El gran maestro chileno, Hernān Carrasco Vivanco, cumplirā cien años el próximo 29 de marzo y sus alumnos e hijos del fūtbol hemos preparado una celebraciōn, para reconocer su grandeza como entrenado y como humanista. Un evento que nos parece de lo mās acertado para este trasandino, cuyo señorīo caballeresco es legendario en el deporte nacional y aūn mās allā, pues ha sido la cumbre en la enseñanza del fūtbol, un maestro que jamās escatimō la esencia de su talento y su calidad humana para prodigarlo a manos llenas entre sus discīpulos.
Es que sus dimensiones como sabio del fūtbol y como persona rebasan por mucho las medidas reglamentarias de una cancha y esas otras medidas que a veces atan la amistad desde el punto de vista del interes y del dinero y que en ēl parecen no existir.
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Por eso, quienes lo conocen de inmediato se convierten en sus admiradores, pues desde ese momento la palabra entrenador adquiere dimensiones inēditas que van mās allā de las fronteras normales.
Hablar de don Hernān Carrasco es reconocer que la verdad sin concesiones, la lealtad y el trabajo sin pausas son armas de éxito en la vida como lo demuestran sus mūltiples laureles conquistados y el reconocimiento que a cada paso se le brinda. Vino al paīs para dirigir a la Selecciōn Nacional que participō en el II NORCECA en Guatemala y de inmediato demostrō su talento y bonhomīa pues exigiō decensia y respeto, elevō el autoestima del jugador y depurō su socializaciōn.
Los convivios, las concentraciones, los eventos culturales, los viajes y hospedajes en condiciones decorosas, las becas de estudio, una casa club, fueron parte de sus exigencias por lo que muchos lo tildaron de iluso y superfluo.
Por eso, viendo el fūtbol en una perspectiva culturas, este hombre consiguiō con sus enseñanzas una transculturizaciōn para un antes y un despuēs. Asī fue el gestor de la “Orquesta Alba”, los “Mustangs Azules” y dirigiō otros equipos, fundador de la Asociaciōn de Entrenadores de Fūtbol, AEFES; maestro pionero de la Escuela Superior de Educaciōn Fīsica, dirigiō a la Selecciōn Nacional en Mēxico 70 y conquistō muchos campeonatos.
Pero su mayor aporte ha sido haber formado numerosas generaciones de salvadoreños llevando como material didāctico una pelota, de manera que la semilla de su enseñanza cundiō y se tornō cosecha.
Ahora se encuentra en el retiro, con los achaques de la edad, pero cuando se cita a los grandes educadores que nos vinieron de afuera, yo no dejo de pensar en mi maestro.
Y con motivo de su arribo a los cien años, le envīo un saludo y una felicitaciōn, porque siempre lo he sentido como alguien cercano, como el padre que hubiera querido tener y que lamentablemente perdī cuando era niño.