Que a un mes de la final no exista claridad en qué estadio se vaya a jugar el título de la Primera División es fiel reflejo de lo amateur que está la organización del fútbol nacional. No han podido asegurarlo con tiempo, dejando para el final, cual mala maña salvadoreña, la decisión.
Están pensando en el Mágico González, sus razones tendrán, aunque ellos mismos han argumentado que son económicas. Pero prever cuánto podría ahorrarse la Primera División es relativo, pues al Mágico, si se decantan por esta opción, le cabe menos gente. Y también depende mucho de qué equipos lleguen a disputar el título.
Juegan a especular. EDESSA, dueña del Cuscatlán, es una empresa privada, y bien puede, si no tienen ningún acuerdo firmado y si le surgen buenos negocios, como algún concierto o un tema religioso, reservar a otros clientes los domingos de la penúltima y última semana de diciembre. Todo por qué, porque no tienen contrato firmado con Primera División aún, a estas alturas.
Si la Liga sigue jugando a especular, a la desorganización, el fútbol nacional seguirá en pañales, por más talentos nuevos que puedan surgir, y luego, en Selección, se ven las diferencias y las razones por las qué, a día de hoy, apenas les ganamos aún a las islas, aunque sufriendo muchísimo.
La Liga debería trabajar un plan de trabajo para presente y futuro, futuro a corto, mediano y largo plazo, con patrocionadores por años, y esforzarse para conseguirlo, con bases de competencia planificadas en base a objetivos de desarrollo de la liga y del fútbol nacional también en distintas fases del tiempo, y con contratos, con INDES, con EDESSA o con quien quiera, formales y claros. Eso da seriedad, permite organizar mejor las cosas, y que los inversores y sponsors también los tomen con seriedad. Pero cuando juegan a especular, se meten autogol. Es más, ya ni siquiera la fecha de la final está segura... así no se puede.
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