El grupo terrorista Daesh, que ha reivindicado la autoría de sangrientos atentados en los últimos meses, ha hecho del deporte un elemento clave de su guerra propagandística, a unos meses de la Eurocopa de Alemania y de los Juegos de París-2024.
Lucas Webber, especialista en yihadismo y cofundador del sitio especializado Militant Wire, descodifica para la AFP las estrategias de comunicación del Daesh y de su filial en Afganistán, el Daesh en Jorasán (Daesh-K), que actualmente es la rama más capacitada para organizar grandes atentados en el extranjero.
Fue este grupo el que amenazó directamente con atentados en los estadios donde se celebraron, el martes y miércoles, los partidos de ida de los cuartos de final de la UEFA Champions League.
Pese a que no se registraron incidentes de importancia ni en Madrid, ni en París, ni en Londres (las tres ciudades donde se celebraron los encuentros), el analista estadounidense considera que la amenaza persiste.
"Verdadero desafío"
Tras los últimos grandes atentados en Irán (90 muertos en enero) y Moscú (144 en marzo) y la guerra de Israel contra Hamás en Gaza, el Daesh "ha utilizado esta atención mediática mundial para reorientar a sus seguidores, sus operaciones exteriores y sus incitaciones a la violencia contra Occidente, en particular Europa y sus eventos deportivos, como los partidos de fútbol en los mayores estadios europeos y los próximos Juegos Olímpicos", asegura Webber.
"El Daesh-K se ha impuesto como un nuevo polo, junto al Daesh en Siria, para la incitación a la violencia y las operaciones en el exterior. (El martes) Publicaron una imagen amenazante de un ataque con dron. Puede que quieran atentar contra eventos deportivos o quizás quieren concentrar la atención de los servicios de seguridad e inteligencia en los estadios para atacar otro tipo de objetivos, como lugares de culto, centros comerciales o edificios gubernamentales", añade.
"Es un verdadero desafío para los servicios de seguridad europeos", insiste el especialista.
En concreto, el objetivo del Daesh-K es, según Webber, "sobrecargar a los servicios de inteligencia y de seguridad y provocar miedo".
"El Daesh-K estudió cómo el Daesh, en el momento más fuerte del califato (2014-2019), llevaba su guerra propagandística: su dimensión internacional, su manera de incitar a la violencia y cómo capitalizar la guerra informativa. El Daesh-K aprendió la lección", apunta.
Para Webber, los atentados recientes en Irán, Turquía o Moscú "forman parte de una serie en curso".
"Es probable que células del Daesh-K estén establecidas en Europa y preparen atentados", concluye.