Los Golden State Warriors están de vuelta. Tras dos años sin jugar los playoffs, el equipo de Stephen Curry y Klay Thompson pisó el acelerador en el último cuarto para derrotar, la noche del viernes, a los Memphis Grizzlies (110-96) y meterse en la final de la Conferencia Oeste (4-2).
Los vencedores de tres anillos (2015, 2017 y 2018) habían sufrido un calvario de lesiones en los últimos años. Pero ya con sus tres pilares en la pista (Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green), los Warriors han recuperado ese baloncesto espectacular y arrollador que causó sensación en la NBA.
No lo tuvieron fácil ante unos Grizzlies extenuantes y combativos hasta la última gota de sudor, pese a que jugaron por tercer partido seguido sin su estrella, Ja Morant. Al final, un soberbio 32-19 de los Warriors en el último cuarto rindió a estos jóvenes, descarados y admirables Grizzlies.
Klay Thompson, con 30 puntos (8 de 14 en triples) y 8 rebotes, fue el sostén de los Warriors hasta que en el desenlace despertó Curry, que metió 12 puntos en el último cuarto y acabó el duelo con 29 y 7 rebotes. En un partido tan fiero y áspero resultaron asimismo fundamentales Draymond Green (14 puntos, 15 rebotes y 8 asistencias), Andrew Wiggins (10 puntos en el último parcial) y Kevon Looney (22 rebotes, 11 de ellos ofensivos).
Dillon Brooks (30 puntos) y Desmond Bane (25 puntos y 7 rebotes) lideraron a unos Grizzlies que perdieron el encuentro en el rebote (44 por 70 de los Warriors). Los de San Francisco, todavía sin su entrenador Steve Kerr por coronavirus, se medirán al ganador de la semifinal entre Phoenix Suns y Dallas Mavericks, que se decidirá el domingo en el séptimo partido.
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