La montaña rusa emocional de los deportes es un viaje que todos conocemos demasiado bien, te amamos cuando estás en ascenso, te aplaudimos cuando alcanzas la cima y luego, como por arte de magia, te odiamos cuando te quedas demasiado tiempo allí.
Bienvenidos a los Kansas City Chiefs a la zona de odio. Antes eras la historia encantadora de bajo perfil, pero ahora los apasionados al deporte están cansados de ti, de tu mariscal de campo estrella, de tu entrenador con apariencia de osito de peluche, de tu novia famosa y, sobre todo, de tu presencia constante en el Super Bowl.
Felicidades, Kansas City. Ahora son los nuevos Patriots.
La NFL siempre es más entretenida cuando tiene un villano común. Durante casi 20 años, los New England Patriots jugaron felizmente ese papel, llegando a casi la mitad de los Super Bowls y ganando seis de ellos. Kansas City está en camino a ese tipo de éxito: cuatro Super Bowls en cinco años, con dos ya ganados y un tercero posiblemente a solo unos días de distancia. Así es como te ganas el odio de todos los demás.
Por supuesto, los Chiefs aún no manejan la ira y el desprecio profundo que inspiraban a los Patriots en su día. Mientras Tom Brady parece un héroe de película de los 80 en sus comerciales, que es como juzgamos a nuestros atletas hoy en día, Patrick Mahomes nunca parece lo suficientemente cómodo en su propia piel como para intimidar a nadie más.
Y luego están los entrenadores. Mientras Bill Belichick brillaba en cada gloriosa carrera del Super Bowl, Andy Reid simplemente emite una vibra más relajada, desde su bigote congelado hasta su personalidad televisiva amable y juguetona.
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Pero lo que hacen los Chiefs es ganar. Y no solo ganar, sino ganar de una manera que rompe corazones, que hace que te preguntes por qué te molestas en intentarlo. Los Patriots solían hacer esto, al igual que otras dinastías lideradas por íconos de todos los tiempos, como los Chicago Bulls de los 90, por ejemplo. Hay toda una generación de jugadores de la NBA que no tienen un anillo de campeonato debido al dominio duradero de Michael Jordan: Charles Barkley, Patrick Ewing y Karl Malone, y no hay que mirar muy lejos para ver el equivalente de la NFL de la década de 2020. ¿Cuántos Super Bowls acumularían Josh Allen, Joe Burrow y Lamar Jackson si Mahomes hubiera decidido jugar béisbol?
Y finalmente, está "The Taylor Swift Thing". Este es el ejemplo perfecto del ciclo de vida de Internet: la estrella obtiene exposición, la gente se queja pero sigue haciendo clic en las historias sobre ella, la estrella obtiene más exposición, la gente se queja más pero continúa sintonizando, y así sucesivamente.
La NFL es, y siempre ha sido, una liga de historias tanto como de anotaciones, una liga donde la narrativa es tan importante como lo que sucede en el campo. De lo contrario, ¿por qué tener dos semanas de inactividad antes del Super Bowl? ¿Por qué inundar la zona con cobertura mediática en los días previos al partido? Swift habría recibido la misma cobertura si hubiera estado saliendo con un miembro de, digamos, los Carolina Panthers, excepto que sus meses de enero y febrero estarían abiertos de par en par.
No hay argumento serio en contra de la sobreexposición de Swift: es la artista más popular del mundo en este momento, por supuesto que atraerá la atención de la cámara en cada juego. Además, ¿preferirían los que odian a Swift ver otra imagen del dueño de un equipo celebrando? ¿A quién le importa si todo esto es una producción cuidadosamente coreografiada para las cámaras? A menos que y hasta que las cámaras de Swift interrumpan el juego real, transmitan y se olviden de los haters.
Pero eso es lo que pasa con el odio: no es racional y no responde a argumentos lógicos. En abstracto, los Chiefs son un placer de ver, liderados por un mariscal de campo que ya podría estar entre los grandes de todos los tiempos del juego. Mientras no estés en el extremo receptor, es bastante sorprendente ver la forma en que encuentran otro equipo en la postemporada y luego usan ese equipo para desmenuzar cráneos en la tierra. Desearías que no sucediera tan a menudo, eso es todo.
Si los Detroit Lions hubieran logrado llegar al Super Bowl, no habría duda de a qué equipo se favorecería. Los 49ers no son exactamente una franquicia de mala suerte y feliz de estar aquí. Pero si los Chiefs logran ganar, se espera que la fatiga de Kansas City alcance nuevos máximos en la temporada 2024. Es el precio de la victoria en el mundo del deporte.