Vitória, que este año volverá a competir en la segunda división de Brasil, anunció como nuevo patrocinador a la plataforma de prostitución "Fatal Model", que exhibirá en el uniforme hasta el final de la presente temporada.
El presidente del Vitória, Fábio Mota, explicó a los periodistas que el club pasa por "dificultades financieras" y que "Fatal Model" pagó un valor récord por aparecer en las mangas de la camiseta del equipo, aunque no ofreció las cifras del negocio.
"Estamos muy contentos de contar con un patrocinador de nivel nacional, que escogió el Vitória para ser el club de Brasil patrocinado por esta plataforma. Es motivo de orgullo", declaró el dirigente.
O Fatal Model agora é o maior patrocinador de mangas da história do Esporte Clube Vitória! No dia 10 de fevereiro a porta-voz do site, Nina Sag, se fez presente no Barradão para dar início a essa parceria inédita! pic.twitter.com/mka63P9kaS
— EC Vitória (@ECVitoria) February 10, 2023
En un comunicado, el conjunto de la ciudad de Salvador indicó que el acuerdo con "Fatal Model", válido para toda la temporada de 2023, "marca un momento histórico para el fútbol brasileño".
"Con el objetivo de derribar tabús relacionados a los acompañantes (sexuales), el club y la empresa afirman, con esta alianza, su pleno apoyo a la construcción de estos valores, articulando la conciencia de la sociedad", añadió la nota.
Creada en 2016, "Fatal Model" se define como "la mayor plataforma de publicidad para acompañantes (sexuales) más grande de Brasil" y, según el Vitória, "registra mensualmente una media de 20,9 millones de usuarios y 504 millones de visitas".
En su página web, dice que "es una alternativa segura para acompañantes y profesionales del sexo que quieren dejar de atender en las calles, discotecas o casas de masaje, ante el riesgo de violencia al que están expuestos".
La prostitución no está reglamentada en Brasil, pero es reconocida como una ocupación por el Ministerio de Trabajo desde 2002, estando restringida a personas mayores de 18 años.
Ejercerla no es un delito, a diferencia del proxenetismo, que está castigado con cárcel.