Sevilla y AS Roma se miden hoy en la final de la Liga Europa con el objetivo de alcanzar la gloria en Budapest, donde un renacido equipo español, en su mejor momento tras una pésima temporada en LaLiga, buscará su séptimo título en el torneo del que es el “rey” ante un conjunto italiano que, de nuevo de la mano de José Mourinho, espera repetir la hazaña del pasado año, cuando conquistó la primera Liga Conferencia.
Los sevillistas, tras una campaña desastrosa en LaLiga, en la que estuvieron casi todo el curso en la pelea por evitar el descenso a Segunda, han resucitado desde la llegada hace dos meses de José Luis Mendilibar a su banquillo y ahora confían en repetir sus éxitos en la segunda competición continental, a orillas del Danubio, en la capital húngara.
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El Sevilla, undécimo en Liga tras perder el sábado contra el Real Madrid (1-2) en un tramo final liguero en el que ha echado mano de rotaciones masivas para dosificar los esfuerzos de la plantilla con miras a esta final de Budapest, es un clásico en su competición fetiche y en esta ocasión persigue el que sería su séptimo título, que llevaría aparejado el premio de la clasificación para la Liga de Campeones, algo crucial para su futuro deportivo y económico.
Mendilibar dispone de su equipo de gala casi al completo, ya que tiene la baja notable por sanción del lateral zurdo Marcos Acuña, a quien lo sustituirá el brasileño Alex Telles.
Con casi 13,000 sevillistas en las gradas del Puskas Arena, se prevé que el meta marroquí Bono seguirá de titular en Europa, con Jesús Navas, el francés Badé, el serbio Gudelj y Telles en la zaga, el brasileño Fernando y el croata Rakitic en la media, junto con Óliver Torres o bien Suso, éste con menos opciones, y un tridente ofensivo formado por el argentino Ocampos, el marroquí En-Nesyri y el joven Bryan Gil.
En la parte romana, el éxito europeo de la temporada pasada en la Liga Conferencia sirve ahora para mantener vivo su sueño de ganar la Liga Europa y volver a jugar la Champions. Todo tras una temporada que, como la del Sevilla, ha tenido luces y sombras, pero en la que la competición continental ha sido el refugio a casi todos los males.
Y es que la Roma, a principios de temporada, era uno de los equipos a tener en cuenta en la lucha por los cuatro primeros puestos, pero los malos resultados en la fase final de la competición, mermado también por las numerosas lesiones, la alejaron del objetivo ambicioso.
En Europa, sin embargo, el combinado romano ha dado una versión mejorada de sí mismo, siempre apoyado en su baluarte principal, un Paulo Dybala que será duda hoy hasta última hora.
Los italianos solo han levantado dos títulos continentales: la ya extinta Copa de Ferias, allá por 1961, hace 62 años; y la pasada “Conference”. En 1991, la “Loba” perdió una final de la Copa de la UEFA contra el Inter de Milán. Antes, en 1984, fue ante el Liverpool, en penaltis, en Copa de Europa.
Ahora, tan solo un año después de levantar el segundo título europeo de su historia, la Roma quiere elevar el reto y, con la incógnita de Dybala y con toda la plantilla disponible, intentará ganar al Sevilla en su competición predilecta, y volver a la primera fila en Europa.