Juliette Khan es una salvadoreña que jugaba squash y hacía natación en San Salvador. Pero hace ocho años se radicó en París, donde inició la práctica del triatlón. Y también corre maratones. Por eso fue una de las afortunadas miles de personas que corrieron por la noche el llamado “Marathon pour Tous”, el Maratón por todos que reunió a 20 mil corredores amateurs de los cientos de miles que se anotaron en todo el mundo.
Hicieron el mismo recorrido que los atletas olímpicos y se distribuyeron gratuitamente 20.024 dorsales para la carrera de 42,195 km y otros tantos para la de 10 km. Es la primera vez que la carrera emblemática de los Juegos Olímpicos se abre al público en general. En dos versiones, el Maratón para Todos también empezó en el Hôtel de Ville y terminó en la explanada de los Inválidos.
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Allí, entre todos, una salvadoreña. Juliette cuenta como pudo participar de esta carrera tan especial: “Era un maratón para todos y gratis pero la participación se gana después de varios concursos. Yo lo gané con mi banco después de correr 20 kilómetros. Era difícil obtener un dorsal, había miles y miles de inscritos, mucha gente participando alrededor del mundo”.
“Fue mi cuarto maratón y estoy súper contenta porque es el mismo recorrido que el maratón olímpico. En la noche, todo era reservado para nosotros, una experiencia diferente a todas en los Juegos. El ambiente fue impresionante, el mismo trayecto donde había ido a ver en la mañana anterior a Kipchoge (el mítico maratonista keniano), claro, ellos lo hacen en dos horas; yo lo hice en 4.40 pero estoy muy feliz. La organización fue increíble, pasamos por todos los sitios más emblemáticos de París”.
Khan dice que comenzó a correr “hace tres años, en triatlón hace un año. Este deporte me ha hecho crecer mucho como persona, estuve en el campeonato universitario en EE.UU., fui la única salvadoreña de categoría amateur en París”. Sin embargo siente que le falta crecer muchísimo al triatlón en El Salvador: “Con mis amigos vimos cuantas mujeres representan a El Salvador en triatlón y somos 5”, cuenta.
Y cuenta su historia de vida que la llevó hoy a estar radicada en París: “Llegué a Francia en 2016 para estudiar mi licenciatura y mi maestría, hice un intercambio en Inglaterra, en Canadá y en EE.UU.” En Francia trabaja en un banco y está en un club de triatlón. Cuenta que va a El Salvador una o dos veces por año: “Se extraña la gente, el cariño de la gente, el amor salvadoreño, también la comida, aquí en Francia las personas son muchas más frías”, explica.
Todavía conmovida por la experiencia, afirma: “Estoy muy feliz de haber participado. Agradecida por la vida, yo también tuve mi propia experiencia olímpica”.