A no engañarse, el objetivo está cumplido pero la clasificación a Copa Oro era casi una obligación y el paso por esta Liga B debió ser mucho más sencillo de lo que se vio en el campo de juego. Enfrente estaban algunas de las peores selecciones del mundo –dato objetivo según el Ranking FIFA- y equipos semi amateurs. El rival de anoche, por ejemplo, es una isla de 5 mil habitantes (había más gente en el Cusca que población en Montserrat) y cuyo deporte principal es el cricket.
A este equipo todo le cuesta. Hasta cuando hace las cosas bien como en el primer tiempo pero se le niega el gol, por un travesaño o por un grosero error arbitral de cobrar un off side a Darwin Cerén que jamás existió. Era un rival para golear con autoridad pero se terminó casi sufriendo ante el equipo que ocupa el puesto 180 del ranking mundial que tiene 210 selecciones.
Los chispazos de Nathan Ordaz y las corridas de Rafa Tejada fueron suficientes para poner en aprietos al limitado rival en el primer tiempo. El jugador de LAFC demostró que es un jugador distinto, con algunas jugadas que levantaron a la tribuna y sellos inconfundibles de futbolista talentoso. En el segundo tiempo, se apagó, como casi todo el equipo, que ya no volvió a mostrar el mismo ímpetu y se fue perdiendo en imprecisiones, también condicionado por el pésimo estado del campo de juego.
Fue el final para una Liga B que mostró cinco victorias en seis partidos. Lo lógico hubiesen sido seis triunfos claros pero el juego de la Selecta lejos estuvo de convencer. Y los triunfos fueron ajustados y sufridos. Si encima le agregamos el problema con los hermanos Gil, existen más motivos de preocupación que de satisfacción.
El 2025 devolverá a El Salvador a la Liga A, su lugar histórico, y a la Copa Oro, donde deberá mejorar –y mucho- el nivel individual y colectivo. Y a no perder de vista el partido más importante de este ciclo: Surinam es la clave en junio para seguir adelante en las eliminatorias. Jugando como en esta Liga B se complicará muchísimo.