Casi sin pausa en su continuidad, los acontecimientos sucedidos en el fútbol salvadoreño durante la última semana fueron más que intensos y cambiantes, como pocas veces en la historia. Con el fantasma de la suspensión rondando en todo momento como una pesadilla, hubo de todo.
El nombramiento de una Comisión Normalizadora del Indes encabezada por un argentino y un español, una dura carta de la FIFA amenazando con -lo que todos sabíamos- si no se retiraba esta comisión. El encuentro de todas las estructuras del fútbol (excepto la llamativa ausencia de la Segunda División, luego dividida), el posterior retiro de la Comisión después de un día ¿de trabajo? con la palabra.
El periodismo sentó postura en el caso Fesfut y la Comisión Normalizadora
En el medio, comunicados, conferencias, cruces de acusaciones, todo tras la injerencia del TDEA, una sigla que apareció como por arte de magia en el mapa del deporte salvadoreño (Tribunal de Disciplina, Ética y Apelaciones del Deporte) que suspendió (vía medida cautelar) al Comité Ejecutivo de la Fesfut.
La realidad es que pocos, muy pocos, estaban -estamos- conformes sobre como se manejaba el fútbol salvadoreño desde sus más altas esferas. La posibilidad de Hugo Carrillo de rereelegirse era la más negativa de todas las chances, sin dudas. Pero el costo de una injerencia que determine una suspensión del fútbol salvadoreño es un precio que el ya castigado balompié nacional no debería pagar.
Nada bueno trae una suspensión de FIFA y quedarse afuera del mundo del fútbol. Los ejemplos de los países sancionados, así lo marcan. La palabra hoy, la tiene FIFA.