La semana pasó con las desgarradoras imágenes de los sepelios de los aficionados albos fallecidos en la tragedia del Cuscatalán, muchos de ellos con acompañamiento de jugadores y cuerpo técnico. El luto unió, no solo a la familia de Alianza, sino al fútbol salvadoreño en su conjunto y al deporte en general.
Las investigaciones determinaron las detenciones de dirigentes de Alianza y Edessa. Dónde está la responsabilidad de la seguridad y las fuerzas del orden y aficionados, también será tarea a determinar por los investigadores. En ese sentido, una exhaustiva investigación de los periodistas Gerson Nájera y Victoria Delgado para la revista Factum dio como resultado que apenas hubo cinco agentes en Sol General cuando en partidos similares anteriores habían sido designados 35. El documento de la reunión previa al partido donde se planeó la seguridad del evento está en propiedad de la Fiscalía. Faltan muchas respuestas todavía para intentar entender que fue lo que pasó.
La suspensión del torneo y las críticas recibidas por parte de los futbolistas -cuánto más fuerte sería su voz con un sindicato mejor construido y más representativo- puso en tela de juicio la decisión y mostró la realidad que va más allá de la tragedia. El famoso invento salvadoreño de que “cobran mientras juegan”, deja a los jugadores de fútbol desprotegidos y sin salarios durante varios meses al año . Y así y todo, las deudas continúan, como en los casos ya públicos de Firpo y Marte.
Una tragedia que no se debe olvidar ni tapar. También nosotros, periodistas y medios, seremos responsables si eso llegara a suceder.