De padre a hijo, y de hijo a padre. Es una plática a corazón abierto entre los Robertos Hernández. De un lado, el papá, histórico dirigente deportivo. Del otro lado, el hijo, arquero top del mundo y referente del deporte nacional. A disfrutar de la charla.
-Roberto Hernández (hijo): Sin dudas, mi papá es uno de los pilares de la construcción de mi carrera. Toda la vida hemos estado metidos en deportes; si bien había deportes en que lo acompañábamos a él como dirigente (fue gerente del Indes), no había fin de semana que no estuviéramos en algún evento deportivo y como profesional, también era ley hacer un deporte y el que él había practicado, así que hice natación durante muchos años. Eso te va metiendo en una disciplina, tener que madrugar, llegar del colegio, hacer tareas e ir a entrenar, regresar, cenar, tareas. Ese régimen cuando yo paso a tiro con arco, ya lo tenía bien marcado. Sabía cuál era el camino de hacer las cosas si quería lograr algo en el deporte. Es una guía que viene de él. Esto, además del apoyo económico, emocional y la guía que podía tener a nivel profesional. Esto me ha llevado a ser hoy quizás una imagen para otros jóvenes. Estamos proyectando el profesionalismo que se inculcó en mi familia”.
-Roberto Hernández (padre): “Es la primera vez que escucho la descripción de Roberto de esa influencia y me agrada (risas). En nuestro medio no es usual. Muchos de los hogares no tienen la figura paterna y entonces queda un espacio complicado en el desarrollo de la personalidad de los jóvenes. Toda mi vida profesional ha sido relacionada con el deporte, como profesor de educación física en los niños, en la personalidad de Roberto se proyectó esa finalidad que teníamos como familia de que los hijos hagan un deporte y que, al final, sean profesionales con un título en la mano. Él es abogado; eso es una ventaja que yo hubiera querido como modelo para quienes hacen deporte. La vida deportiva tiene un límite, después entra una ansiedad y angustia en los jóvenes de ‘que voy a hacer después’. Si tendríamos que sistematizar esto de como apoyar a los hijos, creo que haríamos un libro con Roberto. Para mí no ha sido una carga, yo los he disfrutado, si yo gozaba… Él cuando empezó, tiraba y me volteaba a ver si estaba bien, entonces yo decía “mejor me escondo”. La clave es apoyarlos en los que les gusta.
-¿Cuántos deportes hizo Roberto?
Roberto (Padre): “Hizo natación, tae kwondo, judo, boxeo y lo hacía muy bien, pero a la mamá no le gustaba eso de los golpes. La personalidad de Robert es bien competitiva. A los papás nos toca equilibrar el estudio con el que lleguen sudado de los deportes. Cuando él eligió tiro con arco, me quedé tranquilo:yo conocía el deporte, hasta hubo estudios de psicólogos que los jóvenes de aquí tenían talento para eso. Y había buena Federación.
¿Como influyó que tu papá, además de profesor de educación física, es psicólogo?
Roberto (Hijo): En cierta forma ayuda porque hay herramientas que con el tiempo uno va captando. Él nunca fungió como psicólogo conmigo pero el apoyo definitivamente tiene elementos. Ahora en mi etapa de entrenador entiendo los elementos que tiene que tener un padre a la hora del apoyo. Siempre de repente hay un empujoncito que me ha tocado frenar y decirles, “hey, tranquilos” (risas). Porque no deja de ser padre y quiere lo mejor para uno. Pero si ayudó el hecho de que fueran psicólogos. Pasé del boxeo a tiro con arco, que son deportes totalmente contrastantes, tenía 13 años y ya había entrenado con la Selección y llevaba perspectiva para ser juvenil con proyección en el boxeo. Pero el camino me llevó para el tiro con arco.
-¿Cómo se dio ese camino?
Roberto (Hijo): Cuando estaba buscando mi deporte ideal, el hecho que a mi mamá no le parecía mucho el boxeo, buscaba un deporte en el que pudiera tener talento. Andábamos en los Centroamericanos en Guatemala 2001 con mi papá que era el Jefe de Misión y tiro con arco ganó 19 medallas de oro de 21. Entonces vi entrar a la delegación celebrando y le pregunté quiénes eran. Me dijo ‘de tiro con arco, somos buenos en eso’. Se acercó el presidente de la Federación y le dijo “si quiere, mándemelo”, tenemos un Panamericano en meses. Fui a la Federación y ese día fue un enganche total. Y desde ese día, metiéndole de lleno ya 21 años al deporte.
-Hoy el apoyo es en todos lados.
Roberto (Papá): “En todas las competencias. Nosotros, ya retirados, nos hemos propuesto cuidar nuestra salud y andar detrás de él. Y empezamos a ahorrar para ir siempre. Yo digo “puedo morir ya tranquilo con los logros de Robert”. ¿Y qué más puede haber? Desde que era campeón panamericano en el 2006, yo le dije “ya estoy pagado con todo esto, bien temprano”. Hemos compartido el éxito y también derrotas, en silencio hemos sufrido con él, lo tratamos de recuperar emocionalmente. Así lo hemos llevado, un disfrute compartido. Hemos ido a México, Guatemala, Colombia, a los Juegos Mundiales de EE.UU., a Perú con el campeón panamericano, lo gozamos a lo grande. Y en los eventos nacionales, cada evento estamos pendientes. Y cuando compite del otro lado del mundo, ahí está mi esposa llevando el resultado a las 2, 3 de la mañana. El deportista es la prioridad, siempre hay que apoyarlo, hasta último momentito.
Roberto (Hijo): Es súper importante. Muchas veces uno puede tener el apoyo de mucha gente, pero nunca va a ser algo tan auténtico, sincero y real como la propia familia. Tener la oportunidad de que haya estado en Lima fue súper importante. De hecho, cuando doy alguna charla, pongo el video y se ve a mi papá que se agarra el corazón y respira profundo. Sé que lo viven de una manera muy profunda. Solo ellos saben como a veces estoy en frustración y muchas veces no debo decirlo porque soy el capitán de El Salvador o el entrenador y no puedo transmitirles eso. Y ahí, es solo con la almohada o con la familia, son los que saben cómo uno está.
-¿Es de darle muchos consejos Don Roberto?
Roberto (Hijo): “El más reciente, venía con mucho estrés de un torneo donde no me estaban saliendo tan bien las cosas y me dijo ‘mirá, disfrutá, relajate, ya está bien’. Estar entre los mejores del mundo, a veces uno no lo dimensiona y no lo disfruta. La mentalidad que llevo para estos Juegos San Salvador 2023 es disfrutarlos. Yo ya gané en todas partes, soy medallista mundial, medallista de juegos mundiales, panamericanos, CA y Caribe, entonces puedo disfrutar y hacerlo bien, agarrarlos más tranquilo a nivel mental. Si uno no tiene quien le ponga el freno de mano, se sobrepasa. Y esto es como un carro, se calienta y las cosas ya no funcionan. Esa es la misión que está cumpliendo conmigo. De frenarme, tranquilizarme.
-¿Imaginó tantos éxitos de su hijo?
Roberto (Papá): Es algo que uno no se lo proyecta, pero se disfruta. Cuando él empezó a dar, dije ‘este muchacho da para más’. Es algo que se goza, me siento muy satisfecho de eso, de su personalidad. Yo le digo que es un patriota. Muchos papás dijeran “ah, es abogado”, está aquí y allá, pero nosotros lo alentamos que siga por nuestro país, que siga siendo un referente en el deporte. Porque muy pocos llegan a ese nivel, con esa mentalidad, con esa decisión. Y ahora que hace el rol de tres cosas, me pregunto ¿cómo hace? Es director técnico, es entrenador y todavía se da el lujo de ser buen atleta. Vale la pena que lo apreciemos como deportista, como hijo, como persona. Hoy soy yo el que lo admira a él.
Roberto (Papá): Solo queda Encomendarlo a Dios, el mensaje que tenemos en nuestro país, un atleta ejemplar, un buen ciudadano.
Roberto (Hijo): Es un honor estar con mi papá y poder decirle lo importante que fue para mi carrera.