Águila jugará su partido trascendental del año en dos días en el Estadio Cuscatlán. Intentar remontar el miércoles al Motagua de Honduras un 0-2 complicado pero lejos de imposible es la opción para meterse en la Copa de Campeones de Concacaf, un torneo que ha sido esquivo para los equipos salvadoreños desde 2020, a excepción del Alianza. Y será el regreso del Águila a codearse con los mejores del área.
Alianza participó de esta competición en marzo del año pasado, cuando quedó eliminado por el Philadelphia Union en octavos, con un empate en casa y una dolorosa goleada en el Norte. Antes, se había dado aquella increíble llave de 2020 contra Tigres UANL al que tuvo al borde del nocaut histórico pero el equipo azteca logró dar vuelta la eliminación en el último minuto con el recordado cabezazo del Patón Guzmán, el portero argentino.
Águila cedió y se quedó mordido ante Platense
Hoy es el tiempo para que Águila haga su camino y escriba su propia historia. Tiene todo para revertirlo. Es cierto que no tuvo un buen juego en la ida y que Motagua lo superó con creces. Pero no es menos cierto que este equipo ha dado muestras de carácter en la Copa Centroamericana, de la que fue el segundo mejor de la fase regular detrás del poderoso Alajuelense, y donde demostró su valía, por ejemplo, ganándole a Olimpia con claridad y goleando de visita al Independiente de Panamá. Tiene equipo e individualidades para dar vuelta la ecuación.
Además de meterse en el torneo más importante del área, que otra vez presenta marcada ventaja para los equipos del Norte. Canadá, por ejemplo, tiene 3 cupos para sus equipos y en toda Centroamérica, hay lugar para solo 6 en ese torneo.
Gracias Montagliani, canadiense y pope de la Concacaf. También estará en juego un lindo premio si logra pasar la serie ante Motagua. Si clasifica a Concachampions, Águila embolsará 80 mil dólares, cifra nada despreciable en el alicaído y casi raquítico fútbol salvadoreño.
No será el Barraza, pero el Cusca el miércoles debería sonar como en las mejores noches migueleñas.