La gloria de ser el campeón de uno de los cuatro Grand Slam toca la puerta de Chelo Arévalo. El tenista salvadoreño brilla, tras coronarse el sábado como el mejor en dobles masculinos en Roland Garros, junto a Jean-Julien Rojer. Para eso, Chelo logró un paso a paso en este torneo en el que hizo seis de seis partidos para besar el trofeo y dedicarlo a su país. Pero para llegar a este privilegio, su camino ha sido de altos y bajos, de caer y corregir, de muchos años de sacrificios para llegar a la cúspide.
A CANCHA, la raqueta número uno del país comentó en febrero pasado: "Significa muchísimo orgullo poder ser el tenista que más ha impactado el tenis en El Salvador. Hay que darle gracias a Dios que me da la oportunidad de poder llevar a lo más alto a nuestro deporte en las competencias más grandes, las más prestigiosas, y he podido estar en cada una de ellas ya en los últimos años".
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"Eso me hace sentir orgulloso de mi persona y de mi país. Poder mostrar la bandera en los diferentes torneos a nivel mundial, porque sé que ha sido bastante trabajo poder conseguirlo, no fue de la noche a la mañana", manifestó.
De paso, recordó: "Eso ha sido desde el esfuerzo que hacían mis padres de llevarme de Sonsonate para San Salvador a entrenar una vez a la semana; luego, dos veces; luego, tres, hasta que me fui a vivir a San Salvador con mi hermana. Por eso, sé que ha sido un esfuerzo de muchísimos años y significa mucho para mí".
Por eso, Chelo hizo énfasis en que espera "poder seguir participando en esos torneos, para seguir teniendo más impacto en el deporte del tenis y en el deporte salvadoreño en general". Su siempre mensaje ha sido que los niños sueñen y se alejen de las cosas "menos buenas".
Sin embargo, para que ahora sea el campeón, ha vivido distintos momentos. Eso es lo que lo ha pulido para estar en el sitio de privilegio que muchos desearían.
"Creo que he vivido las dos caras de la historia (en los Grand Slam). El peor momento, definitivamente, ha sido el año que pasó (2021) en Roland Garros (lesión), porque veníamos jugando bien, ya habíamos ganado tres partidos y traíamos un buen recorrido. Habíamos ganado a una de las mejores parejas del mundo, y en el partido contra los australianos sufrí una lesión", rememoró, sobre ese mítico lugar que ahora le dio el éxito: París.
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"No tuve chance para recuperarme dos días después, y jugar para pelear por esos cuartos de final. Así que eso fue algo bastante triste, por el hecho de lo que implicaba el tipo de torneo que estábamos", dijo.
"Siempre uno lo que quiere es avanzar en esos torneos grandes. Son solo cuatro en el año y nuestro techo en un Grand Slam, en la categoría de dobles masculinos, (había sido) los cuartos de final y y eso fue algo que me dolió. Ni siquiera pudimos entrar a la cancha. Diferente cuando uno pierde un partido. Hay que dar lo mejor de uno, pero por "a" o "b" motivo el resultado no se da, ya sea porque el rival jugó mejor, porque uno no tuvo su mejor día, por lo que sea, pero esto sí fue doloroso, porque ni siquiera tuve la oportunidad de poder entrar a la cancha a dar mi mejor esfuerzo", expresó Arévalo.
Luego, sin saber que Roland Garros le daría su mejor cara el sábado, su top había sido la final del dobles mixtos, con la mexicana Giuliana Olmos, donde fue subcampeón. Pero eso lo superó ya.
"Lo mejor sí, sin duda alguna, fue la final del US Open (2021). Nunca, como lo dije en la ceremonia de premios, imaginé cuando era un niño poder pararme en esa cancha, ver la bandera de El Salvador y jugar una final de un Grand Slam. Eso ha sido lo que más ha impactado hasta el momento mi carrera, y espero que no quede ahí o no sea ni la primera, ni la última vez", y sin duda ya lo superó.
"Yo creo que, a veces, uno de niño sueña con algunas cosas. Yo me recuerdo cuando mi papá nos llevó la primera vez al primer torneo profesional que fui a verlo en vivo, fue el Miami Open. Uno veía los jugadores profesionales y me acuerdo que yo habré tenido mis ocho años y veía a Pete Sampras, Andre Agassi, esa gente que jugaba en ese momento, y los veía inalcanzable", se sinceró.
Y continuó: "Por lo menos, yo lo veía algo inalcanzable. Recordemos que nosotros venimos de un país que no es con historia deportiva, llamémoslo así, mucho menos con historia tenística. Entonces, para mí, ese momento cuando era un niño era algo inalcanzable, que poco a poco se fue volviendo un poco más realista conforme fueron pasando los años".
El sonsonateco expresó así que no imaginó "estar en una cancha principal recibiendo un trofeo de primero o segundo lugar". "Así que es algo que nunca imaginé, pero que ahora Gracias a Dios se ha logrado. Tengo que aprovechar este momento y los años que me quedan para poder ir cumpliendo mis sueños y hacerlos realidad".
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Mientras que sus objetivos siguen estando claros: "Estoy muy contento por lo que he logrado hacer hasta este momento. No estoy satisfecho todavía, porque tengo bastantes metas que seguir cumpliendo a corto y largo plazo".
"Puedo mencionar un par de metas que tenemos: estar dentro de los mejores diez del mundo en dobles; ganar un Grand Slam también en la rama que sea, dobles (masculinos) o dobles mixtos. Esas son mis mis metas. Y a corto plazo: ganar un torneo Master 1000", enumeró, y ya se está cumpliendo.
"Así que me siento muy contento por lo que he logrado hasta el momento. Como lo dije, obviamente, no estoy satisfecho, pero sí estoy contento. El no estar satisfecho no significa que no esté feliz de lo que he logrado hasta ese momento. Simplemente, me considero una persona muy competitiva, y sé que puedo lograr todavía más de lo que he conseguido hasta ese momento", cerró el tenista, que sigue celebrando tocar la gloria con su raqueta.