Con comodidad, sin forzar en exceso a sus finalistas de Champions y con un Neymar que finalmente jugó, fue el corazón del ataque y anotó un doblete, Brasil se impuso este jueves con comodidad por 1-5 a una Corea del Sur que pareció acusar los dos años que ha estado sin enfrentarse a rivales de peso por culpa de la pandemia.
El partido arrancó con el guion que se le suponía de inicio, con una Brasil que salió a divertirse a partir del dominio el cuero y los surcoreanos agazapados a la espera de poder lanzar a sus extremos en busca de los espacios a la espalda de la zaga latinoamericana.
El primer gol llegó cuando los surcoreanos estaban más pendientes de las marcas al hombre sobre Neymar, Richarlison o Paquetá y dejaron que Alex Sandro habilitara cómodamente a Fred y el balón entró tras una carambola en la que intervinieron Richarlison, que se apuntó el tanto.
Pero casi de la nada llegó a la media hora el gol surcoreano después de que Hwang Ui-jo controlara de espaldas dentro del área y, ayudado por una mala cobertura de Thiago Salva, lograra girarse y marcar de disparo cruzado.
A Brasil, que no esperaba el empate dada la escasa producción surcoreana, le bastó meter media marcha más para volver a adelantarse y casi marcar el tercero antes del descanso. Comenzó Neymar la remontada de penalti.
Todo fue un calco tras la reanudación; Paquetá perdonó otra vez tras un exquisito pase de Neymar y en la siguiente jugada, de nuevo con el del PSG como director de orquesta, el VAR detectó otro penalti de Kim Young-gwon sobre Alex Sandro.
Tras realizar el mismo amagó desde los once metros, Neymar batió otra vez a Kim por el flanco derecho con toda la calma del mundo.
La dinámica del resto de la segunda parte no deparó sorpresas y Brasil sentenció la goleada con los tantos de Phillipe Coutinho de Gabriel Jesus.