Óscar Rodríguez, el Huevo, llegó en silencio desde Chalatenango hace tres años y se ha ganado su lugar en los planteles finalistas de Alianza. Se nota que es de los más queridos del plantel. Tigana Meléndez decidió convocarlo para la final pese a que casi no se entrenó y no había participado de la semifinal. “No lo merecía”, alcanzó a decir él.
Pero ahí estuvo, marcó su gol en la serie de penales, miró al cielo y agradeció. La muerte de su mamá en la semana había conmovido a todos sus compañeros y cuerpo técnico. Por eso, la dedicatoria de todos de la ansiada Corona 17 fue especialmente para él.
UNO A UNO: Las calificaciones de la final Alianza - Águila
Los jugadores se habían comprometido ganar esta Copa por el Huevo. Y con esa disposición y actitud salió Alianza a jugar una final vibrante, emotiva, cambiante. Un primer tiempo arrollador, donde prácticamente se lo llevó por delante al Águila, que salvó el cero gracias a Benji Villalobos, el poste y Kevin Melara que le privó en la línea a Fito Zelaya hacer un gol que iba directo a la historia. Y un minuto 54 que pasó de un tiro en el travesaño de la meta de Benji hasta el gol de penal en el arco de Mario, con expulsión de Mancia incluida.
En ese momento, todo había cambiado. Y estaba dado para el golpe y el zarpazo de Águila a la 17, a pedir de los migueleños. Un sacudón muy fuerte para el Alianza. Pero los de Chochera, lejos de apretar el acelerador y aprovechar el momento, se vieron sorprendidos con el empate (zapatazo de Jacobo y autogol de Xavi) y como Alianza iba aumentando su nivel con uno menos. El partido se hizo parejo.
La diferencia física de jugar un tiempo extra con un hombre menos nunca se vio. Siempre había un albo dispuesto a sacrificarse, un voluntario para hacer un relevo, o una pelota dividida ganada para los de blanco. Así llegaron a los penales y Águila falló demasiado. Alianza celebró a lo grande su 17... Y Óscar agradeció al cielo.