Y 63 días tuvieron que pasar para que volviera a rodar la pelota en la Primera División de El Salvador. Las distintas peleas de escritorio, los desmadres dirigenciales, los egos y la puja por el “sofá de presidente” del tercer piso de la Colonia Escalón fueron los detonantes para hundir al fútbol salvadoreño en una crisis que dejó secuelas, trabajadores sin salarios, bastantes pérdidas monetarias y más de dos meses sin juego.
Pero el juego, al fin, está de vuelta. Pero se repiten los problemas y los padecimientos siguen siendo los mismos: escenarios poco acordes al fútbol profesional, campos de juego en pésimo estado, partidos con falta de ritmo (lógico), poca afición en las gradas, cortes de luz, etcétera. Y la cereza del postre: la agresión a uno de los árbitros asistentes en el estadio Barraza. No aprendemos más.
Entre los grandes, FAS y Águila tuvieron triunfos extremos, en las últimas jugadas de sus respectivos compromisos, complicados por cierto: José Portillo, emprendedor de delivery en los tiempos de parate, le pegó contra el poste para el triunfo santaneco en Las Delicias. Dustin Corea, ex fasista, salvó al Águila cuando se firmaba el empate.
La eliminación en Liga Concacaf hizo mella y tuvo eco en el Alianza. El poco público y algunas pancartas en las tribunas fueron la evidente consecuencia de esa eliminación. Encima, el equipo perdía 0-2 a los 15 minutos y los descontentos se multiplicaban.
Pero llegó la reacción, se logró el empate y por muy poco no lo termina ganando con el ingreso de Nelson Bonilla, otra vez con la camiseta alba después de ocho años. Otros dos empates y el triunfo de Jocoro sellaron esta primera fecha de un retorno que no fue el más feliz pero si el más esperado.
dadas