Chelo Arévalo se dirigió a su padre, Rafael, en un momento especial durante la conferencia de prensa. Habló de la mentalidad que le formaron tanto él como su hermano, también de nombre Rafael. Desde pequeño, le gritaban en las gradas del polideportivo de Merliot que no se rindiera, que no dejara de luchar. Más de 20 años después, casi de manera inconsciente, pasó eso en Roland Garros, en París, y fue clave para que Chelo se convirtiera en el primer centroamericano campeón en un Grand Slam de tenis, junto al neerlandés Jean Julien Rojer.
Sobre lo realizado por su equipo, su cuerpo de entrenadores y compañero, dijo que “el trabajo siempre lo hemos venido haciendo desde muchísimos años atrás; uno como atleta profesional nunca se imagina cuándo se puede llegar el momento más grande de su carrera, pero uno siempre tiene que estar positivo que puede llegar en cada torneo que juega. Y obviamente los Grand Slam solo son 4 al año, y es muy difícil decir en este me va a ir bien; de los 35 torneos que uno juega al año, solo tenemos 4 oportunidades para poder destacar al máximo en año calendario”, contó.
“Desde que comenzamos en enero con Jean Julien y Yari, nuestro entrenador, confiamos en nuestro equipo. Somos muy buenos amigos con Jean Julien, muy buenos amigos, gran trabajador, muy parecidos, viene de una isla en el Caribe, Curacao, ha pasado por muchísimas adversidades, al igual que yo, y ese tipo de cosas nos unen muchísimo; hemos puesto muchas horas en cancha, entrenado muchísimos vivimos ambos en Miami, eso da una ayuda extra, podemos entrenar siempre cada vez que vamos a cada torneo”, sostuvo al mencionar una de las claves del éxito.
En “Roland Garros se vivió partido a partido. El segundo partido 4-1 abajo a un punto de irnos 5-1 y, probablemente, no estaríamos hablando aquí, pero uno tiene que ser perseverante, eso me inculcaron mis padres, cuando viajaba a los torneos de más bajo nivel, siempre había que luchar hasta el final, eso está en mi sangre, en mi chip, y eso hago cada vez que entro a la cancha, cuando ganamos ese segundo partido había vibra positiva que se iba a terminar dando y se terminó dando el triunfo más grande de mi carrera”, contó.
De hecho, cuando levantaron 3 puntos para partido en la final, ni siquiera se le pasó por la mente la posibilidad de perder. “Como estaba tan concentrado trabajando, no pensaba que íbamos a perder, sino en atraer la pelota hacia mí para poder ganarla, pero mi compañero hizo un buen saque y terminamos ganando los tres puntos. En ningún momento se me pasó por la cabeza que íbamos a perder, sino que quería encontrarle la solución a ese momento, no fueron 3 match point seguidos, sino uno a la vez; eso ayudó, había que resolver uno a la vez. Siempre fui positivo, después de salvarlos, sentía que íbamos a ganar el partido si seguíamos haciendo las cosas que veníamos haciendo”, narró.