lució con mayor proyección, la pagó caro primero.
Al 61’, la Selecta sufrió un gol en propia puerta, después de un servicio hacia atrás de Germán Fuentes a Óscar Pleitez, que terminó en gol, ya que el guardameta no pudo quedarse con el balón y se le fue al fondo (0-1). Dolor para los nacionales.
Sin embargo, siguió insistiendo el equipo salvadoreño, a pesar de que le faltaba creatividad y un hombre en punta realmente ofensivo que hiciera la diferencia. Pero encontró, en las transiciones largas, el empate. Al 68’, un centro desde la izquierda de Nelson Blanco lo metió al área, para que Pablo Punyed llegara a cabecear frente al arco (1-1).
El equipo intentó reponerse, trató de mantener el equilibrio y de buscar el segundo. Pero Bonaire se sostuvo en el fondo, a pesar de la insistencia de elementos como Punyed o Jairo Henríquez, quien tuvo al menos dos opciones, una sobre puerta que él mismo lo lamentó (79’). Y también otra de Blanco, que se estrelló en la base del palo.
La Selecta cerró empujando, aunque con ansiedad y con un rival que no quiso despegar la vista en entusiasmarse por añorar otro tanto, y que terminó festejando la paridad. La Selecta salvó el empate, pero no con el mejor potencial.
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