Escritor, poeta y periodista, William Alfaro empezó a saldar una vieja deuda de entrelazar sus pasiones y publicó "Magia", el primero de sus poemarios de fútbol.
-¿Cómo surge el poemario?
-Se juntan tres pasiones. El conocimiento del fútbol que tengo viene del periodismo, la formación periodística y de haber trabajado tanto tiempo en esto. Se suma, claro, a la poesía y el fútbol.
"Mágico" inundó las redes en el "Día del mago"
-¿Es así?, ¿empezaste a saldar tu deuda?
-Siempre me había quedado con esa pequeña deuda o esa espinita de poder escribir poemas al fútbol salvadoreño y con este libro se ha conseguido.
-¿De qué trata Magia?
-Es una compilación de poemas y memorias que vienen desde mi infancia y como yo he visto y he vivido el fútbol salvadoreño. Desde la trágica noche en Elche en 1982, conversaciones, situaciones, pláticas con personas en Cádiz, ciudad que tuve la posibilidad de conocer y saber un poco más, y que me hicieron enamorar mucho más de la historia del Mágico.
Yo he sido un afortunado porque tuve la oportunidad de hablar y vivir con gente de fútbol como William Chachagua, a quien conocí desde joven. Luego, haber tenido conversaciones con personas como Mandingo Rivas, entrevistar a gente como Eduardo Galeano. Y quedaron siempre como esas pequeñas cosas. Y pensar: en qué momento podía escribir algo. De hecho tenía listos algunos relatos cortos, cuentos, pero siempre era aquello de la poesía, siempre la poesía.
-¿Te marcó esa plática con Galeano, una maestro para muchos de nosotros?
-Claro. En 2005, Galeano cuenta que él escribió el “Fútbol a sol y sombra” para tratar de que las personas que sospechaban de los libros, se acercaran a los libros a través del fútbol; y al revés, que aquellos que sospechaban del fútbol, se acerquen al fútbol a través del libro. Lo otro, es el fenómeno de la poesía, siempre se subraya que es un arte bastante sublime, aquí y allá…. Que la poesía no puede hablar de otros temas que no sean populares , es totalmente falso.
-¿Por qué?
-Las notas de fútbol están siempre compuestas de enorme cantidad de metáforas, de mucha poesía, todo estos años de formación periodística me dijeron “eso es una metáfora, eso es un poema”. Y así fue como nació este libro, que no es tan nuevo, fue terminado hace tres cuatro años. Con la editorial estuvimos dándole vuelta para publicarlo, me dio tiempo para hablar con Fernando Palomo y con Gerardo Muyshondt, quien tiene una pluma exquisita. Y me dio tiempo para poner dos poemas más, uno dedicado a Maradona y otro al último Mundial.
-¿El Mágico es la gran fuente de inspiración de Magia?
-El más grande. Él es fuente de inspiración de muchos de estos poemas. No se puede hablar de fútbol salvadoreño si no habla de Mágico González. Es el mismo caso de la poesía salvadoreño, de la que no podríamos hablar, si no llegáramos en Roque Dalton; o hablar de este país o de la salvadoreñidad si no habláramos de San Romero.
-Cuando le entregaste el libro al Mágico, ¿qué te dijo?
-Solo se quedó sorprendido y dijo “muchísimas gracias”. Me preguntó por el poeta Alfonso Kijadurías.
-Existe poca literatura del fútbol salvadoreño, los tomos de Corazón Futbolero de Meme Cañadas y pocos más…
-Lo de Meme es un enorme trabajo porque es una compilación histórica, la intimidad que él ha tenido por vivirlo de adentro y el talento que tiene como periodista. A nivel de fútbol creo que si tenemos una deuda los que nos dedicamos al tema de la literatura, pero se han hecho cosas. Geovani Galeas hizo una pieza teatral que tenía que ver con el Mágico y Pedro Valle, poeta chalateco, escribió un poemario de fútbol.
-El fútbol salvadoreño siempre es fuente de temas.
-Si. Es otro de los puntos de referencia. La historia de El Salvador siempre estuvo marcada por los altibajos, por un país muy sufrido, que le ha tocado atravesar situaciones enormemente difíciles y el fútbol es igual. Al final de cuentas es casi un reflejo de esta realidad. No nos ha pasado, como algunos países que han tenido la posibilidad de superar fases en Copas del Mundo, alegrías y nosotros no. La selección también muestra ese paradigma del salvadoreño que sufre, que todo nos cuesta.
Para poder sonreír, tenemos que pasar por una tormenta y una vez pasada, podemos empezar a respirar. El fútbol salvadoreño siempre ha tenido esa relación con nosotros, tanto así que quienes nos dedicamos al periodismo deportivo sabemos lo que va a costar que este fútbol vuelva a competir en grande.
-Hablaste de la noche trágica de Elche, ¿todavía duele el 10-1?
-Si, y duele también por las historias. Y aquí es una mezcla entre poesía y pasajes de conversaciones con los protagonistas, Mandingo Rivas, Guevara Mora, conocer sus historias difíciles; en algún momento escribía los poemas y se me enchinaba la piel. Porque el fútbol es esto, pasión, sentimiento, emociones, hemos llorado, hemos sufrido. Y es volver a eso. Además, son pasajes bien rápidos, pinceladas, queda como una jugada. Y hay momentos en los que hay muchos abrazos de gol.
-Hay mucho por escribir aún del fútbol salvadoreño…
-Me decía el editor Carlos Clará, este libro va a dar para más, porque vos le vas a ir agregando, sumando… Está lo de Messi, también fue un pasaje poético, gente que me dijo “yo pensé que iba a morir y no lo iba a ver jugar en vivo”. Lo que pasó el 20 de mayo (tragedia del Cuscatlán) es otra de las cosas que no debemos olvidar.