A un año de la tragedia en el estadio Cuscatlán, desde este rincón el más sentido homenaje a la memoria de las nueve víctimas. Algo queda claro: para que nunca más sucedan hechos como el de aquel fatídico 20 de mayo de 2023, todos deben aportar su grano de arena: organizadores, autoridades, afición.
En estos tres juegos de semifinales jugados en Metapán, Santa Rosa de Lima y Santa Ana también se demostró que el fútbol salvadoreño tiene un público que responde en grande y se corroboró que los escenarios quedan pequeños en este tipo de definiciones. Con estadios colmados como pocas veces se vio, sobre todo en las dos primeras ciudades mencionadas, unas taquillas récord y un ambiente acorde a lo que se pide en la Primera División, se vivieron jornadas intensas y a puro fútbol como hacía tiempo no se veía en el país. El horario nocturno también es la clave para que la gente diga presente y evitar el calor que suele espantar a la gente de las tribunas. Vale decir también que el fantasma de la sobreventa de localidades sobrevoló por los estadios y será un tema a investigar por las autoridades, que lo deberán tomar con la seriedad que corresponde y no escatimar medidas.
También hay que resaltar que el comportamiento del público, en general, fue ejemplar en estas tres semifinales, resta el duelo cumbre en el Cuscatlán. En ese sentido es válido hoy el aplauso para las aficiones en el aniversario más triste del fútbol. Y que la fiesta no se empañe. Nunca más.