Semana movida como pocas para la Selecta, primero con la renuncia de Alex Roldán a seguir vistiendo de Azul y después con los partidos que mostraron equipos en uno, con rivales diametralmente opuestos y posicionamientos extremos en el campo, de acuerdo a quien estaba enfrente: la débil o la poderosa Argentina.
Ante la pequeña isla caribeña de 29 mil habitantes, el dominio -amplio- fue infructuoso porque no había profundidad ni definiciones acertadas. Y un error garrafal costó el increíble 0-1. Al final fue empate con sabor a derrota y racha extendida de partidos sin triunfos.
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El arma de doble filo que significó este partido era justamente no poder ganar y jugarlo -como se hizo- apenas 48 horas antes que el exigente duelo ante el campeón mundial, que ameritaba mucha más preparación.
Ante Argentina, el planteo fue totalmente inverso, con marcado repliegue y actitud defensiva, renunciando casi por completo al ataque. La idea era mostrar orden y no desesperarse en defensa ante una albiceleste que llegaba por todos lados.
Se consiguió, sobre todo en la primera parte -y pese al 0-2- ser un equipo ordenado y sólido mostrando hasta algún desequilibrio ofensivo por parte del inquieto Jairo Henríquez. En la segunda mitad casi no se pasó la mitad de la cancha y emergió todavía más grande la figura de Mario González, un talento que volvió a demostrar que está para una liga mucho más competitiva que la salvadoreña para poder seguir creciendo.
Las circunstancias y desprolijidades hicieron que la Selecta terminara el partido sin delanteros. No había: Bonilla lesionado, Amando descartado antes del juego, Ferman y Gil que no llegaron a este juego por las visas, Nathan Ordaz, sin pasaporte y sin decisión definitiva sobre jugar o no con la Azul. En definitiva, un plantel sin delanteros en el final del partido. Insólito.
La semana se había iniciado con la renuncia de Roldán, que al fin habló sobre su decisión de no jugar con la Selecta aunque no profundizó las verdaderas razones. “Estoy decepcionado con la forma en que se operan las cosas allí (en El Salvador)” fue uno de sus argumentos y muchos lo aplaudieron por demostrar ser “profesional” y jugar en una liga seria “ MLS”.
Queda la duda si habría tomado la misma decisión con el equipo clasificado a Copa América y se repite la aclaración: cuando el decidió jugar por la Azul, la desorganización federativa -con el anterior Comité Ejecutivo- era mayor. Si de profesionalismo hablamos, un jugador que suele ser blanco de críticas en la Selecta, Darwin Cerén, jugó más partidos en la MLS que Roldán y Zavaleta juntos y nunca le dijo No a la Selecta. Cuestión de prioridades y compromisos.
Punto y aparte para un tema en el que ya no vale desgastarse.
Será cuestión de ahora de apuntar y convencer a Nathan Ordaz, quien dejó destellos de su jerarquía. Y ver que se ofrece ante la H, ya con los hermanos Gil y ante un rival golpeado por la derrota ante Costa Rica que lo dejó afuera de la Copa América. Será una prueba real -quizás la más real de todas hasta ahora- para saber dónde estamos parados en la actualidad.