No podría haber mejor noticia para el alicaído fútbol salvadoreño que dos semifinales bien jugadas, con buen registro futbolístico, las primeras de cada una de las series. Tuvieron su particularidad, claro, para no olvidar que estamos hablando del torneo salvadoreño: de un lado un Alianza y Águila jugaron a solas un partido de los más convocantes por la sanción que le cabe al equipo albo; del otro lado, un lamentable campo de juego, indigno de Primera División, casi una constante a la hora de hablar del Juan Francisco Barraza.
Pero vayamos a lo futbolístico: Alianza y Águila jugaron un buen partido, con alto voltaje, situaciones de riesgo e individualidades con muy buen nivel: Gerson Mayen, Michell Mercado, Darwin Cerén, Marvin Monterroza y los porteros, claro, las grandes figuras del partido: Mario González y Rafa García, el uruguayo que pasó a reconvertir “la ley del ex”: en vez de goles esta vez fueron tapadas contra su ex equipo.
Alianza y Águila empataron y sellarán el boleto a la final en el Barraza
En el medio un partido vibrante, con chile y alguna agresión de más, quizás por cuentas pendientes de viejos compañeros albos y en Selecta, como el empujón de Marvin a Larín y la desubicada agresión del lateral, que por suerte no impactó en el ojo de su rival y que le costó la merecida roja directa. El Barraza, el fin de semana, si tendrá el ambiente que merece este tipo de juego.
Por otro lado, Jocoro dio cátedra de contrataque, eficiencia y efectividad para llevarse el triunfo en San Miguel y encarrilarse hacia su segunda final consecutiva, algo que, por supuesto, deberá revalidar en el casi inexpugnable Tierra de Fuego.
Alianza y Águila empataron y sellarán el boleto a la final en el Barraza