Ni Mourinho, invicto en finales europeas, ni Paulo Dybala, autor del gol romano, pudieron acabar con el idilio del Sevilla en la Europa League, título que el club hispalense conquistó por 7ª ocasión en su historia (un récord) al ganar 4-1 en los penales a la Roma (1-1 al término del tiempo reglamentado).
En el Puskas Arena de Budapest, el argentino Dybala, que fue titular este miércoles pese a que Mourinho aseguró en la víspera que solo estaba para jugar "20 o 30 minutos", adelantó a los italianos en la primera parte (34), pero el defensa Gianluca Mancini anotó en contra (55) el tanto del empate y completó su desacertada actuación fallando uno de los penales de la tanda decisiva que dio el título al Sevilla. El otro error desde los once metros fue del brasileño Roger Ibáñez.
Hubo heridos previo a la final de Europa League
La afición sevillista mostró antes del partido una enorme pancarta con la imagen de un emperador romano con el pulgar hacia abajo y el mensaje 'Imperium nostrum' ('Nuestro Imperio'), dejando claro a los italianos quién manda en un torneo con el que mantiene un idilio desde hace dos décadas que no parece tener fin.
Y la copa quiso corresponder al Sevilla por ese deseo de ganarla, incluso en una temporada como ésta, en la que hasta la llegada de José Luis Mendilibar al banquillo a finales de marzo, el equipo luchaba por mantenerse en Primera División.
Ni siquiera José Mourinho, hasta ahora invencible en finales continentales, pudo evitar el triunfo de un Sevilla que cada vez que alcanza una final es para levantar el trofeo. El plan del portugués pareció tener su efecto al inicio del partido, ya que el Sevilla no despertó hasta que Dybala abrió el marcador con un disparo cruzado (34).
El Sevilla reaccionó al tanto romano y cerca estuvo de lograr el empate antes del descanso, con un par de cabezazos de En-Nesyri (38) y Fernando (43) y, sobre todo, un disparo lejano de Rakitic que escupió el palo (45+6).
Mendilibar también trató de cambiar la dinámica de la primera parte con la entrada en la cancha de Suso y Erik Lamela (los autores de la remontada contra la Juventus en semifinales), por Óliver Torres y Bryan Gil, desaparecidos en muchos momentos del primer periodo.
Y los cambios surtieron efecto de inmediato. El Sevilla se hizo dueño absoluto del balón y creó peligro sobre el arco romano hasta que Navas centró desde la derecha y Mancini, intentando evitar el remate de En-Nesyri, envió la pelota al fondo de su propia portería (55).
A la Roma se le acabó la pólvora cuando Dybala se retiró exhausto (67), aunque tuvo un par de ocasiones para haberse vuelto a poner por delante (66 y 83). El Sevilla quiso evitar la prórroga, primero con un cabezazo alto de En-Nesyri (90+2) y después con sendos remates de Suso y Fernando, el primero atajado por Rui Patricio y el segundo, en el rechace, que no encontró puerta (90+6).
La prórroga, en la que apenas se jugó y ninguno de los dos equipos arriesgó, no resolvió nada, por lo que el campeón de decidió en los penales a favor del Sevilla, como ya ocurrió en 2007 (contra el Espanyol) y en 2014 (frente al Benfica). El penal del título lo cobró el argentino Gonzalo Montiel, en la misma circunstancia que Argentina se coronó campeona mundial.
Tras una temporada muy complicada, en la que en los dos primeros tercios tuvo que luchar en la parte baja de la clasificación de LaLiga, el Sevilla no solo sigue ganando prestigio con otro título de la Europa League, sino que logra billete para jugar la Liga de Campeones el próximo curso y además, será cabeza de grupo.