La reina del downhill salvadoreño, centroamericano, continental, y hasta de copas francesas, Mariana Salazar atraviesa su época más complicada. Se ha sentido en el fondo del océano tratando de salir mientras una ola tras otra no le permiten respirar. Se ha visto a si misma más fragil que nunca, pero también más fuerte, como jamás se imaginó.
Enfrenta un cáncer de mama, quimioterapia, una bomba que le paró de repente la vida y que le ha quitado, por ahora, su mayor pasión, la bicicleta. Soñaba con representar de nuevo a El Salvador (en los Juegos C.A. y Caribe de San Salvador 2023), pero ese sueño se fue desvaneciendo por la realidad, una que todavía le quiebra la voz de vez en cuando si piensa a futuro.
Mariana Salazar se muestra optimista en proceso de recuperación del cáncer
Por eso, ahora vive el presente más que nunca, se ha reencontrado consigo misma para volver a disfrutar de lo más básico:estar viva, respirar, el amor de la familia, los amigos. Y mantiene la esperanza intacta de volver a la bici, esa que le permite flotar y salir del fondo del mar…
¿Cuáles fueron los últimos eventos que tuvo representando a El Salvador, y cómo fue eso, ya estaba con exámenes por el tema de salud?
Después del Panamericano y CR Open en Costa Rica,en febrero de 2022, que fueron unas carreras de verdad buenísimas para mí de entreno para comenzar la temporada, ya llevaba tiempo sintiéndome súper cansada, pero un cansancio extraño, que no se entendía mucho, con dolores en el cuerpo y así, pero pensé simplemente que era cansancio porque estaba trabajando y entrenando al mismo tiempo, así que me lancé en la temporada de Copas del Mundo, en las cuales estuve siempre presente en el Top 15.
La última carrera que tuve fue en septiembre de 2022, que fue el Campeonato del Mundo, en el cuál representé a El Salvador. Ya estaba, ya había hecho varios exámenes con los doctores y el diagnóstico sí ya se presentaba un poco malo, fue después de varias biopsias y exámenes.
Aún así decidí competir en esa carrera, no me fue súper bien, quedé creo que en la posición 17, pero estando así de cansada y con ese estrés, mentalmente fue muy complicado. Aún así me siento orgullosa de lo que logré ese año por todos los problemas que tuve.
¿Cuándo supo el diagnóstico definitivo?
Al día siguiente del campeonato del Mundo de septiembre fue que me dieron el diagnóstico oficial que sí tenía cáncer, y tres semanas después me operaron. Todo fue súper rápido, súper cansado, abrumador, y un mes después de la operación me dijeron que sí iba a necesitar quimioterapia por 6 meses, 5 semanas de radioterapia y 5 años de hormonoterapia. Entonces, es un tratamiento muy largo porque soy joven y porque el cáncer ya se había propagado un poquito a los ganglios. No quieren tomar ningún riesgo. Así que sí me bombardearon con todo de tratamientos.
¿Cómo se encuentra en este momento de su salud?
Ahorita puedo decir que me siento mejor, ya pasé la etapa más dura de la quimioterapia, ahorita tengo quimio cada jueves, todas las semanas, pero es un poco más fácil de soportar; solamente me siento bastante cansada, con dolores musculares, que esas son las cosas que me impiden entrenar a alto nivel, pero sí he estado activa.
¿Es decir, hace bicicleta, solo que entiendo que únicamente de ruta?
Siento que he progresado un poco, ya puedo hacer intensidades más fuertes. La verdad es que no me siento tan débil, pero no aguanto entrenamientos muy largos; tengo que estar ajustándome cada día. Así que sí he estado entrenando, he estado haciendo bastante ejercicio, pero más que todo para mantener mi condición física, pues mi cuerpo necesita estarse recuperando, me están metiendo muchos medicamentos y el cuerpo necesita asimilarlos, entonces no puedo exigirle mucho.
¿Cómo vive este momento en el que padece cáncer en el sentido que, en su vida deportiva, literalmente se ha caído mucho y ha tenido que levantarse más fuerte?
El deporte me ha ayudado muchísimo en esta situación, a cada día levantarme de la cama, a hacer cosas, aunque sea una caminata de 30 minutos, y eso es impresionante el bien que me hace, y el bien que le hace a toda la gente que está enferma, el hecho de salir, de no encerrarse y quedarse como con todo ese dolor dentro de cada uno.
Lo vivo como en el deporte, no siento que haya sido como un golpe. Tengo muchas cosas que aprender sobre esto, cosas como la paciencia, siempre he sido una persona hiperactiva. Entonces, ahora, el hecho de estar escuchando a mi cuerpo al cien por ciento es un gran cambio para mí. En el deporte, siempre estamos entrenando y buscando los límites del cuerpo. En este caso, es un poco al contrario, tengo que estar de verdad bien alerta a lo que mi cuerpo me dice, y tomarlo un poco más tranquilamente, pero mentalmente es la misma actitud de querer salir de esto, con sonrisa, no con frustraciones ni dolor, así que la verdad es que me atrevo a decir que estoy orgullosa de cómo estoy llevando todo esto.
Es durísimo, paso días horribles, con dolor, decepción, tristeza, pero la vida es linda y me muero por vivirla, por aprovechar de todo; es más, ahora hasta la lluvia (disfruto), tonteras así, detalles de la vida que ahora me hacen feliz. Y el deporte siempre ha sido parte de mí, y es lo que más falta me hace.
¿Qué mensaje le da a la gente que atreviesa por algo similar?
La vida es linda, hay cosas maravillosas y hay que aprovecharlas, vivirlas. Hay momentos duros en la vida, que es normal sentirse mal, decepcionado, triste, con dolor, con montón de problemas. Pero con buena actitud, de verdad creo que todo se soluciona, logramos ver el lado positivo, y a mí eso, no sé, es como magia, me llena de fuerza.
Y creo que para el entorno, en estas situaciones como en cualquier problema de la vida, también es duro, a veces hasta más duro porque se sienten incapaces de hacer algo; pero en ciertas ocasiones, como el ejemplo mío, en una enfermedad, lastimosamente no se puede hacer mucho, más que esperar, tener buena actitud.
Si son religiosos, pues aferrarse a Dios o a cualquier tipo de buena energía porque eso ayuda muchísimo para mantener una salud mental fuerte, y para mí esa es la clave para salir de esto. Y apoyarse, confiar y estar de la mano con la gente que queremos.
¿Qué sentimiento le da el no poder representar al país en los próximos Juegos C.A: y Caribe, que serán precisamente en el país?
La verdad que cuando supe de que harían los Juegos en El Salvador dije ‘sí, voy a ir, ya voy a estar recuperada’. Pero tengo todavía muchos tratamientos que pasar y no me sentiría lista y no fuera profesional de mi parte decir que sí puedo participar porque no estoy lista, no estoy al cien por ciento, y siento que no vale la pena competir cuando uno no está la cien por ciento.
Mi primera reacción fue de cólera, porque de verdad me da ucha cólera verme así, verme tan débil, sentirme débil, pero tengo que aceptarlo, y prefiero tomar el tiempo para recuperarme y poder de verdad volver con todo, tal vez no al nivel que estaba, de verdad que no sé qué me espera en la vida, pero la bici nunca la voy a dejar, sea a un nivel más bajo, intermedio o lo que sea, siempre voy a dar el cien por ciento de mí y no me aguanto por retomar esa vida.
¿Dónde se ve a futuro?
Creo que es una de las preguntas más difíciles y más frustrantes en este momento para mí, porque puedo imaginarme, puedo emocionarme de un futuro, pero no tengo de verdad ni idea de cómo va a ser, cómo me voy a sentir al terminar todo este tratamiento. Entonces, trato de no pensar mucho en eso, y vivir de verdad el presente y concentrarme en lo que estoy pasando ahorita, aunque sí no descarto pues esa, no puedo mentir que tengo esa ilusión de volver a subirme a la bici, de disfrutar de esos paisajes, de estar en la montaña entrenando, y eso sí me hace falta, así que no sé a qué nivel, ni cómo lo voy a retomar, pero sí va a estar presente en mi vida, y por eso es que sigo entrenando, tal vez para no perder mucha condición física y poder estar fuerte para competir, o simplemente disfrutar de la bici.
¿El cáncer cambió algo en usted, en su perspectiva del mundo, de lo que es importante?
Esta enfermedad no creo que me haya cambiado, sino que creo que ha sacado muchas características que las había olvidado de mi persona, por una rutina tan estricta. Con el estrés de las competencias había entrado en círculo vicioso que diría no muy agradable para mi cuerpo y mi salud; entonces, esto me ha hecho tal vez ver y apreciar los detalles de la vida.
Siempre he sido una persona muy alegre, que disfruta de cualquier detallito de la vida, simplemente ver el amanecer, ver el mar, estar con amigos, reírme, todo eso lo había casi que olvidado por esa presión de tengo que entrenar, tengo que estar al cien, tengo que ganar, tengo que… entonces eso sí me había hecho como olvidar un poco estas partes de mí, y me ha dado una gran alegría encontrarlas, volver a sentir como esa paz, y pues lo que sueño es poder encontrar ese equilibrio con el deporte, sobre todo el de alto rendimiento, que es muy exigente, poder encontrar esa paz, pero a la vez esa tenacidad para poder estar a ese nivel.
Desde afuera, uno siempre ha visto a una Mana Salazar increíblemente fuerte, que se repone a cada caída, pero, en estos momentos supongo ha tenido muchos momentos de fragilidad. Hablanos de eso, de la importancia también de quebrarse uno mismo emocionalmente para volver a construirse, ya sea en el deporte o en la vida en general.
Creo que no sólo es una imagen, me considero una persona bastante fuerte, que siempre he luchado por mis sueños, he hecho todo lo posible por llegar, pero a la vez soy una persona muy sensible. La verdad es que hasta es difícil hablar, pero sí, ha sido difícil verme tan frágil, tan vulnerable, y eso, aceptarlo en frente de la gente, no es fácil.
Pero esta experiencia con el cáncer me ha mostrado que ser vulnerable no es malo, el problema es que es difícil lidiar con eso, pero también es como un tipo de fortaleza abrirse tanto hacia las personas, enfrentar estos problemas, pues sentirse tan mal, y enfrentar esta fragilidad creo que es otro tipo de fuerza. Esta experiencia me ha enseñado mucho que hay que vivir por estos momentos para levantarse, y para levantarse de una mejor forma.
Todo eso creo ayuda en la vida de deportista como en general, en la de todos, estos momentos son los que más ayudan para conocerse, para aprender, y para reconstruirse mejor, ver otras cosas que tal vez en la rutina diaria no las veíamos, y sí, te hace crecer como persona.
¿Cómo fue la noticia de la enfermedad?
Fue como una bomba que, pues, paró mi vida por completo, me cambió de un día para otro, me llevó al fondo del océano, traté de salir, respirar, pero me cayeron olas, y olas y olas, y ya llevo seis meses viviendo en esto. La verdad lo único que me mantiene bastante positiva, a parte de tener una buena actitud, es concentrarme en el presente, en el día a día. Y en cuanto a sueños e ilusiones, es bastante complicado, sí me llena de ilusión comenzar a programar cosas, planificar, pero siempre me cae el cinco y digo, ‘no sé si voy a poder, no sé cómo me voy a sentir’.
Entonces, es bastante complicado encontrar ese equilibrio, pero pues, sueño con simplemente volver a subirme a la bicicleta, y disfrutar, sentir ese viento, esa adrenalina, pero ahorita no me pongo presión de competencias o algo, sino de encontrar lo que me hace bien a mí.