Todas estas variables están sucediendo en el fútbol salvadoreño a consecuencia de haber perdido la formalidad, el orden y la responsabilidad en cómo debe conducirse cualquier empresa que aspire a lograr objetivos, que para ello se necesitan proyectos a corto, mediano y largo plazo, nada de eso ha pasado en la estructura futbolística salvadoreña en los últimos 20-30 años.
Hemos tenido una dirigencia técnico/administrativa que se ha arrimado solo a ver que logran, sin dar nada a cambio, han profesado el arribismo con tal de figurar incluso con objetivos políticos que como bien sabemos, no caben en el ámbito deportivo, unos personajes que no revisaron para nada su identidad para poder aportar al desarrollo de nuestro fútbol ni en lo ideológico ni en la práctica, falta de idoneidad, caracteres básicos para echar andar cualquier actividad del ser humano que busca tener éxito.
Han distorsionado todo, sin capacidad para reconocer cual es el verdadero significado que proyecta cualquier actividad deportiva, principalmente el fútbol, que mueve masas en el ámbito social y cultural en todo el mundo, han priorizado buscar la comodidad y bienestar económico que genera estar dentro de las estructuras, sin tener la condición que se requiere.
En cuanto a la Comisión Regularizadora de la FESFUT, que es el último capítulo de esta serie, que fue creada por FIFA el 28 de julio del 2022 con el principal objetivo de sanear todo este desorden, vemos con preocupación que ha pasado un año y medio y dicha comisión no ha sido capaz de cumplir a FIFA lo encomendado que consistía en:
1- Auditoría exhaustiva de los registros de la FESFUT
2- No han creado un nuevo estatuto en conformidad con los lineamientos establecidos en los estatutos de FIFA y CONCACAF
3- No han establecido condiciones para la celebración de elecciones para conformar un nuevo directorio de la FESFUT
Así también (por el contrario) en un año de conducción de la comisión observamos gruesos errores (fallos) que nos alejan de ir por la vía correcta como son:
1- Estampida mortal del estadio Cuscatlán
2- Declarar nulo el torneo Clausura sin un análisis adecuado con las consiguientes pérdidas económicas que se generó
3- Decidir con la debida conveniencia, la participación de equipos salvadoreños en la Copa Centroamericana 2023 en el cual fueron exhibidos y eliminados en primera instancia sin canchas adecuadas y mala preparación, solo por participar y algún colchón económico
4- Fracaso en la Copa Oro 2023 sin discusión alguna
5- No se observa una verdadera planificación en el desempeño de la Selección Nacional y así podemos enumerar muchas más incongruencias que hacen pensar el encabezamiento de este artículo.
No hay que equivocarse señores, la FIFA no ha felicitado a nadie, ni dice que ya aprendieron del fútbol como pretenden hacernos ver, nada más extiende el contrato porque no se han hecho los deberes y no somos un peso pesado que haga peligrar las estructuras del fútbol mundial, vaya usted a saber qué argumentos dieron a FIFA para extender este contrato, más parece que es a propósito no cumplir con lo encomendado porque como se dice al principio, la comodidad y el bienestar económico prevalecen al interés de un país en donde no vemos ni una que lleve alegría y satisfacción de la conducción del fútbol salvadoreño.
Con la separación del señor Hugo Pérez no se resuelve nada, por el contrario se oculta el verdadero problema en la estructura de nuestro fútbol y seguimos perdiendo tiempo valioso sin ponernos a trabajar de verdad. Así las cosas, ¡Chau, World Cup 2026!
En síntesis, no se ve que haya nada que celebrar, hoy día hemos sido superados por Nicaragua que históricamente no cuenta con un arraigo futbolero, pero es la realidad señores, seamos honestos y no vaya ser que dilaten un año más sin cumplir lo encomendado por FIFA.